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Así que esa fue la única vez que besé a «Agustin el Maestro del Dolor». Y yo, en ese momento, ni siquiera estaba segura de que contara. Quiero decir, contaba para mí porque fue asombroso. Había sentido hormigueos hasta los pies. En serio. Hormigueos. Me hizo entrar en un aturdimiento soñador e inducido por hormonas durante horas. 

Pero no estaba segura de que Agustin lo contaría como un beso real ya que apenas nos habíamos tocado los labios, bueno, la lengua, cuando la señora Finkle entró e interrumpió. ¡Condenada fuera! 

De todos modos, no estaba segura de que Agustin contaría como un beso real. 

Entonces, cuando mi mejor amiga, Valen y yo esperábamos para encontrarnos con Sam después de su práctica de hockey, yo estaba increíblemente ansiosa. Valen y yo nos sentamos agachadas sobre los libros de trigonometría en la biblioteca de la escuela fingiendo que estábamos haciendo ecuaciones, pero en realidad estábamos preocupadas discutiendo si Agustinn le había pegado en la cara a mi novio o no. 

No le había contado a Valen sobre el beso ni lo que Agustin había dicho, que si lo besaba no mataría a Sam. No estoy segura de por qué se lo oculté. Le contaba todo, prácticamente. Pero no le conté eso. Supongo que estaba medio avergonzada de ello o me sentía ligeramente culpable o algo. No estoy segura de por qué exactamente. Pero no podía traerlo a colación. 

De todos modos, solté un suspiro literal de alivio cuando Sam finalmente entró en la biblioteca, con su adorable rostro intacto. Suspiré de nuevo cuando se sentó en el asiento a mi lado y sonrió, presumiendo de sus pequeños lindos hoyuelos. ¡Un amor! 

—Vi a Agustin en la práctica —dijo Sam ,acercándose y hablando como si fuera confidencial, como cuando estás en la biblioteca y se supone que no debes hablar, y para que nadie que aún no supiera que Agustin queria matar a Sam no se enterara ahora, le agregó combustible a la llama del drama. 

Otra sonrisa se dibujó en los adorables labios de Sam cuando continuó susurrándome animadamente, obviamente todavía con la adrenalina por las nubes tras su escape cercano a la muerte. 

—Cuando Agustin llegó a la práctica, tarde, yo estaba listo para que sucediera, completamente listo para morir, allí mismo, en la práctica. Y El caminó hacia mí, como «voy a matarte, gamberro». Pero luego se rió y dijo: «Nah, solo estoy bromeando. Estamos a mano». 

Sam se rió entre dientes, como si fuese divertidísimo, pero yo sabía que era de alivio. Había estado asustado, mucho más asustado de lo que aparentaba. Sam había querido encajar con “los chicos” del equipo de hockey. Pero no era como ellos. Él era dulce. Cuando trató de ser “duro” solo cabreó a todos. Los chicos del equipo lo llamaban “impostor”. Le herían los sentimientos, y definitivamente, si hubiese conseguido que le golpeen la cara, ese seria Agustin

Así que, en mi interior las cosas estaban efusivas y nerviosas. Mi corazón hacía acrobacias. Agustin había dejado escapar a Sam, por mí. Por mi beso. ¡Qué genial! Mi beso había salvado el hermoso rostro de mi novio. ¡Genial, genial! 

Me sentía cálida, agitada y me dije a mí misma que solo era porque estaba alegre de que Sam estuviera bien e intacto y no hubiera sido golpeado frente a sus compañeros de equipo. Pero no estaba muy segura de que esa fuera la única razón. Quiero decir, quería que fuera la única razón, pero temía que también tuviera que ver con Agustin , que hubiera dejado sano el rostro de Sam (literalmente) por mí. Me sentía… conmovida. Valen levantó las cejas y luego las frunció, obviamente estupefacta por el inesperado giro de los eventos. 

—¿Estamos a mano? ¿El dijo eso? ¿Estamos a mano? 

Lo dijo de nuevo, con incredulidad, como: «No puede ser»

Sam se encogió de hombros, todavía sonriendo. 

—Eso es lo que dijo.

Valentina no parecía convencida. 

—Tal vez quiere que sea un ataque sorpresa. 

Sam se encogió de hombros de nuevo. 

