Capítulo 3

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Esta madrugada una pesadilla me hizo sudar frio. Unas garras ensangrentadas me perseguían y unos gritos guturales atrás de mí me erizaban la piel, no me animaba a voltear y solo seguía corriendo, pero los gritos endemoniados sólo se acercaban más. Y en un abrir y cerrar de ojos me encontraba rodeado de esas cosas. Sus ojos blancos y perdidos me miraban con ferocidad y sin más piedad sus cuerpos torpes y pesados se abarrotaron a mí alrededor, cerrando el círculo hasta que sus manos frías y tiesas estaban encima de mí. Un sollozo se escapó de mi boca y entonces me di cuenta que era una pesadilla. Me quedo mirando al techo de mi habitación acostado en mi vieja. Aun siento el frio provocado por mi sudor que se seca sobre mi piel.

–Solo fue una pesadilla- me siento en la orilla de la cama y camino hacia el espejo que cuelga de la pared, al lado de la puerta que da hacia el balcón. Me miro al espejo y veo mi rostro está pálido como si reflejara el miedo que siento. Miro el reloj de la pared y muestra que son las 7:30 am. Tengo que tomar un respiro largo para tratar de tranquilizarme antes de salir de la habitación, pero cuando me dispongo a salir del cuarto un estruendo se escuchó en la planta baja y el sonido de los vidrios rompiéndose me hizo hervir la sangre. Una sensación de pesadez me llega al estómago y siento como si mi alma abandona mi cuerpo.

– ¡Salgan de la casa!- Gritó mi padre con desesperación.

Me precipito a los escalones y veo a mi madre tratando de hacer que mi padre se apartara de la puerta de entrada. Una puerta de madera de tamaño normal que parecía que iba a ceder ante los golpes y empujones que venían del lado de afuera.

– ¡Déjalo! ¡Vámonos!- le grita mi madre.

Bajo las gradas de un salto pero por un momento el miedo me congela y no puedo hacer nada. Miro como los brazos ensangrentados tratan de entrar por las ventanas de los costados dejando manchados los marcos de madera con sangre negra y espesa. ¡Están en mi casa!

No podía estar sucediendo, no en mi casa. Mis músculos se pusieron rígidos y no puedo moverme, siento la impotencia de no poder hacer nada, parado ahí al final de los escalones. Quisiera que fuera un sueño pero era realidad y estaba pasando. El sonido que hizo la puerta al partirse en dos me hizo reaccionar, devolviéndome a la realidad mientras pequeñas astillas caen al suelo.

– ¡Quítate de ahí!- grito, pero mi padre no quiere dejar que esas cosas entren a la casa mientras mi madre intenta desesperadamente abrir la puerta trasera para que salgamos por ahí.

Los gemidos de mi padre mostraba su angustia por protegernos pero todo se acabó cuando un puñado de esas cosas venció a la fuerza de mi padre y entraron, rompiendo lo que quedaba de la puerta y abalanzándose encima de él. Sus gritos se entremezclaban con los gruñidos de esos seres infernales que devoraban su carne, apenas pudo luchar cuando un grupo de 6 de esas criaturas ya estaban encima de él. Mi hermana corrió la misma suerte ya que estaba alado de él. Creía que iba a estar protegida con su padre. Comienzo a gritar impotente pero si corría hacia él tendría la misma suerte.

–Andrew, ¡vamos!- de pronto la mano de mi madre me jaló hacia la puerta trasera pero no puedo evitar mirar hacia atrás, donde el cadáver de mi padre y hermana eran devorados por esas malditas cosas.

Todo me parece una pesadilla en donde no puedo hacer nada, trato de moverme pero siento como si otra personas me controlara y los movimientos que hago solo son por inercia. No quiero creer que esto está pasando pero lo está. Cuando logramos salir al jardín trasero varias miradas se clavan hacia nosotros.

-¡Corre, corre! –suelto y comienzo a correr por mi vida, pero mi madre no tiene la misma velocidad que yo tengo, así que la tomo del brazo y la llevo casi a rastras, pero más de esas cosas sin vida se acercan por los lados y la toman de su brazo libre y espalda. – ¡Déjenla!- grito, pero ellos no me escuchan, sus cuerpos envueltos de ropa ensangrentada y sucia, unos que otros demacrados que buscan aparentemente carne humana como alimento, se embistieron contra mi madre.

Dones De MuerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora