Demonios

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Hace tiempo que no me sentía tan féliz.  El poder liberador de dejar ir es impresionante.  Tanto tiempo pasé intentando proteger una luz que ya no existía, que se había transformado.  Total pérdida de tiempo.  Pero mi nueva luz es otra.

La solución estaba en aceptar la oscuridad, moverme con ella, hacerla mía, poseerla como me poseyeron a mí.  Hacer con ella lo que me plazca, ser una con ella.  Aceptar con los brazos abiertos los demonios que me han hecho compañía siempre.  No puedo parar de sonreír.  Ya no me encuentro sola.  Los demonios me hablan, me apoyan, me aceptan.  Entienden mi plan, sonríen conmigo.  Pasé tanto tiempo ignorando su llamado que siento debo cubrir el tiempo perdido.  Todo es tan fácil ahora, tan fácil.

Es hora de que él reciba lo que merece.  Es tiempo de retomar lo que me pertenece.  Segar las ventanas ha quitado las vendas de mis ojos, ahora puedo ver.  Puedo ver todas las oportunidades que tengo para hacerle pagar.  Puedo ver... puedo ver en la oscuridad.  Los demonios me rodean, sonríen, son color rojo sangre, están hechos de toda la sangre que perdí.  Sus voces, sus voces me llaman.  Sus voces me tientan.  Suenan como él.

La noche cubre todo, la oscuridad es absoluta.  Recuerdo de cuando me movía en oscuridad autoimpuesta que solo una tenue bombilla inundaba mi cárcel de sombras.  Él no puede ver en la oscuridad, así que esa luminaria es innecesaria.  La destruyo.  Lo escucho.  Él se acerca atraído por el sonido.  No sabe lo que le espera al abrir la puerta.  La sangre en mis manos arde, las estillas del puzón de madera me cortan, aprieto, aprieto para sentir.

Aguanto la respiración al oir los candados abrir.  La puerta cruje por última vez.

Solo cierra tus ojosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora