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"Mírame"

El tacto entre ellos era necesario.

Una caricia, un roce que los regresase a la vida u contrario a ello… los mandase a su perdición.

— Y-Yoichi... y-yo...

Se necesitaban el uno al otro, el calor de sus cuerpos combinados en uno solo.

— No digas nada. —acunó su rostro entre las manos que titiritaban, ansiosas de tocar y ser tocadas— Calla...

No había que usar palabras, solo gestos. Muestras del inmenso amor que ambos poseían el uno por el otro.
Kimizuki tomó la delantera. Fuese un sueño o no, iba a disfrutarlo dejando aparte su dolor por perderlo, la inmensa culpa y desolación que le carcomía día tras día, todo ello lo convertiría en polvo para pasar a sellar su inmenso amor con la persona a que le hizo entrega de su corazón.

Tuvo que inclinarse un poco, pero finalmente atrapó los labios ajenos con los propios, dando inicio al acto más sublime entre dos personas que se aman.

El castaño no tardó en responder al beso, llevando sus manos hasta el cuello del mayor para enredarlas. Aferrándose a su deseo.

Sus labios se movían en un vaivén suave, implorando una atención que les había sido arrancada con una súbita muerte.
Yoichi suspiró, pidiendo a gritos porque el beso fuese tan intenso, que dejase de sentir las lágrimas bajar por sus mejillas.
Un beso que eliminase el nudo en su garganta...
Y no tardó en recibirlo. Kimizuki deslizó sus manos por la cintura del menor, para luego descender lentamente y tomarlo por los muslos.

— Mgh... —se atoró entre el beso, al sentir unos toques ajenos invadiendo su ser.

Ese sonido tan suave y excitante, detonó el deseo y la lujuria retenidos en el pelirosa.

Yoichi era tierno, sensible, pero sin duda alguna era un ser fuerte.
No podría compararlo con alguien más, era único. Esa su sonrisa especial que pese a cargar con tanto, se mostraba honesta, llena de sinceridad.
Esos ojos que te miraban con ternura, con la promesa de que él estaría allí siempre que lo necesites. No era reemplazable... y eso ya estaba más que asegurado, si se iba, no habría nadie más con quien pudiese comparársele.

Unas inmensas ganas de rogar porque se quedase siempre a su lado le invadieron causando que sus toques fuesen forzados y casi desesperados. Lo necesitaba, no podría vivir sin él.

Aquí estoy–habían sido las primeras palabras del menor hacia él.

Las caricias comenzaron a lastimar sin darse cuenta.

Una última vez...

La desesperación que le causaba el retenerlo entre sus brazos era cada vez más fuerte.

Para comenzar y terminar... lo que no pudimos mientras vivía.

¡Shiho! —gritó desesperado el castaño entre lágrimas. Entre sus manitas temblorosas sostenía las del mayor, esas que hace instantes habían dejado de acariciarle para pasar a aruñar y lastimar su cuerpo— Tranquilo...

— ¿¡Cómo siquiera me pides eso!? —ya no podía con ello, si esa era la primera y última vez, entonces vivir no tendría ningún sentido, no sin él.

Intentó ser fuerte y abrió su boca para contestar a la pregunta del mayor, para su mala suerte, lo único que salió de su boca fue un jadeo lleno de dolor contenido.
También le dolía. Más que nada... había luchado para verlo una vez más, para despedirse correctamente ¡Por supuesto que dolía! Pero no quería que su últimos momentos juntos se viesen reducidos a lamentos y llantos.

— ¡Solo quiero estar contigo! —aferrándose a él, clavó sus dedos en la camisa ajena— Por favor... estoy aquí... sonríe.

No tengas miedo.

°×.~★~.×°

Aquella tarde, bajo la fina luz de un sol siendo cubierto por las nubes; dos personas manifestaron un amor inmortal.
Un amor que renacería con un futuro diferente.
Un futuro en el podrían ser felices después de tanto sufrimiento.

Aquel día, al ocultarse el sol... Yoichi se despidió de su gran amor.
Fue capaz de decir adiós.
De sentir lo que era amar y ser amado.
Y fue feliz el tiempo que duró.


[El Tiempo fue el ganador en aquella ocasión. Alejó a dos seres que el Destino había unido desde un principio. Pero este tampoco planea darse por vencido]

[Luchar por mantener juntos a quienes se aman. Ese es su objetivo, y a como de lugar... planea cumplirlo]

Mírame [Kimiyoi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora