Horror en Arkham

14 2 0
                                        

Hanz experimentaba en su sótano, sin saber que el mundo lo buscaba, pero no se imaginaban que él no estaba interesado en ser encontrado.

Su sótano oscuro y ominoso estaba equipado de las más extravagantes pociones e instrumentos quirúrgicos demasiado modernos para la época, con los cuales realizaba intervenciones en cadáveres, que eran profanados cada noche por su amante.

Lilith, la primera mujer del mundo, era hoy su amante, aquella chica que se presentó bajo extrañas circunstancias. Ambos compartían los más oscuros secretos de la ciudad.

Aquella mujer, fuerte y hermosa, estaba enamorada del médico, y le había confiado la historia de su vida, y desde aquel entonces él trabajó cada día tratando de encontrar respuestas.

Los vampiros existían, Lilith era la última de su especie tras la reciente cacería de brujas que había convocado a todo el continente, dando con todos los vampiros que se habían mantenido ocultos desde los primeros días del mundo, acusados de ser hechiceros por la ignorancia de los pobladores.

Hanz quería mantener su legado, buscaba crear un ser perfecto como ella, y a la vez encontrar un brebaje para la vida eterna.

Los vampiros tenían una manera de convertir a otras personas, pero por alguna razón Lilith había perdido su habilidad, lo que la llevo a innumerables intentos fallidos, originando la muerte a cientos de ciudadanos de Arkham, incluido el padre de su amante. En su desesperación, optó por la experimentación.

Experimentar generó diversas aberraciones, desde hombres que volvían a la vida por segundos, hasta hombres que se deformaron completamente, muchos de ellos escaparon del recinto y se encontraban rondando a los pobladores.

Nunca se interesaron por buscar a sus ratas de laboratorio, simplemente continuaron, después de todo, nadie sospechaba las atrocidades que se llevaban a cabo en la mansión supuestamente abandonada.

El doctor no amaba a Lilith, él sólo la veía como un monstruo amaestrado y que su función era ser su sirvienta hasta que encontrase el modo de generar “vampiros” de manera artificial.

A pesar de esto, ella resultó embarazada, lo que la mantenía con un humor increíblemente diferente, profanaba más tumbas que nunca, y hasta creaba extrañas pociones para ayudar a su amante, quien al enterarse de la noticia no hizo nada más que continuar en lo de siempre.

La lealtad de Lilith no tenía límites, se sentía más humana que un monstruo, no quería volver a alimentarse de sangre humana durante su embarazo, pensaba que su bebé sería un humano.

Al sexto mes de embarazo cayó enferma, no se podía levantar de su cama, su bebé la estaba matando por dentro, al parecer no era un humano, pero por suerte su amante era un médico, quien tomaba constantes muestras de sangre, y le daba brebajes cuyo contenido era desconocido por la mujer. Pero ella siempre confió en él.

Al noveno mes llegaron los dolores de parto, pero Lilith ya no podía hablar, sólo emitía ruidos guturales, su belleza ya no estaba, su cabello estaba desteñido, sucio, y su cara manchada, reseca, no era la misma de antes. Su juventud y belleza habían desaparecido.

Hanz recurrió al parto que duró intensas horas, y al momento de recibir a su bebé se lo llevó, sin mirar a Lilith, luego volvió a la habitación con un brebaje y se lo dio a la mujer.

_ Eso es todo, lo siento, ya no me sirves.

La vampiresa cerró sus ojos para siempre luego de una dolorosa agonía, no pudo decir sus últimas palabras, jamás vio la cara de su hijo, y él tampoco la conoció, ahora era un desecho de investigación que ya no le servía a Hanz.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Feb 19, 2017 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Almas malditasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora