¿Amigos o Algo Mas?

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Unos años pasaron desde el primer encuentro entre Phichit y Seung. El originario de Corea del Sur, había recibido un mensaje en su IG dos meses después de conocer al tailandés. Acordaron un encuentro aprovechando unas cortas vacaciones del moreno para charlar y conocerse mejor. Desde entonces, ambos se la pasaban escribiéndose. 

Seung supo sobre la numerosa familia de Phichit, que la comida favorita del ojinegro era el Lap mu, que su animal favorito (valga la redundancia) eran los hámsters, que su color favorito era el verde, que detestaba las mentiras y las arañas, que temía las alturas. Con cada detalle que salía a la luz, Seung se encariñaba más con el amigable tailandés.

A su vez, Phichit supo de la situación familiar del coreano: el padre oportunista que dejó a su esposa e hijo de un año para irse en busca de una modelo, la mujer sola sin familia que logró sacar adelante a su único hijo pero murió por cáncer un año antes del debut de su pequeño. También supo que a Seung le gustan los perros, los platos vegetarianos de alta calidad, los colores oscuros siendo el azul su favorito. Phichit descubrió también que cuando el ojinegro ríe de verdad su cara se ilumina y es imposible apartar la mirada de tan bello rostro.

Así transcurrieron cuatro años de mutuo reconocimiento. Phichit consideraba a Seung su amor secreto, y Seung lo consideraba su único amigo aunque por dentro empieza a sentir más que amistad.

Antes de que cada cual saliera a dar todo en la pista de hielo, sus miradas se cruzan y un calor azota sus corazones al captar la sonrisa del contrario. 

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Era la Copa Rostelecom, aquí se definirán quienes irían al Gran Prix de Barcelona.

Seung estaba nervioso, tras varios meses luchando para alcanzar a Phichit finalmente estaba a un paso. Se encontraba feliz, su selfie-man estaba cada vez más alto en el ranking y él estaría a su lado. Aun si tenía que soportar a la pesada de Sara Crispino que, a pesar de decirle que no, le seguía insistiendo de salir juntos.

Era el primero en pasar en el programa corto, su entrenadora le estaba hablando pero él solo podía voltear a los lados para tratar de localizar al moreno. No lo encontró y eso lo desanimó, había olvidado pedirle que fuera a verlo pero creyó que Phichit iría aun así. Quizás su entrenador no se lo permitió... fue lo que pensó para animarse. Quería distraerse de esos pensamientos, así que se centró en los puntajes de su escenografía. Y se cayó, pero pudo retomar las riendas a tiempo. Al final no le fue tan mal, aun así el puntaje era bajo y él necesitaba llegar a la final. Phichit lo esperaba para subir juntos al podio, y no quería decepcionar al de ojos negros.

Al día siguiente fue el programa largo, aquí no iba a fallar. Sin embargo, conforme pasaban los minutos se sentía mas y mas abrumado. El mensaje que dejó al moreno no había sido contestado, algo raro en Phichit y las ideas locas revoloteaban en la cabeza del coreano. Volvió a fallar y quedó fuera, hacía años que no se sentía tan humillado ni tan hundido. ¿Qué fue lo que pasó Phichit? ¿Por qué no me contestas? ¿Acaso no sabes lo que me cuesta si no estas para apoyarme? 

Las lágrimas de frustración salieron en torrentes, por lo que se marcho de alli en cuanto pudo. Se quedó en la recepción del lugar aguantando las palabras de su entrenadora, mientras revisaba las inactivas cuentas de su chico selfie lo cual fue más que preocupante. Phichit no suele dejar inactivas sus cuentas este donde este ¿que paso? Al volver con el resto de patinadores vio el programa del japonés amigo de su hámster. Es hermoso, se puede notar el amor que siente por el ruso ¿será consciente de ello?

Ya cuando era hora de retirarse del lugar, al finalizar la competencia, el nipón le dio un abrazo y se fue. ¡¿Qué le pasa que parece zombie?! 

Con su entrenadora fueron al aeropuerto, debían regresar a Corea del Sur. Sin embargo, Seung tenía unas ganas desquiciantes de comprar un boleto a Tailandia. O tal vez a Barcelona y acorralar al hámster por dejarme sin noticias suyas tanto tiempo. Sabía que era irracional que se enojara, ellos solo son amigos pero aun asi creia que el aprecio y cariño que se tenían significaran algo. 

De repente su celular suena con el tema Shall we skate? que pertenece a su tailandés. De repente los nervios lo invaden, sus piernas fallan y a penas puede contestar.

"H-hola, Phichit"

"Seung, hola. Lamento no haber contestado tu mensaje antes." La voz del moreno se escucha afectada, y algo carrasposa.

"¡¿Estas enfermo?!" La preocupación se deja escapar de la boca del coreano.

"Sí, me escapé un rato de la pista para ir a ver tu programa ya que mi celular murio. Pero habia tormenta y me pesque un resfriado." Una risita aguda se escucha del otro lado de la línea.

"P-pero serás..." Quiere enojarse pero no puede, sus mejillas ya no están tan pálidas y su corazón vuelve a latir desbocado. "Tienes suerte de que a ti parece que se te pasan rápido estas cosas, que sino..."

"Jajaja, si lo se. Por suerte viajo la semana proxima, tiempo suficiente para recuperarme."

"Phichit... Yo... yo no..." su voz tiembla y el miedo es notorio, al igual que la tristeza.

"Te quiero, Seung. No importa si no es hoy, algun dia estaremos juntos en el podio. El dorado te va a quedar muy bien." La dulzura de su voz traspasa la distancia y logra animar el espíritu del más alto.

"También te quiero, mi lindo hámster. Pero a ti te quedaría mejor, yo solo quiero estar a tu lado cuando llegues allí." Lo dijo, finalmente le dijo su deseo más profundo.

"Oh my god. ¡Seung!" la felicidad del convaleciente es notable en su pequeño gritito, el recién nombrado sonríe enternecido. "Estoy a punto de abordar mi avión, selfie-man. Recuperate, te mando mis mejores deseos. Sé que te lucirás en Barcelona, te estaré viendo."

"De acuerdo, patinare para ti. Viaje bueno, Seung."

"Descansa, Phichit."

Esa noche, cuando llego a casa y se dispuso a dormir, Seung-Gil Lee podría jurar ser el ser mas feliz del mundo.


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Mi Hámster, mi Selfie-Man (SeungChuchu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora