Capítulo 4

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—¡Aléjate de mi omega! —gruñó Gemma, tratando de empujar al ojiverde más grande.

—¡No es tuyo, es mío! —responde Harry con un gruñido mayor, atrayendo al omega aún más cerca suyo, provocando que este se maree un poco con su espeso y fuerte aroma.

—¿Tuyo? —reprendió la niña con los ojos totalmente abiertos. Su molesto hermano mayor era definitivamente la última persona que llamaría a alguien suyo.

—Mío —dijo mientras su rostro se izaba firmemente, su mandíbula aún tensa.–¿Nos vamos, omega? –suavizó su gesto hacia el joven omega, ofreció su mano hacia este, quien simplemente asintió mirándolo fijamente a los ojos, como si no pudiera despegar la mirada del alfa por más que quisiera y tomó su mano.

No alcanzaron a dar ni tres pasos cuando una voz llamó la atención de todo el salón.

—¿Qué diablos está pasando aquí? —resonó la voz de una enfurecida omega, provocando que Harry cortara su paso de golpe y que el castaño omega se estrellara con el cuerpo del alfa, dejando salir un pequeño gemido de protesta.

—Mamá —susurró el ojiverde, volteando su cuerpo a dirección hacia su progenitora. Inmediatamente soltando la mano del castaño omega como si quemara.

Observó su alrededor, cayendo en cuenta que era la figura de entretenimiento en la sala.
Los reinos de los pueblos aliados, su madre, sus parientes, sus amigos, las figuras autoritarias de su pueblo, algunos pobladores comunes, todos los que le importaban lo observaban con decepción, con desprecio, con disgusto.

Y como no lo harían, el príncipe de Gaerltown había quedado encantado por un omega pobre y varón, al frente de las personas más influyentes de la región, en la jodida ceremonia de ensayo de su coronamiento, maldita sea.

La gente murmuraba con descaro y sin miedo a represalias.

"¿Un rey que gusta de esas cosas? Es totalmente inaceptable"

"¿Por eso el príncipe no había escogido una omega? Qué decepción"

"La sangre real está infectada, ¡Qué abominable!"

Comentarios tan retrogradas e ignorantes que causaban una opresión en el pecho del alfa.

Pero, afortunadamente, Harry había aprendido a ocultar sus emociones desde que era un adolescente. Se había visto forzado a hacerlo.

—Disculpen todo el alboroto, por favor sigan disfrutando del festín. —hizo una pequeña reverencia y dio una última mirada al pequeño omega que aún lo observaba atónito. Y sin más, caminó apresuradamente hacia su habitación.

Su alfa lo rasguñaba por dejar a su omega en ese nido de ratas.

***

—¿Louis?

"Santa mierda. Santa mierda. Santa mierda. Santa mierda. Santa mierda. Santa mierda."

Rizos castaños y suaves a la vista, cautivadores ojos esmeraldas, espesas pestañas, fuerte y marcada quijada, labios gruesos y rosados.

Louis estaba seguro de que acaba de presenciar al jodido hijo de Afrodita.

—¡¿Louis?!

Heaven gift | Larry StylinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora