~ Capítulo 8 ~

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La noche se presentaba lluviosa. Hacía varios días que el calor se había vuelto insoportable, humedad, lo que significaba que la lluvia se avecinaba.

Era refrescante, el ambiente se inundaba con el aroma de la tierra mojada. No obstante, la brisa era cálida.

Aquel día había sido un poco agotador, tanto para Amy como para Logan. Los engaños y las piruetas que tenían que hacer para mantener a David en secreto terminaban siendo extenuantes.

La lluvia había comenzado temprano en la mañana y Logan debía esconderse entre los arbustos con un pilot del doble de su tamaño. Tenía sueño y frío. Los párpados se le cerraban, la lluvia, a pesar de convertir la tierra en barro y congelarle las facciones, traía consigo un sonido relajante, como una canción de cuna. Habría caído dormido sino fuera por el motor de un auto. El padre de Amy se alejó en su coche por la calle, lo que significaba que era hora de actuar.

Aguardó unos pocos minutos y luego se puso en marcha. Corrió hasta la entrada resguardándose bajo el techo del porche. Guardó en una bolsa de nylon el pilot para que éste no mojara el interior de su nueva mochila. Ayer Amy le había entregado la mitad de sus ahorros para que fuera al centro comercial y se comprara ropa decente, y una mochila donde guardarlo todo. Sería más fácil de cargar que una maleta.

No tuvo problemas en encontrar el shopping, las indicaciones de Amy fueron más que precisas. Sin embargo, al entrar al concurrido lugar, sintió pánico. Era la primera vez que se encontraba rodeado de gente en muchísimo tiempo. Las últimas veces había sido bajo su forma de fantasma, y no hacía falta esquivar a las personas, las atravesaba sin ningún problema. Ahora tenía que fijarse por dónde iba.

Al principio le costó un poco adaptarse, pero luego de un rato se acostumbró a la sensación. Le gustó probarse ropa de su talle, zapatos, lentes. Parecía un niño con juguetes nuevos.

Hablar con otras personas, interactuar con ellos era fantástico. Cuando se encontró con Amy en el parque, ésta quedó boquiabierta. Cargaba una gran bolsa con su nueva mochila, otras dos más pequeñas y en su mano un perro caliente a medio comer.

Logan se acomodó el abrigo y arregló su cabello humedecido por el agua. Extrajo el viejo celular que Amy le había dado la noche anterior y escribió: "Estoy listo".

***

Una vez estuvieron en la terminal compraron los boletos gracias al dinero que los padres de Amy y Sabina le ofrecieron. Su "trabajo" como Medium era bien remunerado, y todavía tenía gran parte de su "sueldo", pero sus padres decidieron colaborar para dejarle dinero extra en caso de alguna emergencia. Por supuesto que el dinero era para ella, ellos suponían que David tenía dinero y se vieron bastante desilusionados al ver que éste no le pagaba el pasaje a su hija. Allí era cuando entraba Sabina, quien estaba al tanto de todo y generosamente le ofreció a Amy unos cuantos billetes.

Se encontraban en la fila de abordaje y Amy no podía ignorar la mirada penetrante de Logan, observaba al autobús con el semblante endurecido. Siguió así hasta que abordaron y sentaron en sus respectivos asientos.

—¿Qué sucede? —Se aventura a preguntar, intrigada.

—No puedo creer que esté a nada de volver a ver a Charlotte.

—Sí, bueno, todavía falta. Haremos varias paradas antes de llegar a Southpark. Aún hay que ver los horarios disponibles con destino a Luisiana, pero no te preocupes, tengo suficiente dinero por si debemos permanecer en algún motel.

—De acuerdo.

Hubo una larga pausa entre ambos hasta que el autobús comenzó a moverse.

—Amy...

—¿Sí?

—Gracias. Otra vez. —Sonríe y Amy siente el batir de unas alas cosquillear en la pared de su estómago.

—De nada.

El viaje sería largo y pasarían la mayor parte del tiempo sentados, por lo que buscaron algún método de entretenimiento. Las películas que pasaban no eran malas, Logan desconocía la mayoría (por no decir todas) y se entretenía viéndolas. Cuando el televisor se apagaba jugaban al tutti-frutti o a la batalla naval. Comían golosinas a escondidas, ya que estaba prohibido. Y la mayor parte del tiempo, cuando no paraban para comer en algún café o cargar gasolina, dormían.

Charlaban sobre cualquier tontería y era entonces cuando Amy aprovechaba para sonsacar información. Se moría por conocerlo más a fondo, porque él también la conociera.

—¿Color favorito? —pregunta ella.

—Azul. ¿Tú?

—Violeta. ¿Comida favorita?

Logan frunce los labios, sopesando su respuesta.

—No tengo ninguna en especial. ¡Es comida! Amo todo —dice, dejando escapar una pequeña risilla. Amy ríe a la par.

—Coincidimos. ¿Película favorita?

Logan se vuelve hacia adelante en su asiento, aprieta el índice contra sus labios. Estaba tan concentrado que Amy creyó ver humo saliendo por sus orejas.

—Riña en un café.

—¿Cuál es esa? —ladea la cabeza.

—Mi favorita.

—No la conozco. ¿De qué trata?

—Mmm, no lo recuerdo. Agradece que al menos sepa su nombre.

Los estados de amnesia que presentaba Logan eran algo normal, al menos eso era lo que Sabina siempre le había explicado. Cuando alguien muere y el tiempo pasa es inevitable olvidarse de ciertos detalles insignificantes. Lo que no le cuadraba a Amy era que Logan no había estado muerto por mucho tiempo, solo habían trascurrido unos pocos meses. ¿Sería eso suficiente como para que ya comenzara a olvidar?

***

El día se presentaba un tanto caluroso, por lo que el autobús mantuvo el aire acondicionado encendido. A medida que se alejaban de las calurosas tierras de Los Ángeles, los días se hicieron más llevaderos y las noches más frías.

Habitualmente Logan demoraba en conciliar el sueño, lo único en lo que pensaba era en Charlotte. En que cada vez se acortaba la distancia entre ambos.

El autobús proporcionaba algunas mantas y almohadas para hacer su descanso más cómodo.

Una noche, mientras Logan trataba de conciliar el sueño, notó que Amy temblaba. Tomó la manta color café y la subió hasta su cuello, abrigándola para que no le entrara el frío. Ella se acurrucó más al asiento al sentir el calor, cubriéndose hasta la boca con la frazada.

Logan esbozó una sonrisa, se removió en su asiento y acomodó la cabeza en la mullida almohada, cerró los ojos e inhaló con pesadez. En eso, sintió algo duro posarse sobre su hombro. Levanta la cabeza y se encuentra a Amy acurrucada sobre su hombro.

Alzó su mano para devolverla a la comodidad de su almohada, pero al verla refugiarse en su pecho, una extraña sensación le recorrió el cuerpo. Le resultaba tierno ver su rostro angelical. No pudo evitar sonreír. Se imaginó que así estarían él y Charlotte cuando finalmente estuvieran juntos.

Logan posó su cabeza sobre la de Amy, se acomodó un poco y terminó durmiéndose al cabo de unos segundos.

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