Compañeros de Asesinato [TERMINADA]

Epílogo "A su lado"

Karma se quedó estático, ¿Qué debería hacer? ¿Responder? ¿Acaso estaba soñando? 

- K-Karma... - volvió a susurrar el peliceleste con cada vez menos energías

- No digas nada... La ayuda viene en camino, tan solo espera - dijo el pelirrojo apresurado

El chico negó con la cabeza 

- Sé que estas bien, y eso... - pauso para tener un poco de aire - Es lo que me hace feliz - prosiguió con una pequeña sonrisa - Nada me garantiza que sobreviva como la última vez - confesó con cierto pesar, y con todas sus fuerzas, llevo su mano a la mejilla empapada del pelirrojo

- Nagisa... - susurro Karma con el corazón destrozado  

- No llores... - pidió el pequeño, los demás lloraban sin consuelo, Rinka y Chiba entraron al no recibir órdenes, y no tardaron en cubrir con sus manos sus labios para no dejar escapar algún sollozo

- Nagisa... Somos demonios, podemos... - el chico fue callado por Nagisa

- Yo... Yo nunca fui... El demonio de tu corazón ¿O si? - pregunto inocentemente el peliceleste

- ¡Por supuesto que lo eras, lo eres... Y siempre lo serás! - grito Karma con un nudo en la garganta, Nagisa se limitó a sonreír

- Si en verdad lo soy... Entonces viviré - dijo el chico, la ambulancia resonó en el lugar y los para médicos entraron al edificio, con sumo cuidado llevaron a Nagisa al hospital, fue una operación bastante difícil, habían dicho, pero... Nagisa sobrevivió, o al menos por ahora, no saben cuanto tiempo podría vivir... Ya sea años, meses, semanas, días o incluso algunas horas

Karma fue el primero en entrar a la habitación, encontrándose con un Nagisa sentado en la cama y observando el extraño paisaje de flores y campo que se hallaba fuera de su ventana

- Karma... - susurro el más pequeño llamando la atención del nombrado -Gracias - agrego mirando al de orbes mercurio - Me diste lo que Irina Onee-sama deseaba mostrarme - 

- Nagisa... - susurro Karma observando la imagen de Nagisa sonriéndole, puesto que puede ser que no la vuelva a ver

- Irina Onee-sama tenía razón - confesó con su sonrisa - El amor puede ser algo verdaderamente maravilloso, con sólo pensar en una vida junto a ti, sonrió, es algo inevitable - susurro con su mirada llena de felicidad, lo que destrozo más al pelirrojo

- Nagisa... No quiero escucharte - confesó el contrario ocultando su mirada

- Karma, quiero que me prometas algo, ¿Vale? - pregunto con esa sonrisa, llena de cariño, de felicidad, de algo inexistente en su vida, de amor.

- Cualquier cosa - respondió el pelirrojo, negándose a subir la mirada

- Si ya no me encuentro aquí, quiero que seas feliz - susurro el pequeño, sonriendo en el exterior, llorando a gritos en su mente.