(Final original) "Te amo, mi compañero"

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Koro se encontraba en aquella sala, recostado en el regazo del cuerpo inerte de cierto peliceleste, estaba llorando, la única persona que le quedaba en el mundo (exceptuando a Tadaomi) estaba en una cama blanca, sin moverse, con el rostro pálido y su cuerpo frío, justo como había visto alguna vez a su amada Aguri


- Koro - susurro Tadaomi mientras movía levemente el hombro del pelinegro


- Tenía sueños ... - dijo Koro mientras levantaba la mirada, y tomaba con fuerza la de Nagisa


- De seguro esta en un lugar mejor, junto a su hermana y Aguri - trató de convencer Koro, sabiendo que era inútil 


- No losé Tadaomi, ya no sé si podré soportar verte aquí - susurro con impotencia y miedo, Tadaomi solamente lo abrazo, más Koro no soltó la mano de Nagisa, las lágrimas seguían fluyendo por sus mejillas como torrentes de agua por los ríos 


Una camilla y varias enfermeras pasaron con rapidez por aquel pasillo, dejando ver a un pelirojo lleno de sangre y múltiples huesos rotos, e incluso podían observar como una de sus piernas no estaba en la posición correcta, o al menos, no se encontraba en alguna posición. Koro y Tadaomi no le prestaron mucha atención, después de todo era un hospital.


Pero Nagisa movió un poco su mano, la movió tan poco que Koro no pudo percibirlo. 


// En otro lugar //


- No quiero irme de tu lado... - susurro Karma con el corazón destrozado, aguantando las ganas de llorar que invadían su pecho - Estarás solo y... - fue silenciado por los labios del peliceleste a su lado


- No debes preocuparte - susurro Nagisa en su oído - Porque yo estaré bien, tengo amigos aquí, Irina Onesama, Aguri-sensei - comenzó a decir mientras una sonrisa afloraba sus labios con dulzura y delicadeza 


- ¿Y yo? - pregunto Karma, mientras las lágrimas retenidas comenzaban a descender suavemente por sus mejillas libremente


- Estarás bien, nunca te dejaré... - susurro mientras trataba de sonreír sin romper en llanto, alzó sus brazos en dirección a Karma, como si quisiese darle un profundo abrazo, uno que jamás olvidaría a pesar de la distancia de sus corazones. Fue hay cuando Karma comenzó a ver como alrededor de ellos era blanco, toda su totalidad era de un extremo color blanco, y Nagisa, su precioso niño de ojos azules, comenzaba a desaparecer en brillantes luces azules - Después de todo siempre, siempre seremos... Compañeros... - susurro y Karma fue corriendo con todas sus fuerzas hacía él, hacía ese pequeño ser que desaparecía a la deriva de sus recuerdos, pero fue demasiado tarde y cayo de rodillas abrazando la última esfera de luz que le pertenecía a Nagisa, la única cosa que le quedaba de él.


Se ahogo en un profundo llanto, el cual lentamente hacía que sus brazos colapsaran y cedieran a que la última esfera de luz saliese de sus brazos, elevándose a lo que parecía ser el cielo, Karma levanto su mirada mientras veía como esa pequeña esfera se iba a la lejanía, dejándolo solo con un fuerte dolor en su pecho. Cerró sus ojos por un momento, y en ese parpadeó observo claramente a su Nagisa, a su querido Nagisa que le decía con su suave voz:

Compañeros de Asesinato [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora