Un día completamente normal para todos los seres humanos sobre la tierra, excepto para ellos cuatro. Sam, Scott, Kamil y Yadel, son enviados a un lugar completamente desconocido para ellos donde se les revela que poseen la magia de los cuatro elemen...
Luego de que Alex (la cual si se lo preguntan me había caído de maravilla) y Raissa (la cual si también se lo preguntan no me había caído para nada bien) se fueran, Scott y yo nos adentramos en la casa notando que tal como había dicho Alex la puerta se hallaba abierta y la casa completamente vacía.
Apenas abrimos la puerta un enorme living se presentó ante nosotros. Este tenía enormes troncos por paredes con varios ventanales. Había un sofá de cuero marrón para tres personas (dos mas si se sentaban en los apollabrazos) y a un lado de este una lámpara de pie. En el piso de madera no podía faltar obviamente la tradicional alfombra las cual tenía encima una mesa. Frente a esta se ubicaba una gran chimenea de piedras grises medianas y sobre esta una gran pantalla dándole un toque moderno al hogar.
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Sobre la mesa frente al sofá se hallaban dos platos. Ambos tenían una hamburguesa con queso, jamón, tomate y lechuga y patatas fritas a un lado.
—Uou—dije—esto es impresionante
—Si. Pero será mejor que encontremos nuestras habitaciones—dijo Scott.
—Si tienes razón—dije
—Pero primero comamos eso. Algo me dice que es para nosotros, y muero de hambre.
Nos sentamos en el gran sofá de cuero y cada uno comió su respectiva hamburguesa (me sorprendió que aun se hallaran calientes) en silencio. Tantas noticias extrañas habían hecho que olvidáramos nuestro apetito.
Luego ambos nos dirigimos por un pasillo con tres puertas a cada lado. Una de ellas era el baño. Todas las demás se hallaban completamente cerradas.
—Pues estas no son—dije en una mueca—Hay una escalera en el living. Tal vez sea por allí
—Sabes, no me siento muy cómodo husmeando en la casa de alguien mas
—Descuida. Ace y Lucy al parecer han cerrado todas las puertas que no querían que abriéramos.
—Bueno está bien, vamos
Ambos subimos la escalera de madera y nos encontramos con una hermosa habitación. Esta era bastante espaciosa con dos pequeñas camas muy unidas, casi como si imitaran una cama matrimonial. Había un mueble a la derecha de esta con algunos pocos libros encima y un espejo arriba colgando en la pared de madera.
Dos pilares del mismo material sostenían el techo el cual también era de madera con una lámpara colgante en el medio.
A la izquierda se hallaba una lámpara de pie y a su lado un poco mas alejados dos sillones marrones en los que una sola persona podía sentarse con sus respectivos almohadones.
Del otro lado de la lámpara se extendía un estante de madera con varios libros.
Entre ambos sillones una pequeña mesa se situaba allí y detrás de esta un enorme ventanal con sus respectivas cortinas color mostaza atadas dejando ver una hermosa vista de las demás chozas entre algunos árboles de aquella parte de la ciudad campestre.
