Luces de muerte

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-Noo!

Me levanté jadeando. Había vuelto a tener otro de esos sueños horribles que últimamente tengo, sueños perversos, sugerentes.

Aparté las sábanas y me calzé las zapatillas de conejo que me había regalado mi padrastro hace dos inviernos.

Mi padrastro. Un hombre enigmático, atento y cautivador. Mi madre le conoció en un evento de moda. Ella se tropezó con un bordillo enfrente del "Summer Fashion Week" y como mi padrastro, que era modelo, tenía acceso a las cafeterías VIP de al lado de la puerta principal, la vio y la ayudó a levantarse. Estos se quedaron totalmente cautivados.

Del fruto de ese amor nació mi GUAPÍSIMO hermanastro de trece años. Se podría decir que es el más popular de su curso, el más inteligente y un verdadero rubiales.

Pero estos asuntos no son ahora importantes. Lo importante ahora son mis pesadillas. Las tengo desde que mi verdadera hermana se marchó a El Cairo a estudiar arquitectura, cosa que yo también quiero estudiar, e igual hago ya que tengo un rendimiento bastante alto.

En fin, dejaré de hablar de mi y de mi perfecta familia.

Después de calzarme, me dirigí a la cocina, donde se encontraba mi hermano con el portátil escribiendo una redacción

-Todavía no la has hecho, Héctor?

-No me ha dado tiempo, aunque ya sabes que últimamente están mandando trabajos muy cortos.

-De acuerdo. Acuérdate de darle los diez euros de las fotocopias a mamá, ya sabes que está muy preocupada con el tema del dinero últimamente

-Jajaja, me apuesto a que está preocupada porque se quiere comprar otro coche y no le regatearon lo suficiente.

Ahí nos quedamos mi hermano y yo, charlando pacíficamente y riéndonos de la vida misma. Tengo que admitir que debo estar orgullosa de la vida que llevo, si no fueran por los sueños perversos, los pensamientos oscuros y esos despertares en plena noche a observar las estrellas desde el jardín.

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Poco después Héctor se fue a entrenar con su equipo de surf y yo regresé a mi habitación a arreglarme y a chatear con mi mejor amiga, Violeta.

-Jullie, te has enterado de que Fran se cambia de instituto?

-Qué? Nadie me lo dijo! Tenemos que montar una fiesta por todo lo alto: "el plasta nos deja". Será lo más!

- A mí no me importa mientras no la hagamos en tu casa, recuerda lo que pasó hace tres semanas cuando invitaste a Julián y Natalie y estaban fumados.

-Puff me acuerdo de sobra. Tampoco les hizo gracia a mis padres cuando entraron a casa y se encontraron con el patio lleno de brownies mordidos.

- Bueno, y que te parece si montamos la fiesta en la casa abandonada de la rotonda de tu barrio? Es un buen lugar, ya que se acerca Halloween.

-Es buena idea aunque tenemos que hablar de muchas cosas antes de montar la fiesta.

-Venga vale. Luego te envio un whatsapp, que tengo que ir a comprar el pan, vamos, otra excusa de mi madre para que yo haga ejercicio.

Dejamos de hablar y pensé en todo lo necesario para montar la fiesta. Como íbamos a pagar el alquiler de la casa? A quién invitaríamos? Qué haríamos en general?

Deje de pensar. Llevaba una hora y media levantada y ya tenía que organizar algo. Violeta tampoco se da cuenta de que estoy en un curso más que ella, tengo más exámenes, y tengo física avanzada, con lo que estoy ocupada prácticamente todo el día. Y esto es porque mi escuela es bastante extraña: tenemos vacaciones de Halloween y nos graduamos antes de ellas. Estoy en un colegio donde se trabaja muchísimo y el último curso se acaba más pronto de lo normal.

Hoy decidí en relajarme dando un paseo por la playa. Me puse una camisa vaquera, unos pantalones blancos y unas playeras. Me peiné y salí por la puerta.

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