—No lo creo. Parecía estar de buen humor, como si acabara de obtener una A en un examen o algo así. Me dejó ir, estamos a mano. 

—Agustin Bernasconi no deja ir a la gente —dijo Valentina a sabiendas, como si supiera todo sobre el—. Te hubiera golpeado solo por principios. Lo llamaste Neandertal. 

Sam. contestó sin vacilar. 

—Lo es. 

—Sí, pero mira, esa es la cuestión —dijo Valentina—. Tiene que mantener su reputación. 

Me rocé los labios, todavía sintiendo la calidez de la boca caliente de Agustin , o imaginándome que podía. Obviamente, Valen estaba equivocada. A Agustin no le importaba mantener su reputación de chico malo tanto como ella creía. Aparentemente. 

Era eso, o bien… tenía muchas ganas de besarme. El pensamiento hizo que el cuerpo se me pusiera espástico y me erizó el pelo de los brazos. Solo que eso no era nada en comparación con mi corazón. Estaba corriendo desbocado. Pero era tonto ponerme de esta manera con ese ridículo pensamiento. Lo sabía. No era como si Agustin sintiera “algo” por mí ni nada por el estilo. No lo hacía. Lo sabía. Ni siquiera pienso que me haya notado antes. 

Bueno, solía pensar que… que el no me notaba. Pero sabía que mi apellido era Kopelioff, y que Sam era mi novio, así que obviamente sabía más de mí de lo que pensaba. Pero nunca tuvimos clases juntos, y él nunca antes me había hablado. Bueno, salvo una vez. 

Aunque fue hace mucho tiempo. 

Cuando estábamos en la secundaria, yo había estado cargando una pila de libros ya que tenía que cambiar de casillero, puesto que a la chica que tenía el que estaba sobre el mío le gustaba besarse con sus novios en su casillero, el cual estaba, tú sabes, en las proximidades del mío, como justo encima. Y yo odiaba completamente tener que interrumpirlos para llegar a mi casillero, especialmente porque la chica era medio escalofriante. Quiero decir, yo estaba ligeramente asustada de ella. Así que en lugar de llegar tarde a todas las clases, o de acarrear los libros conmigo a todas partes, decidí cambiar de casillero. 

Así que, estaba cargando una pila de libros y algunos chicos estaban bromeando, luchando entre ellos en el pasillo, y uno de ellos, Jake Edwards, me chocó accidentalmente y derribó un par de libros de la cima de la pila. 

Jake se rió sobre eso y me llamó una «chica de escuela», y en caso de que no lo hayas notado, Jake era un idiota en ese entonces (y todavía lo es, por cierto). 

Pero Agustin había sido uno de los chicos que estaban bromeando con Jake. Podría haber sido quien empujó a Jake hacia mí. No estoy segura. Pero de cualquier modo, había tres de ellos, tres enormes y patoteros chicos. Así que yo estaba nerviosa y quería alejarme de ellos. Hasta consideré dejar los libros caídos detrás de mí y desaparecer. En serio, tenía muchas ganas de alejarme. 

Pero mientras contemplaba la opción de una carrera, Agustin recogió rápidamente los libros caídos. Solo que entonces no me los devolvió. Al principio estaba aterrorizada de que él comenzara a empujarlos contra mí o a la gente al azar, puesto que Jake y sus amigos probablemente harían algo así, y el también parecía ser ese tipo de idiota. Pero no los empujó ni hizo nada malo. 

En cambio, dijo—: Lo siento por eso. Tus brazos están bastante llenos. —Comenzó a tomar el resto de los libros de mis brazos—. Los llevaré por ti, ¿está bien? 

Sus amigos le hicieron bromas por eso, haciendo sonidos de besos y diciendo —Ohh, Agustin está todo blando por la Chica de Escuela. 

Pero Agustin solo enarcó las cejas hacia ellos como si fueran idiotas, lo que me hizo, justo en ese momento e instantáneamente, sentir un enamoramiento monstruoso por él, y mantenerlo en secreto durante todo el año siguiente, a pesar de que Agustin nunca me volvió a hablar e inmediatamente comenzó a salir con perras, una después de la otra. 

Así que, eso fue todo. 

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Ya mismo subo otro capítulo
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"Su Beso" Aguslina [ADAPTADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora