Capítulo 4

12 1 0
                                    

Estaba en blanco, pero no quería ser la típica chica fácil que tiene novio a los dos días, estos rompan y ella se sienta mal. No, yo no soy así. Se que me gusta pero no le conozco casi.

-Lo siento, apenas te conozco.

-Así aprovecharemos para conocernos mejor.

Caramba, este chico va al tema que va. Parecía que le gustaba mucho.

-Prefiero conocerte con otro plan más sencillo

-Y donde querrías ir?

-De momento a ninguna parte, tengo cosas que hacer.

Me di la vuelta y volví a entrar en mi casa. Picó a la puerta varias veces, pero después se rindió y me dejó en paz.

Suspiré  y fui a la habitación de mi hermana para desvestirme y ponerme un camisón. Estaba agotada, pero no era plan para descansar puesto que no iría a dormir nada. Cogí mi diario personal en el que solo apuntaba mis pesadillas. Ya llevaba escritas 70 hojas escritas. Empezé a leer uno de los sueños y a tomar notas. No escribí el primero ni el segundo sueño puesto que pensaba que no iba a ser tan preocupante.

Sueño #3

Estoy en medio del mar. Todo es de color gris. De repente, aparece de la nada una niña sin ojos. En su lugar, hay dos esmeraldas. Nado hasta ella, mientras un chirrido suena en mi oído. Le arranco las esmeraldas, el chirrido aumenta y la niña grita. Esta cambia su forma y se transforma en un clon mío. Todo se vuelve rojo y me despierto con dos marcas rojas en las manos.

Escribí unos cuantos detalles más de ese sueño. Y es que a pesar de que fue hace 3 semanas, me ha quedado grabado en la mente. No solo escribí lo que pasó en ese momento, también lo que me ocurrió durante las horas siguientes después de levantarme: mareos, olvidos, vista nublada, y pensamientos que no eran propios de mí.

Dejé la libreta encima de la cama y encendí el ordenador. Miré las novedades de Facebook. Unas cuantas peticiones en juegos y un like en una foto. Iba a cerrarlo hasta que me abrieron chat. Y como para no, era Greg.

-Hola preciosa

-Hola, eso se lo dices a todas, ¿no?

-No, yo siempre digo la verdad.

-Ajá

Buff que petardo. No me apetecía nada ir al baile de graduación. Lo único que quería es estar tranquila en casa leyendo o escuchando música.

-Entonces qué, te recojo?

-Te dejé bien claro que no voy a ir al baile con alguien que no conozco, y menos contigo

Ese tío me ponía nerviosa. Era guapo, sí. Pero era un estúpido arrogante.

-Pues a mí me apetece un montón estar contigo alguna vez. Son las 6, así que si quieres podemos quedar en esa heladería que acaban de abrir el el centro. Tranquila, pago yo.

-No voy a dejar que me pagues nada porque no quiero quedar contigo. Cúrratelo más.

-Eso haré. Que sepas que antes de la graduación acabarás perdidamente enamorada de mí

-Pues te va a costar bastante. Ahora me voy, que tengo cosas más importantes que hablar contigo.

-Hasta luego, pelirosa.

Al parecer se ha enterado de como me llama Kev. Odiaba a ese tío, pero su atractivo le gustaba mucho. Apaga el ordenador y coge un libro para relajarse.

Greg también apaga el ordenador. Le gustaba mucho aquella chica. Jullie. Su nombre reflejaba como fue: segura, con carácter y sobretodo, una mujer difícil de seducir. Él nunca se había interesado tanto por una chica, pero ahora que lo había hecho, iba a usar todas sus armas para conquistar a esa exótica Jullie.

Pasan dos horas. Al parecer, me había quedado dormida leyendo aquel libro que anteriormente había cogido prestado en la biblioteca. Y como no, volví a tener otra pesadilla, esta vez, implicando a una persona con la que chateé hace horas en Facebook. Cogí el diario y escribí lo ocurrido.

Sueño #11

Estoy enfrente del ordenador. Aquel chico me habla. Me pasa una foto suya. Sale sonriendo, con sus ojos color miel, su media sonrisa con sus oscuros labios, su piel un tanto morena y su pelo rubio cenizo alborotado. A continuación, después de rechazar su cita, la foto cambia y se vuelve todo blanco. La foto, recibe un impacto de luz y en el fondo salen tres números y una letra: 666 J. Despierto.

La verdad es que pensaba que esos números y esa letra me iban a transmitir algún mensaje que me fuera a ayudar en cuanto a descubrir que me pasa. Y en efecto, lo hizo.

Ya eran las 8 así que decidí llamar a Violeta para hablar sobre la fiesta.

-Hola Jullie, te iba a llamar ahora referente a lo de la fiesta.

-Casualmente te iba a hablar sobre la mismo.

-Verás, he decidido no montar ninguna fiesta por dos razones: se que no quieres, y además yo estoy castigada.

Me reí por lo bajo. Que la castiguen no es algo raro de Violeta.

-Me parece bien, pero quiero estar contigo y más gente para despedirme de ellos, así que podríamos montar una fiesta de pijamas en mi casa antes de Halloween.

-Antes? Ah, es verdad. Te mudas con Kevin. Es una pena porque me voy a aburrir mucho aquí sin ti, sin poder criticar a las pesadas del insti. Pero bueno. Me las arreglaré.

Eso es algo que eché mucho de menos ya que pasé unas horas increíbles junto a ella.

-Entonces, quieres?

-Por supuesto J, quiero estar contigo lo máximo que pueda.

-Estupendo. Ya hablaremos, que voy a cenar. Te quiero mucho Vi.

-Yo también te quiero.

Pude notar unos sollozos en la otra línea del teléfono, pero me mantuve firme.

Colgó ella primero. Mientras, fui a la cocina a preparar un café. No estaba dispuesta a dormir ese día, ya que iba a estudiar el porqué de ese sueño.

Luces de muerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora