an exceptional MAN

385 32 41
                                    


[N/A: Esta es la historia de Dean y Liam de ECDLSDL, solo que ambientada Ziall. Es de mis historias favoritas, y espero que les guste tanto como a mí <3]


Que mi novio saliera del clóset fue algo bueno para ambos. Y no, no me refería a cuando dijera que le gustaban los chicos, sino a algo quizá menos inesperado para cualquiera que escuchara la historia desde afuera, pero no tan extraño para quien conocía su historia con tiempo...

Por ejemplo, yo. Conocía su historia mucho mejor que otros, y tal vez fue precisamente por eso que no me sorprendí tanto cuando me lo dijo.

Todo comenzó un día de primaria en el que una chica de ojos miel y cabello negro y laceo quería jugar fútbol con los chicos. En realidad eso no era tan problemático; era solo fútbol, patear un balón, divertirse un rato, relajarse con amigos, pero el profesor de educación física no lo veía así.

—No puede jugar —anunció—. Es una chica y...

—Pero eso no tiene nada que ver —dijo Louis—. Si quiere jugar, ¿por qué no podría?

—¿Es que acaso no me oyeron? —preguntó el señor, molesto—. ¡Es una chica y...!

—¡Pero es que no tiene NADA que ver! —repitió Louis—. ¿A usted le parece que por tener algo o no entre las...?

—¡No hay espacio para ningún otro jugador! —exclamó el mayor, dando punto final al asunto, pero yo no se lo hice tan fácil.

—Me saldré para que ella juegue —anuncié alzando el brazo—. Es muy buena, y sería una lástima que el equipo la perdiera solamente porque no hay espacio.

Fui a sentarme en los bancos, la vi jugar, igual que a todo el equipo, y podría decirse que desde ahí algo cambió. Cuando terminó el juego, se me acercó. Usualmente tenía una mirada algo tosca, como si temiera que el mundo fuera a herirla y por ello debía estar en defensa constantemente, pero en esa ocasión sus ojos inspiraban otra cosa mucho más suave.

—Eh, Niall... —dijo con su voz aguda y le sonreí.

—Jugaste muy bien —Estiré mi mano para que la estrechara—. Muchísimas felicidades: eres de los mejores jugadores que he visto. De hecho, mientras te veía jugar, pensaba que debería ponerme en huelga más días y que tú juegues por mí.

La cara le brilló. Parecía otra persona.

—Gracias por dejarme jugar.

—Oh, el placer fue mío.

No supe exactamente qué ocurrió en ese momento, pero podría decirse que fue ahí que verdaderamente comenzó todo. Empezamos a sentarnos juntos en clases, agruparnos para evaluaciones, compartir ambiente en la hora de comer y, en conclusión, nos hicimos amigos. Cuando ya entramos en la escuela media, nos hicimos más apegados, y para el primer año de la secundaria éramos como uña y mugre.

En ese entonces tenía mis dudas existenciales, porque me percibía a mí mismo y notaba que no era igual a los chicos "normales"... pero justo en medio de esa confusión surgió otra cosa: me di cuenta que me gustaba esa chica a la que le había cedido mi puesto en el equipo de fútbol hacía años, por lo que la etiqueta de gay no podría encajar conmigo, ¿cierto?

Más adelante me di cuenta de que no era así, pero en ese momento no importaba.

El punto era que sí, me gustaba esa chica, me traía más loco de lo que creía posible, por lo que terminaba (1) ayudándola más que a cualquier otro amigo, (2) queriendo pasar más tiempo con ella que con cualquier otra persona, y (3) haciendo por ella más que por otros amigos, incluyendo cosas que no me gustaban.

Colección de OS ZiallDonde viven las historias. Descúbrelo ahora