La hija ingresó al cuarto, con dos escopetas y un cuchillo.
La escopeta de doble cañón le dio a su padre Ezequiel, el puñal para su hermano, y la otra escopeta para ella.
Los tres personajes armados y listos para arrebatarle la vida a quien no la tenía, arrancarle la existencia a quién ya no la poseía.
-No intentes correr o sufrirás peor... No tienes escapatoria.
Ser mutilado y devorado por un canival, no era en sí la forma mas adecuada para morir, le aterraba la idea, pero era una buena solución a su penar.
-No huiré, mi deseo mas infinito es morir, así que solo guíame hasta donde esta ese monstruo come gente.
¡Pummm! Se escuchó un balazo al aire, pegada al grito: ¡Mi mamá no es un monstruo, vuelve a decirlo y te volaré la cabeza de un tiro!
-Créeme niña, que me des un tiro en la cabeza no me atemoriza, guarda tus amenazas para quien le tema a la muerte, estoy maldito y morir sería un regalo.
-¡Papá, déjame que lo descuartice, no soporto que siga vivo!, ¡quiero matarlo por burlarse de mamá, quiero hacerlo pedacitos, déjame que lo haga pedacitos, para mamá será mas fácil devorárselo... Hay que llevárselo en presas! Gritó ansioso el hermano.
-Diego, sabes perfectamente que no podemos hacerlo así, a tu mamá no le gusta de esa forma, ella quiero casarlos y luego beberse la sangre de sus víctimas para recién comerse hasta el último hueso. Cuando lo llevamos por pedazos, no lo come todo y lo que sobra se malogra, recuerda que no tenemos congeladora para guardar la carne.
Yo, que presenciaba todo aquello, tenía las ansias de saber en que terminaría este choque macabro; seguí sigilosamente cada acción que realizaban los personajes porque simplemente, no me lo iba a perder.
-¡Jajaja!, rió Drago, son una familia corrompida por la estupidez y la locura.
-¡Dices algo mas y te juro que estamparé tus sesos sobre la pared, y nada me importará! Gritó Alejandra, la hija.
-¡Hey niña! Ya te dije eso tampoco me matará, tienes que ser mas creativa.
-Avanza, y deja de hacerte el irónico con nosotros, veamos si después vas a tener esta misma actitud cuando estés empapado en tu propia sangre pidiendo ayuda.
Diego, el niño, se adelantó. Drago empezó a caminar siguiéndolo mientras que Ezequiel, con el cañón apuntándole pegada a la espalda de Drago, le narraba la forma en la que iba a morir.
Nos adentramos al bosque, que estaba como a treinta metros de la casa, caminamos unos escasos diez minutos.
Nuestro camino entre enredaderas desapareció, y muy por el contrario, se dibujó delante de nosotros el paisaje inverosímil creado por el castillo de ramas en el que vivía la bestia, la come gente, el caníbal, bueno, la madre de estos niños.
¡Puta madre! ¿Que es esto?
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PACTO CON EL DIABLO
HorrorUna historia basada en hechos reales que te dejará perplejo.