Máscara fragmentada

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[N/A: Esta historia tiene un poco de ciencia ficción, así que intenten tener la mente abierta cuando la lean. Además, escribo esto como una crítica personal, una crítica hacia mí misme, así que, aclaro, esto no es para atacar a nadie. Es para mí. Para recordarme algo que a veces siento que olvido. Así que, si alguien se llega a sentir atacado, eso ya es cosa personal, pero en general escribí esto para mí.

En fin, gracias (?) y espero que les guste la historia tanto como a mí c:

Los amo y los leo en los  comentarios c:]


1

Niall Horan fue eso que durante años estuve buscando porque fue exactamente eso que nadie más se atrevía a ser.

Nos conocimos porque un amigo me arregló una cita a ciegas con él. No era exactamente a ciegas, porque Harry, mi amigo, sabía con quién sería, pero el caso es que yo no y desde el momento en el que iba al sitio no tenía muchas esperanzas. Llegué al lugar, me senté en la mesa del centro, que era la que estaba reservada, y esperé a que llegara mi cita.

Mientras, escuchaba a la gente de mi al alrededor hablar. Reírse. Vivir sus vidas, en general —o, más bien, lo que mostraban de su vida o lo que querían hacerle ver a los demás de ella. Los miraba con interés, preguntándome si esas sonrisas en sus rostros eran reales, y los escuchaba vagamente hablar de cuántos likes tenían sus últimas publicaciones, de las fotos que posteaban en sus redes sociales, de las tonterías que habían hecho frente a una cámara cuando no querían hacerlo o les incomodaba, de las salidas familiares a las que habían dejado de ir porque sus celulares no tenían carga.

Un escalofrío me recorrió la espalda cuando escuché eso, recordando lo ocurrido en el último concierto al que había ido, y sentí cómo mi corazón se achicó aún más.

Y luego él se apareció frente a mí:

—¡Hola, mucho gusto! —Me regaló una sonrisa brillante—. Me llamo Niall Horan. Harry me dijo que mi cita sería contigo.

Asentí y le estreché la mano. No sentí nada particularmente especial hacia él porque se veía como las demás personas del lugar: arregladas, perfectas, hermosas... tanto que, en mi opinión, no eran reales.

A excepción de que él sí y por cosas que sucedieron más adelante.

—¿Qué se supone que debemos hacer? —preguntó aún sonriendo, y pasó a sentarse—. Tengo tiempo sin ir a una cita y...

—No lo sé —Me encogí de hombros, determinado a que todo sería un fracaso y sin sentido, como casi todo en mi vida últimamente—. Supongo que hablar un poco, conocernos, comer... ¿Lo típico?

—Creo que si hablamos de lo típico, deberíamos más bien tomarnos fotos, ponerles mil hashtags, hacer estupideces incómodas en cada una de ellas y luego chillar de emoción por un like, como si fuera un cheque de mil dólares y no simplemente un pulgar arriba en una aplicación que no es la vida real.

Lo miré con atención. ¿Siempre pensaba así? ¿O era sólo cuestión del momento?

—Eh... —Tragué saliva, sin saber exactamente qué hacer o responder—. Eso en realidad no suena como algo que quiera hacer, pero... —Me rasqué la cabeza y vi el menú—. ¿Quieres ordenar? Tengo hambre.

—¿Qué vas a pedir?

Ni siquiera miré el menú. Sólo quería irme a casa y terminar con eso.

—Creo que pizza.

Sonrió de lado.

—Pide una ración para mí también, ¿sí? Iré al baño un momento.

Colección de OS ZiallDonde viven las historias. Descúbrelo ahora