El día martes Juventus volvió a los entrenamientos, por lo tanto, yo volví a mi trabajo. Estaba sentada en las gradas mirando el entrenamiento del primer equipo, estaban todos jugando un partido titulares contra suplentes, iban ganando los titulares por tres a dos. Paulo empezó a renguear después de un choque contra Alex Sandro , Allegri lo vió y me señaló a mí, Paulo negó e intentó seguir jugando, lo intentó pero no pudo.
Me metí a la cancha cuando Allegri me hizo seña para eso, hablamos un poco y me comunicó que había tenido un pisotón. En eso que intentaba salir, Marko se acercó a mi con una sonrisa burlona en la boca.
- Paulito estaba re enojado que tenía que verte a vos. - Rió y se paró al lado mío.
- Se notaba, la cara de orto era épica. - Sonreí.
- ¿Se puede saber porque tanto enojo? - preguntó. Corrí la mirada y me negué a contarle.
- No sé. - mentí.
- Dale, ¿No vas a saber? - ironizó.
- Te voy a contar porque te tengo confianza, pero no le digas nada ni te burles, me va a odiar mas si es posible. - oculté una risa. - El domingo fue a cenar a mi habitación conmigo porque supuestamente Gonzalo estaba dormido y no quería comer solo, bueno comimos todo y en un momento vino y me dió un beso, lo calenté y no lo hicimos, lo eché. - confesé. - Que se joda, yo escuché toda la conversación y a mi me respeta. - estalló en risas y estaba tentado, no podía hablar, hasta que Allegri interrumpió nuestra charla para que Pjaca vuelva a entrenar.
Volví a mi consultorio y Paulo estaba tirado en la camilla, saqué su botín derecho y la media, el olorcito te lo debo, todo sin decir una palabra.
Puse hielo en su pie porque sólo tenía un pisotón, no era nada grave para preocuparse, pero no más entrenamiento por hoy, si quería estar bien, que tenga el pie quieto por un rato, además, la pisada con botines duele mucho, y los tapones de estos le quedaron marcados. Cualquiera que alguna vez lo haya vivido sabrá entender.
- ¿No pensás hablarme? - pregunté. No respondió. - Bueno, entonces mi propuesta no te sirve de nada. - tampoco respondió. Me acerqué a su oído cuando terminé de hacerle masajes y dejé el hielo en su pie agarrado con una venda. - ¿No es más excitante hacerlo en un escritorio?- mordí su lóbulo.
- Si vas a hacer lo mismo que el domigo gracias, pero no. - agarré su cara e hice que me mire. Besé sus labios.
- Te prometo que esta vez lo completamos. - pegó nuevamente nuestros labios y habló sin cortar el beso.
- Sacame el hielo del pie porque no pienso quedarme acá acostado. - le hice caso riendo y se levantó de la camilla para levantarme y obligarme a enredar mis piernas en su cintura.
Como de costumbre , apretó mis muslos y me hizo chocar contra la puerta.
- Para, para. - separé su boca de la mía con una mano.
- No, Emma no seas forra, me volves a hacer lo mismo y no te hablo nunca más. - dijo.
Miré la cerradura de la puerta mientras él, sin esperar besaba mi cuello, justo ahí estaba la llave, cerré porque me ven así acá con él y bueno, va a ser un lindo quilombo.
Pasé mis manos por su cuello y después por su pelo, me hacia sentir tan bien, una ola de placer recorría mi cuerpo con cada contacto, con cada beso, cada mordida, succionaba mi cuello y seguro, iba a quedar mas que una marca. En un movimiento rápido, me bajó para deshacerse de mi calza y mi bombacha.
- Algo rápido. - dijo agitado, bajó su pantalón un poco y nuevamente volvimos a nuestras posiciones, lo sentí dentro mio y no pude evitar largar un grito que él mismo ahogó con un beso.
Nos besábamos para que no se sienta nada pero era imposible, la intensidad de cada penetración me hacia sacar gemidos de lo más profundo de mí, sin saberlo estuve necesitando esto desde el día que lo conocí.
- AHHH - separé nuestros labios pero él volvió a unirlos y me ofreció su labio para morderlo. Suspire y puse mis manos atrás de su nuca para intensificar el beso y que no se separe.
Conmigo a upa caminó hasta la silla y después se sentó ahí, sin separar nuestras bocas un segundo, ahora todo el trabajo debía hacerlo yo. Comencé a subir y bajar sobre su miembro erecto sosteniéndome de sus hombros, dejé de besarlo para poder escuchar sus gemidos y suspiros, o escuchar que decía mi nombre, todo eso me calentaba más, lo hacíamos con más ganas, yo lo disfrutaba más aunque era imposible. Salió un líquido de parte de los dos, no hace falta decir qué es, me levanté y él estaba con la cabeza hacia atrás recuperando la respiración.
- Me arrepiento de lo que dije. - tomó aire. - No quiero que esto sea una sola vez, te quiero tener así todas las veces que quiera.
Se levantó y me besó con todas las fuerzas del mundo, le di lugar a su lengua y minutos después de acariciarme todo el cuerpo se separó.
- Sos increíble. - susurré acariciando su pecho.
- Cambiate y disimulemos, van a sospechar.- me dio otro largo beso y acomodando su ropa se acostó en la camilla y se puso hielo otra vez. Lo miré mordiendo mi labio y me cambié, en ningún momento aparto su mirada de mi cuerpo, le sonreí y abandoné el consultorio para ir a comunicarle al DT la situación de Paulo.
Y finalmente, lo habíamos echo en el estadio, en mi consultorio y con toda la presión del mundo por si alguien nos descubría. Pero lo digo hoy y lo diría mil veces más, no quiero que esto quede acá, lo quiero volver a ver en la intimidad y hacer cosas de más.
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La kinesióloga -Paulo Dybala
Fanfic𝐷𝑖𝑐𝑒𝑛 𝑞𝑢𝑒 𝑒𝑙 𝑞𝑢𝑒 𝑠𝑒 𝑒𝑛𝑎𝑚𝑜𝑟𝑎 𝑝𝑖𝑒𝑟𝑑𝑒 𝑌 𝑐𝑜𝑛𝑡𝑖𝑔𝑜 𝑦𝑎 𝑚𝑒 𝑣𝑖 𝑝𝑒𝑟𝑑𝑖𝑒𝑛𝑑𝑜 𝐸𝑠𝑒 𝑑𝑖́𝑎 𝑛𝑜' 𝑡𝑜𝑐𝑎𝑚𝑜𝑠 𝑚𝑎́𝑠 𝑞𝑢𝑒 𝑢𝑛 𝑖𝑛𝑠𝑡𝑟𝑢𝑚𝑒𝑛𝑡𝑜 𝑇𝑒𝑟𝑚𝑖𝑛𝑎𝑚𝑜𝑠 𝑙𝑎 𝑏𝑜𝑡𝑒𝑙𝑙𝑎 𝑒𝑛 𝑒𝑙 𝑎𝑝...