Take my breath away from me.

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Estaba avergonzado, tan avergonzado,  que ni siquiera tenía la valentía suficiente para bajar y enfrentar a Barbara. No sabía como reaccionar, ni que decir sobre lo sucedido y temía que ella se burlase de él por ser tan ingenuo, pero debía hacerlo por que no podía quedarse en esa habitación para siempre, debía marcharse ya, no se aprovecharía de aquello y debía empezar a armar su estrategia de como acabar con el raro y bastardo de Edward Nygma. Sus pies estaban pisando el borde de la escalera, mientras su mente se aseguraba de bajar en seguida, pero era demasiado tarde, por que ella estaba ahí mirándole dudar.
-¿Estas esperando un pase o al fin te decidiras en bajar?- Oswald tragó saliva y sonrió con hipocresía
-Quizá si-
-No tienes de que avergonzarte- Comenzó a subir los escalones hasta llegar a él -Yo también suelo hacerlo- Pasó su dedo por su hombro desnudo, por que seguía sin llevar la camiseta y simplemente las vendas le cubrían -Suelo hacerlo cuando me siento sola-
-¿Tú? ¿Sola?-
Ella asintió dándole la espalda -Es mejor que bajes a desayunar, pequeña avecita-
-No me digas así-
-¿O qué?-
Oswald suspiró con cansancio
-No tengo tiempo para 'desayunar'- Remarcó las palabras -Debo marcharme ya, pero te agradezco por...por todo lo que- Ella le interrumpió
-No piensas salir ya ¿Verdad? Sigues en mal estado y mucha gente sigue buscándote allá afuera por todo tu show como alcalde, estarías firmando tu sentencia de muerte-
-Pues quizá quiero hacerlo- Sonrió apartándola -Quizá... Quizá no debiste haberme salvado del infierno, estaba bien allá abajo-
-Oswald- Le tomó de la muñeca deteniéndolo en el cuarto escalón -¿Saldrás así?- Llevo su mirada al torso del pelinegro y se dió cuenta de que ni siquiera se había colocado la camiseta del pijama por los nervios que sentía en ese momento
-Y-Yo...No-
-Escuchame se que tienes un odio inmenso e inimaginable hacía Nygma y bueno, tu naturaleza no te permite quedarte sentado a esperar para poder tomar venganza por tu propia cuenta. Pero tampoco creí que fueras tan tonto como para salir allá afuera con una bala acabada de salir de tu cuerpo-
-¡No vuelvas a llamarme, tonto! Pequeña insolente...- Ella lo atrajo hacía si misma hasta juntar sus labios con los de él, no tenía idea de que exactamente debía hacer. Jamás había besado a una mujer, menos a una mujer como ella, el beso iba intensificándo cada vez que pasaban los segundos, comenzaba a sentir aquel calor que había sentido el día anterior y ella comenzó a necesitar de aquello, le atrajo más cerca tomando sus manos y colocándolas alrededor de su cintura, sin parar lo llevó a la habitación más cerca, recostandole en la cama y retiro el frondoso saco de terciopelo color vino que llevaba usando, dejando ver el vestido oscuro tan elegante como ella.
-¿Tienes miedo, mi pequeño pingüino?- Entrelazó sus manos con las de él siguiendo en la misma posición, ella sobre él.
-Quizá- Giró sobre ella ahora tomando el control de la situación, se sentía extraño, como sentirlo todo cuando no tenía nada. Comenzó a dejar un rastro de besos sobre el cuello de Barbara, mientras ella se deleitaba por el placer que estaba sintiendo al tener a quién fue el rey del crimen en su momento sobre si misma.
-¿Sigues queriendo marcharte?-
-Puedo quedarme unos minutos más- Susurró llevando sus manos detrás de la tela deslizando el cierre hasta llegar al final
-Oh vaya, no pierdes tiempo- Rió pasando sus manos detrás de la espalda ya desnuda de Oswald acariciando su blanca y suave piel, jamás se imaginó que terminaría con alguien como él, principalmente atrayéndole de una manera tan extraña al desearle.
-¿Puedes perdonarme, Ozzie?- Introdujo sus delgados dedos al cabello azabache de él sin dejar de mirarle -¿Puedes perdonarme por haber puesto mis sentimientos antes que los tuyos?-
-Deberá ganarse eso, señorita Kean- Ella comprendió formándose una sonrisa maliciosa en sus labios al momento de incorporarse y dejar a Oswald sobre la cama. Dejó caer el vestido negro permitiéndole ver las definidas curvas de su cuerpo, mientras lencería roja y plata cubría sus partes más sensibles ante la vista de algún hombre. En seguida comenzó a sentir como su miembro crecía debajo de sus pantalones y realmente la estaba deseando.
-He sido muy mala, Oz- Sostuvo las muñecas de él con fuerza -Y lo seré otra vez- Cobblepot mordió su labio inferior mientras ella tomaba asiento posicionando su feminidad sobre su miembro -¡Vaya!- Sonrió -Realmente estas excitado, cariño- Movió sus caderas sobre las de él provocando que de sus labios salieran pequeños gemidos, le besó tan fugazmente como sí el mundo se fuese a acabar en ese instante, no tenía idea de cuando había comenzado a sentir terribles sentimientos por el gran "pingüino". Quizá cuando lo vio derramar lágrimas por alguien quien sus sentimientos no eran los mismos que los de él, por que Oswald, él era igual a ella, estaba tan roto y probablemente eso era lo que los unía, Nygma y Gordon, dos amores que nunca se completaron, y Oswald parecía tan seguro de aquello, tan seguro de seguir amando quizá o simplemente de sentir algo todavía, su corazón no se había endurecido y ella esperaba poder arreglarlo. Él llevo sus temblorosos dedos al broche del sostén y con dificultad trató de aflojarlo pero le pareció imposible y aquello la hizo reír.
-Así, cariño- Desprendió Barbara con facilidad el sostén dejando a la vista sus pechos, él sintió un nudo en el estómago al ver tan hermosa mujer frente a él, estaba nervioso, en serio lo estaba que las palabras no pudieron salir de su boca. Ella tomó sus manos con cuidado dirigiéndolas a su cuerpo, con la palma de sus manos cubriendo sus pezones, él comenzó a tomar la confianza necesaria y estrechó con suavidad a la vez que tomaba aire para controlar su respiración.
-¿Cómo pudo Jim dejarte?- Mencionó con dificultad
-De la misma manera que Nygma no te permitió demostrarle que le amabas-  Ella inclinó su cuerpo pasando su lengua por el cuello de Oswald, dejando pequeñas marcas rojas sobre él. Le deseaba, justo en ese momento estaba deseando que él la poseyera. Él contrajo el movimiento colocándola ahora debajo de si mismo sin presionar su cuerpo, tomándola de las muñecas y colocándolas encima de su cabeza.
-Hazlo, Oswald- Su voz se rompió al desearle tanto -Te lo ruego-
-¿Tu rogando?- Rió con malicia -Debes aprender a implorar con mas frecuencia, mi...bella mujer- Recalcó las últimas palabras antes de llevar su mano al broche de su pantalón, retirándolo desapareciendo de su vista y temió por un momento de que Barbara se arrepintiera al instante, pero no lo hizo, y agradeció por ello.
-No voy a poder darte el placer...qu-que Jim lograba renacer en ti-
-Solo hazlo- Le brindó una de las más cálidas sonrisas que sus labios habían olvidado hacía tanto tiempo, arrancó la única prenda que ella llevaba usando, llevándola a su nariz e inhalando profundamente, era como aspirar aquellos prestigiosos perfumes que solían vender en las tiendas a las que su madre solía ir. Rosas. Eso definía a Barbara. Pasó sus brazos tras la espalda de ella juntando sus cuerpos tan cerca, la sostuvo del costado de su rubio cabello hasta complacer las peticiones de ella, estaba dentro, con movimientos suaves para tornarse un poco más agresivos, que ni siquiera sentía el dolor de las uñas de Barbara enterrarse en su espalda.
-Oz...- Ahogó en un gemido de placer mientras el no se detenía -Eres bueno...en esto-
-Lo intento- Sonrió. La tomó de las caderas apegandola más. Besando sus labios y se dio cuenta de que todo el labial que había estado impregnado en ella había desaparecido por los constantes besos que habían compartido. Era hermosa para él, se sentía extraño verla sobre ese momento, cuando la conoció... En su mente ni siquiera pasó la fé poder tener algo con ella, parecía algo drásticamente imposible puesto a que ninguna mujer se había tomado el tiempo de saber lo que se sentía estar con alguien como él.
-Aquella noche...cuando entré sin previo aviso- Rió al darse cuenta de que él se había sonrojado -¿En quién pensabas al hacerlo?-
-¿Realmente necesitas- Cerró sus ojos tratando de contener los leves gemidos que estaba sintiendo -¿Realmente necesitas que te responda si ya sabes la respuesta?- Ella asintió sin borrar su sonrisa
-Vamos, Ozzie- Acomodó el cabello azabache el cual en ese momento se encontraba húmedo por el sudor que estaban desprendiendo, pero olía bien, tan bien, no como todos solían definirle. Oswald olía tan bien.
-En ti- Miró a otro lugar y devolvió la mirada hacía ella -O quizá en alguien mas- Bromeó
-Idiota- Robo un beso inesperado de él mientras sentía la debilidad en sus piernas y espina dorsal -Lo...siento- Respiró hondo -Estoy por venirme- El asintió, moviendo su cuerpo sobre el de ella más rápido hasta alcanzar al mismo un intenso orgasmo que les llevó más allá de todas las locuras que ambos habían cometido por separado, sentir a Oswald Cobblepot era perfecto quizá en el momento equivocado. Mientras su corazón estaba roto cuidaría de él. Si él se lo permitía. Pero todos conocemos la avaricia y orgullo de Oswald Cobblepot. El famoso 'rey de Gotham'. El famoso 'Rey del crimen'. Que incluso la mujer que pudo haberle amado en algún momento, no podría hacerlo olvidar...pero sobre todo, detener el odio que había crecido dentro de él por Nygma.

She could warm your heart (Barbara x Oswald) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora