Aquellas cicatrices

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Siempre se preguntó por que su pareja siempre llevaba aquella bufanda, sabía que lo había tejido su hermana pero.... Lo llevaba tantas veces, tanto que parecía que abusaba de su imagen.

Un día cuando el ruso estaba durmiendo, el chino no dudo en quitarle la bufanda, dejando su desnudo cuello al descubierto, estaba lleno de cicatrices y moretones.

-Lo viste da

Al darse cuenta, el albino se despertó con unos afligidos ojos, mirándole seriamente.

-Viste las cicatrices
-Perdóname aru, no sabía que....
-¿Por qué?
-Porque sentía curiosidad...

El asiático temblaba, temía que su pareja se enfureciera y le golpeará en la cara. Cerró los ojos con fuerza.

Sintió algo acariciando su cara, era si querido ruso, no parecía molesto.

-Oye Ivan, ¿Quien te hizo esas cicatrices?
-Parece que nunca te lo conte, pues.. -trago saliva y suspiro-
Al aparecer en este mundo, siempre sufrí abusos, primero cuando Mongolia me conquisto (y de ahí te conocí), aunque él te decía si tú le entregabas tu semilla, él no me haría daño era falso.
Entregaste su cuerpo y yo seguí sufriendo abusos, me azotaba en el cuello y después me costaba respirar. Me ahogaba con mi sangre y saliva, como estabas ocupado pues jamás te enteraste de eso...

-¿Que? ¿Todo lo que hice no sirvió para nada? Ese idiota de Mongolia, algún día....

-No digas eso, no era sólo él, luego vinieron gente que daba miedo, los caballeros tectónicos, liderados por Prusia. Al lo menos si me vengue de él y ahora es la provincia de Kaliningrado, pero.... Él también me hacia mucho daño y me hacia pasar malos ratos. El miedo, sentía mucho miedo en esos momentos, pero cuando me volví fuerte ya todo paso. Ucrania mi hermana mayor, me regalo esta bufanda con mucho amor y... Como no quiero mostrar mis heridas, lo cubro con este cómodo bufanda con recuerdos de mi querida hermana.
Si me hubiera rendido, tú jamás serias mío.

-Rusia es muy fuerte aru

Yao se sentía bastante dolorido, su sacrificio y humillación, no sirvió para proteger aquel niño que le daba esperanzas para vivir.
Cuando estaban ahí, Rusia siempre sonreía, mientras él siempre se quejaba de sus desgracias, sin contar con que en realidad, él no era el que más sufría.
Prusia, Europa, como detestaba aquel continente de bárbaros.
Sólo sabían cometer genocidios y guerras, ese estúpido de Prusia hirió mucho a su querido ruso, jamás perdonaría a todos aquellos bastardos.

-No sientas odio, debemos ser todos amigos y perdonar nuestros actos. Así es la vida y estas cicatrices me hacen más fuertes.

-Lo sé aru, lo sé.
¿Pero crees que esos bastardos, los mismos que casi exterminaron un inocente grupo de humanos de otro continente, van a pensar bien? Son todos unos brutos, ¿como pudieron hacerte tanto daño?

-Me alegra de que te compadezcas de mi, da, me hace feliz saber eso.
Ahora olvídate se esta imagen y piensa en cosas felices.



El chino no soporto tanto compasión y dolor en su corazón y abrazo con fuerza a su pareja.

-Mi pequeño girasol, mi pobre pequeño girasol aru

Y empezó a llorar

-¡No llores! ¡No es para tanto!
¡Son sólo unas cicatrices!

El ruso sonrió sastifecho, al lo menos ya no volvería a estar solo. Sintió una calidez al sentir esos hermosos brazos abrazando su cuerpo.

No volvería a estar sólo.

One shots! RochuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora