La Charla

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El silencio reinaba la habitación. El oji-verde realmente estaba confundido con su reacción anterior, jamás se había sentido tan excitado como en ese momento. Sabía que el hecho de que Stiles fuera su mate influía en su comportamiento, pero no pensaba que tanto.

- ¿Derek? - la voz del castaño lo hizo reaccionar y volver a mirarlo. Lo que hizo que su "amiguito" reaccionara otra vez, ya que se había bajado con su confusión mental. El moreno se volteó sonrojado para que Stiles pudiera vestirse, podía escuchar sus pasos de un lado al otro de la habitación. Trataba con todas sus fuerzas de no imaginárselo desnudo paseando por la habitación, pero su maldita mente pervertida lo hacía imposible. Sentía que iba a lanzarsele a Stiles si no se controlaba.

Stiles estaba extasiado. Podía notar perfectamente el estado que provocaba en el moreno y le encantaba. Desde hace años anhelaba con toda su alma que este momento pasara. Pero se lo tomaría con calma, si bien el moreno le revoluciona las hormonas, la mente y los sentimientos, no se dejaría llevar hasta tener algo serio y concreto con él. No sería solo un acostón, y de eso se encargaba él mismo.

Cuando el castaño terminó de vestirse se acercó al moreno poniéndole una mano en el hombro. El más alto se volteó con las pupilas dilatadas, mejillas sonrojadas y labios húmedos y entreabiertos. Stiles tuvo que pensar en su tía abuela paterna Charlotte para evitar levantamientos incómodos.

- Puedo saber, ¿porque apareciste en mi habitación de improviso?

- P-pues q-quería, no, necesitaba hablar contigo - dijo con voz temblorosa.

- Pues ahora estamos hablando - dijo sonriendo provocativamente, sabiendo el efecto que eso causaba en el más alto. Era difícil contenerse de seducirlo teniendolo tan sexy frente a él, ¡pero debía ser fuerte, dignidad ante todo!

Derek realmente estaba a punto de echársele encima y arrancarle la ropa con los dientes. Respiro hondo para calmarse, no quería asustar al pobre e inocente Stiles, el no tenía la culpa de ser tan malditamente sexy, provocativo, sensual y exquisito.

- Vine a darte las gracias, por lo que sucedió en el bosque.

- ¿Lo que sucedió en el bosque? - preguntó con expresión confundida.

- ¿N-no lo recuerdas? - el moreno abrió los ojos como platos al escuchar las palabras del castaño. ¿No recordaba nada?

- ¿Recordar que? Realmente no se de que hablas Derek. - el castaño parecía igual de extrañado que el mayor.

- Oh..- sin duda había algo que no cuadraba. Y él quería averiguar el qué.

- ¿Estás bien? Te ves preocupado. Derek, ¿sucedió algo que yo deba saber? - preguntó preocupado el castaño acercándose más al más alto, poniendo ambas manos en su musculado pecho.

El mayor perdió el hilo de sus pensamientos y de la conversación con la acción del castaño. Suspiró. No entendía como había sido tan ciego como para no ver la belleza que tenía en sus narices. No hacía falta más que un mínimo roce del castaño para encenderlo y calentarlo más que cualquier otra vez en su vida. Sin embargo debía controlarse, Stiles se asustaría si...

- Derek - el castaño lo llamó casi en un gemido, tenía los labios rojos y húmedos por habérselos mordido tanto, además de los ojos dilatados y con lágrimas por el placer. Sin darse cuenta Derek soltaba feromonas por su estado de excitación.

Hasta ahi llego la cordura del pobre lobo. Agarrando los glúteos del más bajo lo alzó haciendo que enredara las piernas en su cintura, y lo besó. Con toda la pasión que cabía en su cuerpo lo besó, escuchando el gemido del castaño y sintiendo sus brazos alrededor de su cuello. Caminó por la habitación hasta pegarlo contra la pared más cercana. Bajo con lamidas y besos por su cuello, tratando de marcar su propiedad, y excitándose más al escuchar los deliciosos gemidos de su castaño.

¡Derek dame tu chaqueta!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora