PACTO CON EL DIABLO PARTE I

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- Ya logré mi propósito, ya no tengo razones para vivir, mi venganza esta consumada... Mi alma te pertenece demonio de las tinieblas, tal como se acordó en nuestro trato.

- Es cierto Drago, por ello,  y desde este momento tu alma y cuerpo es mío.

¡Mátame entonces demonio! ¡Acaba con mi vida miserable! Exclamó Drago, abriendo los brazos y dejando caer de entre sus manos, el arma ensangrentada con la cual había arrancado la vida a sus víctimas.

Lo siento Drago, en todo este tiempo que te he observado, he descubierto que me puedes ser útil, así que te mantendré con vida en cuerpo y alma.

El hombre al escuchar esas palabras entró en un estado de desesperación, miró directamente a la sombra gaseosa y espeluznante, que debajo del árbol sombrío, le hablaba en medio de esta noche fosca y calurosa, lo miró enfurecido y exasperado le dijo:

-No me puedes hacer esto maldita sombra, tenemos un trato sellado con mi sangre... Debías matarme y apoderarte de mi alma por la eternidad, debías acabar con mi vida a cambio de tu ayuda, no puedes cambiar nuestro trato... ¡No puedes hacerlo..!

-Ya lo hice...Drago.

¡No tienes derecho de hacerlo!, gritó, mientras enfurecido sujetó el machete ensangrentado y atacó a la sombra nebulosa que se reía burlonamente del atacar humano.

-Es raro todo esto, pedazo de existencia, mientras otros recurren a mí para pedirme que los aleje de la muerte, que los cure de las enfermedades porque quieren seguir viviendo, tu maldices la posibilidad de seguir vivo; me atacas con el arma que te regalé, me atacas con ese machete intentando cortarme conforme cortaste a tus víctimas... ¡Eres un mal agradecido!, Se escuchó en con voz retumbante.

¡Solo quiero morir!, ¡Quiero que cumplas con nuestro acuerdo!, ¡Quiero que acabes con mi vida o lo haré yo mismo! Exclamó Drago, que ya había retrocedido dos pasos cayendo al piso sobre sus rodillas y con la mirada a las nubes cargadas de agua a causa de la lluvia que en breve se desprendería.

Escúchame bien, pedazo de barro con vida, tu sellaste nuestro acuerdo, leíste todas las clausulas que estaban escritas, y en una de ellas dice que si logras tu propósito con mi ayuda y alcanzas todo lo que te propones, entonces yo tengo el derecho de reclamar mi ganancia, y mi ganancia era tu cuerpo y alma, osea que tu ya eres de mi propiedad, y como tu destino es mío, yo he decidido que tu futuro es seguir vivo.

Drago, se quebró en llanto mientras una que otra gota de lluvia le acariciaba el rostro salpicado de sangre de otros cuerpos, cuerpos mutilados por sus propias manos en acciones pasadas, la lluvia y sus lágrimas le lavaban las manchas de su piel, pero no del alma:

¡¿Por qué?!- gritó,  ¡no es justo!, ¡maldito demonio, ese no era el trato!

-Por favor, deja de brindarme tantas alabanzas con tus blasfemias, tu dolor es mi alimento, además  Acaso no haz escuchado el dicho que dice : "con el diablo no se negocia, el diablo siempre gana por diablo", en este caso hemos ganado los dos, ¿por qué te quejas?

¡Maldito!, ¡maldito!,¡ Dios te va a castigar! Gritó con ironía.

Él ya me castigó, ahora yo te castigaré a ti por irrespetuoso y...

Antes que termines, yo mismo me quitaré la vida, haré que se cumpla nuestro negocio conforme habíamos acordado.

Drago puso el filo del machete pegado a su cuello, el filo le marcaba el cuello en la parte de la yugular,  y aún de rodillas, lo tomó por el mango con ambas manos y jaló fuertemente, sajándose el esternocleidomastoideo. Detrás de un grito de dolor, la sangre salió por todos lados, chispeando aquí y allá; la cabeza se inclinó a un costado y el cuerpo cayó de espaldas revoloteando sobre las pantorrillas. Los harapos que le cubren el cuerpo se van manchando de rojo vida, digo de rojo vida porque la sangre es la vida del cuerpo humano, la vida va manchando y humedeciendo el terreno de aquel campo desgraciado. Las fuerzas de ese cuerpo se agotan, los párpados de esa mirada sufrida no se quieren cerrar, las córneas, la iris y las pupilas se dilatan despidiéndose de aquello que alguna vez amaron.

La lluvia caía con mas intensidad y mojaba todo lo que estaba a su paso.

Yo aún puedo ver como el cuerpo tiembla y se desangra muriendo en medio de la lluvia bendita y de una campo alejado de la sociedad, el polen de las flores de este árbol se deslizan por los pétalos siempre blancos, el viento hace que el árbol se mueva al ritmo moribundo de una canción llamada destino y que sus armonías escritas en el pentagrama de la naturaleza dice:

"...En paz descansa Drago".

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