Capítulo 2

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No siento que haya dormido mucho y en un abrir y cerrar de ojos el sol calienta mis mejillas a través de la ventana. Luego de levantarme voy desayunar con mis padres y mi hermana, quienes ya se encuentran degustando de unas tortas de huevo a la vez que veían las noticias en el televisor que se encontraba sobre una repisa. Al terminar de comer voy de regreso a mi habitación en busca de algo que pueda hacer trueque por un colchón nuevo, o al menos uno en mejor estado del que tengo porque sinceramente siento que los resortes se entierran en mi espalda cuando me acuesto y no es para nada cómodo eso.

Abro las puertas metálicas del closet y empiezo a examinar cada una de las cosas, el polvo se levanta un poco haciendo el ambiente un poco denso y creando un efecto único cuando la luz atraviesa las partículas de polvo en el aire. Encuentro una loción que huele muy bien, el frasco es pequeño y está lleno hasta un poco arriba de la mitad.

En una esquina del closet veo algo metálico que brilla tenuemente, acerco mi mano y lo cojo. Es el emblema de un lobo extraño con patas largas y sobre su espalda lleva dos objetos largos que se cruzan entre si formando una "X". Son dos mosquetes de guerra. Puedo conseguir algo bueno con este emblema y se perfectamente a quien llevárselo.

Dejo de rebuscar en el closet que una vez fue de mi padre y salgo de la casa con la loción y el emblema guardado en la bolsa derecha de mi jean. Hoy el viento ha dejado de soplar con fuerza y hace que se sienta un poco más de calor. Por suerte la camiseta sin mangas que me he puesto aminora la sensación de calor en mi cuerpo.

Como hoy es día de descanso hay más gente en las calles que la que se acostumbra a ver. Pienso que hoy será un buen día para negocios y entre los distintos locales que hay no hay mejor tienda para mí que la del señor Seidel. El señor Seidel es un tipo nacido aquí pero de padres de la ciudad de Cráter. Su figura tosca y abrupta emana temor a las personas, pero en realidad es un tipo justo y noble. Prefiero ir a su tienda porque hace intercambios justos. No sobrevalora sus productos ni desprestigia el de otros. Al llegar a la tienda, un tipo alto de complexión ancha, un poco pasado de peso, con bigote y barba espesa me atiende. Sus ojos verdes aceituna se clavan contra los míos y entonces me muestra sus dientes torcidos en un gesto de sonrisa.

-Buenos días Andrew. ¿Cómo está tu padre?

-Buenos días señor Seidel- me acerco al mostrador y empiezo a sacar la loción de mi bolsillo – Está muy bien, gracias. ¿Qué tal siguió su esposa? –le pregunto porque días antes supe que ella había contraído un resfriado a causa de los vientos helados que ahora habían.

-Ya ha mejorado- me recibe la loción y se ajusta los anteojos para examinar el frasquito –pero me temo que las medicinas no serán suficientes-

Chasqueo mi lengua y hago una mueca.

-Le propongo algo, dentro de tres días, cuando vaya a Adhara, le traeré más medicina para su esposa.-

-Eso sería muy gentil de tu parte Andrew- dice, dejando de ver la loción y ahora me mira a los ojos.

-No hay problema señor Seidel. Usted es buena amigo de mi padre y lo ha ayudado cuando èl ha necesitado favores.

-Bueno, dime. ¿Qué es lo que buscas a cambio de esto?

-Pues como usted puede ver, el frasco está casi lleno y la loción es de una de las mejores marcas y...- entonces la pequeña carcajada del señor Seidel me interrumpe.

-Ya vas mejorando con la persuasión, pero te falta- mira el frasquito de loción de arriba abajo- ¿Qué quieres a cambio?

-Eso- señalo un colchón nuevo que se encuentras recostado sobre una pila de libros y cajas, junto a otro colchón usado.

Dones De MuerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora