Adoptada

😍 El hijo del director 😍

-Mierda... - escuché como maldecía Amy.

-¿Qué pasa? – me froté los ojos con pereza.

-Llegamos tarde, Jade... - contestó mientras unos jeans.

<<<Mierda...>>> pensé.

Me levanté con rapidez.

Al voltearme vi a Matt... En calzones... Solo calzones.

-Ay por Dios... - dije y me giré para no verlo.

-Dime si debo ofenderme...

-No, Matt... Solo... No importa.

-Bien...

-Vamos, Jade... - me apuró Amy.

Se quitó la remera.

Me sorprende lo confiados que llegan a ser estos dos con personas que apenas conocen.

-Matt... Pásame la remera. – le pidió.

Él la tomó la camisa y se la pasó.

Bien. Yo mejor me voy al baño.

Tomé mi mochila y entré al baño de la habitación.

Ahí hice mis cosas lo más rápido que pude y salí.

-¡Vamos, Jade! – escuché como gritó Amy desde abajo.

Tomé todo lo que tenía y bajé las escaleras.

-Llegamos tarde, Ma... ¡Te amo! – le dijo mientras corrían hacia la puerta.

-Gracias por dejar que me quedara... - le sonreí y ella igual.

Me fui detrás de los chicos.

La casa de Amy queda a unos cinco minutos del colegio, así que solo corrimos.

Llegamos y solo nos quedaban dos minutos para entrar.

Si mamá se entera de que estoy llegando tarde el segundo día, probablemente no tenga amigos.

Corrimos a nuestras clases.

Me tocaba biología con Matt las primeras dos horas.

El profesor Beckham es estricto con los horarios, por lo que me asusté un poco.

Sonó el timbre de entrada y nos quedaban pocos pasos para llegar.

Segundos después estábamos frente a la puerta, pero era tarde... Beckham nos cerró la puerta. Nos miró a través del vidrio de esta y pudimos ver como modulaba la palabra "Dirección".

Matt y yo bufamos.

-Vamos... - le dije.

-¿Qué? ¿Enserio irás a dirección?

-¿Qué más?

-No, quiero hacer algo. – sonrió.

Se acercó a los casilleros.

-¿Qué haces? – pregunté en un susurro.

-Este es el casillero de... Bueno de él... No sé cuál es su nombre. – rodee los ojos.

Esto ya se está volviendo una obsesión.

-¿Y qué quieres hacer con él? – pregunté confundida.

Sacó un papel de su mochila.

Miró los pasillos para verificar que nadie estuviese viendo.

-¿Vas a dejarle una carta? – grité en un susurró.