Mírame [Kimiyoi]

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Yacía de pié frente a él, limpiando con rudeza esos hinchados ojos que había conseguido de tanto llorar, derramando lágrimas que no podrían solucionar ni aliviar su dolor, tan solo caían.

Yoichi sonrió. Pese a lo mal que estaba, para él… continuaba siendo bello, el mismo chico del que se enamoró desde hace tiempo.
La nariz ajena se miraba graciosa, de un tono rosa al igual que los cabellos en su cabeza; le daba ternura.

— Kimizuki-kun... —susurró con una inmensa felicidad atormentado su ser.

Ahora entendía la fabulosa sensación de las mariposas revoloteando dentro de sí mismo, enviándole cosquillas, dolores y demás sensaciones que eran imposibles describir.

Ladeó el rostro, siendo presa de la nostalgia.
Él no podía verlo.

Pero iba a hacerlo...
Una última vez.

Esa tarde…
Bajo la luz del sol, profesarían su amor… se entregaría a él.

Su último deseo.

— Mírame.