El blog secreto del chico perdido

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[N/A: Por favor, tengan la mente abierta cuando lean esto. Me animé a publicarlo por MonstruoTomaCafe, porque siento que la historia es demasiado personal y arriesgada como para compartirla, así que sólo... no lo sé. Intenten tener la mente abierta, no se cierren, y miles de gracias, bebito, por haberme motivado a publicarla.

De igual forma les digo que si la historia no les gusta no es el fin del mundo. Habrá más OS. Este fue sólo el primero que tuve listo, ¿sí? Y no todos los demás serán así. Gracias :v

Los amo y disfruten la lectura c:]


El blog secreto del chico perdido

Niall Horan era un chico perdido, tenía un blog y yo lo había encontrado por error. Y por ello, cuando descubrí que se trataba de él, decidí que quería salvarlo. O quizá no exactamente salvarlo, pero sí ayudarlo, porque sabía que lo necesitaba y, más que eso, porque se lo merecía.

Así que eso hice: lo ayudé. Por suerte, él me permitió hacerlo y, con el paso del tiempo, nos volvimos amigos. No es que fuéramos exactamente mejores amigos, pero sí éramos bastante cercanos, hablábamos a diario, nos contábamos muchas cosas, compartíamos con el otro y, cuando nos necesitábamos mutuamente, estábamos ahí. Era una buena amistad. Me hacía bastante feliz, al igual que él.

Pero llegó el día en el que entendí que quería algo más con él.

Y ese día fue unas semanas previas al día de San Valentín.

—Niall, tengo una idea —le dije—. Como no tenemos pareja, el día de San Valentín iremos a vender galletas y así ganaremos dinero, ¿te parece?

Parpadeó bastante y asintió.

—Eh... la verdad no me agrada mucho la idea de salir a venderlas como tal, porque sabes que eso de salir no es lo mío, pero sí podría ayudarte a hacerlas y envolverlas y todo ese proceso fastidioso.

Suspiré. Era demasiado inseguro respecto a su apariencia. Y lo entendía, por supuesto, pero aún así me estresaba a veces.

—Bien, bien. Como quieras.

—Gracias.

Nos dispusimos a hacer las galletas en mi casa y luego a envolverlas en papeles rosados y de corazones para que parecieran medianamente ambientadas en el tema ese del amor y tal.

—Lo bueno es que como están tan decoradas podemos cobrarlas más caras —comentó y sonreí.

—Sí. Tienes razón. Punto para nosotros.

Mamá llegó a la casa.

—¡Hola, Zayn! —Nos vio a ambos y nos saludó con la mano—. Oh, invitaste a tu amiga.

—Es un chico, mamá —Rodé los ojos—. Te lo digo cada vez que viene.

—Cierto, cierto. Lo siento, cariño —Negó con la cabeza—. ¡Se me olvida!

Se fue a la cocina y pasé a ver a Niall. Estaba mordiéndose el labio y concentrándose en la galleta que estaba decorando.

—Te ves como todo un chico —afirmé—. No le prestes atención.

—Sí, eh, lo siento, es que... —Sacudió la cabeza—. El tema siempre me afecta.

—Lo sé, pero aún así te ves masculino.

Suspiró.

—Sé que sólo lo dices porque eres mi amigo, pero...

—Eres un chico y te ves como uno, Niall —intenté que mi voz no fuera tan agresiva; tenía ese problema siempre que hablaba y por eso parecía que estaba molesto todo el rato, pero sólo era mi tono normal—. No le prestes atención.

Colección de OS ZiallDonde viven las historias. Descúbrelo ahora