Un día completamente normal para todos los seres humanos sobre la tierra, excepto para ellos cuatro. Sam, Scott, Kamil y Yadel, son enviados a un lugar completamente desconocido para ellos donde se les revela que poseen la magia de los cuatro elemen...
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Scott Pov.
Connan le tendió el libro a Yadel.
Su vista se posó en este revoloteando entre las palabras hasta hallar lo que buscaba.
Luego de apenas unos segundos la cara de Yadel pareció ensombrecerse un poco.
—¿Yadel?—preguntó Connan llamándole la atención.
Yadel pestañeo varias veces como si volviera a la realidad y le tendió el libro a Connan nuevamente.
—Ah si—dijo el sonriendo muy falsamente—aquí tienes
—Muy bien—dijo Connan en un tono algo preocupado—Sam, es tu turno—dijo el teniéndole el libro a Sam.
Ella lo ojeó seriamente. Cuando pareció hallar lo que buscaba simplemente se lo tendió a Connan nuevamente sin decir palabra o demostrar alguna emoción.
Luego fue el turno de Kamil. Ella lo tomó y luego de un rato que tardó aun mas que los demás sonrió satisfecha por su respuesta.
—Scott—Kamil me tendió el libro.
Al tomar el libro una larga lista de colores con sentimientos en el lado derecho colmaba toda la página y supuse yo que también las 100 próximas.
Tardé un poco pero luego de unos momentos logré encontrar la palabra que buscaba.
"Naranja = Abandono"
Pues aquello no era nada nuevo para mi, obviamente que si tus padres te dejaban en un orfanato sin siquiera poder conocerlos uno se sentiría abandonado.
Sin embargo...¿Sam había dicho que veía el cubo de color negro?
Había leído "Negro" en alguna parte del libro. Si. Cinco colores mas arriba.
Rebusqué rápidamente antes de que notaran la tardanza de mas. Luego tendí el libro a Connan y este lo devolvió al librero.
—Bien—dijo Connan—ahora que todos vieron su color les permitiré unos minutos mas para ver lo que deseen y luego hacia arriba nuevamente.
Kamil se estremeció junto a Yadel.
Todos aprovechamos para dispersarnos nuevamente por el extenso lugar.
"Negro = Culpable"
Eso es lo que había leído en aquel libro antes de entregarlo nuevamente.
¿Culpable? ¿De que podía sentirse culpable?
Era verdad que apenas conocía a todas esas personas. Realmente me parecía una estupidez confiar en gente que primero te secuestraba a la fuerza y repentinamente se volvía amable.
Sin embargo, no perdía nada al arriesgarme, cualquier cosa sería mejor que comer los restos de comida que la gente de los restaurantes de comida desechaba. Y para mi, volver al orfanato, no era una opción.
