Siento asco. Repudio mi cuerpo, reniego mi ser. Aunque sea liberada de esta cárcel continuaré siendo sucia, una muñeca estropeada.
Siento arcadas que suben a mi garganta cuando el remueve su lengua de mi boca al mismo tiempo que el vacío llena mi entrepierna. Siento como su semilla podrida se desliza hacia mi trasero lentamente. Cierro con fuerza mis ojos para no llorar, sé que él se encuentra frente a mi observándome, estudiando mi reacción. Sé que me pegará, sé que me sofocará, sé que moriré un poco más. Espero el golpe que no llega; porque llega su mano a mi centro. Sus dedos recogen la vil vida que dejó allí para llevarla a mi boca. Me obliga a tragar, una y otra vez, mientras su respiración agitada entra a mis cabellos y su cuerpo se restrega contra el mío. Sin aviso mi boca es cubierta, su entrepierna llena de pelo y maloliente me sofoca, nuevas arcadas llegan.
Con un suspiro me indica al oído cuánto me ama, cuán satisfecho lo he dejado. Luego besa mi mejilla tiernamente y sale cerrando la puerta con todos los seguros. Rapidamente corro hacia un extremo de la habitación y devuelvo todo, devuelvo su semilla, devuelvo mi niñez, devuelvo mi inocencia. La poca luz que me quedaba sale de mi ser. Cierro los ojos fuertemente, no quiero que se escape esa poca luz. Pero las ventanas de mi alma ya no aguantan más. Mis párpados han perdido su fuerza y resolución. Poco a poco siento como mis parpados suben, parsimoniosamente, con la resignación de quien sabe lo ha perdido todo... con la intención de buscar oasis en el sufrimiento.
No puedo permitirlo, ¡me doy asco! No quiero morir, pero ya esta no soy yo. No sé quién soy, no sé mi edad, no sé cuánto tiempo he estado aquí. Quiero separarme de este cuerpo inmundo... así que dejo salir mi alma. Abro los ojos, todo es penumbra, siento como salgo poco a poco de mi cuerpo. Antes de perder control sobre él giro y observo la habitación. Continúa igual... pero hay un madero que llama mi atención. Un madero estillado, con un filo parecido al de una navaja. Camino hacia él, me llama, me mueve, y por primera vez en una eternidad siento como una sonrisa asoma a mi rostro.
Observo el pedazo de madera acercarse, lentamente, parsimoniosamente, metódicamente a mi ojo derecho. Lo siento en mi rostro, continúo mi camino. Siento como rasga mi mejilla, continúo mi camino. Siento como hace contacto con mi párpado y sonrío genuinamente. Contínuo mi camino. La presión en las ventanas de mi alma es bienvenida, como cerrando con seguro las mismas antes de acercarse un temporal, es ese sentido de seguridad el que me mueve. Siento como se desliza un liquido caliente sobre mi mejilla, siento el punzón en mi ventana derecha y continúo caminando. Quiero asegurarme de que esté cerrada. Me giro para sellar mi ser y siento auténtica felicidad por primera vez en mucho tiempo. Esa ventana ya no existe y en unos segundos la izquierda tampoco. La oscuridad absoluta es bienvenida. Llena mi ser de una luz de penumbra que me ayuda a ver con más claridad en la oscuridad.
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Solo cierra tus ojos
RandomUna historia pesada, oscura, torcida cargada de sentimientos y emociones sofocantes. Era un cuento super corto (micro relato, gracias @adularias por la clasificación) que dejaba muchas puertas abiertas, un teaser. El primero que subí porque estaba...