39

786 54 1
                                    


 Me di la vuelta para bajar por las escaleras y dejé de escuchar su conversación, no podía dar crédito, me dolía, sí, porque a pesar de todo, le tenía cariño y me dolía ver en que había terminado nuestra relación, además, me dio coraje que yo sintiera remordimientos y culpa por haber estado con Bruno cuando Brandon tenía meses revolcándose con una de mis mejores amigas y los dos mintiéndome descaradamente, ¿cómo es que no me di cuenta antes?, ahora comprendía tantas cosas.

Salí del centro comercial y caminé rumbo a mi casa, necesitaba un poco de aire libre. Al llegar, me tiré en el sillón a pensar, ¿en qué momento Brandon y yo dejamos de amarnos?, ¿qué nos orillo a buscar otras personas?, ¿por qué tenía que acabar así lo nuestro?

La puerta empezó a sonar insistentemente y escuché la voz de Brandon rogando por entrar, me levanté a abrirle, era mejor acabar con esto de una buena vez.

– Victoria, por favor, escúchame – dijo suplicante al entrar.

– ¿Y qué vas a decirme?, ¿qué lo lamentas?, ¿qué fue una tontería?, ¿un momento de calentura?, ¿qué pensabas terminar conmigo y no supiste cómo para no herirme?

– Merezco tu odio, sí, lo lamento enormemente y sí fue una estupidez, Olivia supo bien como envolverme, jamás me imaginé que resultara tan ruin.

– ¿Vas a echarle toda la culpa a ella?, no esperaba eso de ti, creí conocerte mejor.

– No, ella no tiene la culpa de todo, no me puso una pistola para obligarme, poco a poco se fueron dando las cosas y yo jamás puse un alto, dejé que esa relación fuera creciendo y nunca vislumbre el daño que iba a ocasionar

No te preocupes por mí, no te odio, no podría hacerlo cuando yo – tomé un fuerte respiro – he hecho lo mismo que tú.

– ¿Qué? – exclamó de lo más sorprendido y su cara de remordimiento cambio por una de enojo.

– No me mires de esa manera Brandon, no es momento de ponerse como el hombre mal herido – desvió su mirada y la dirigió al suelo desconcertado – así es, la correcta Victoria se acostó con otro hombre que no eras tú y varias veces, y así como te lo confieso, también te digo que sentí remordimientos, pensaba que no te merecías algo así, jamás reflexioné que lo nuestro ya se había acabado mucho antes de que él apareciera, que nuestro amor se había esfumado sin darnos cuenta.

– ¿Quién es él?, ¿lo conozco? – preguntó serio mirándome de nuevo.

– Eso no te lo voy a decir, sólo te aclararé que no es uno de tus mejores amigos.

– Sé que fue un gran error de mi parte involucrarme precisamente con ella, pero te juro que no lo planeé.

– No creo que alguien planeé engañar a su pareja, eso sí sería demasiado ruin, yo tampoco lo tenía planeado, simplemente se dio.

– Tan siquiera dime que lo amas, no soportaría que lo hayas hecho sólo por despecho a causa de mi distanciamiento.

– ¿Tú la amas a ella?

– No sé, sí sentía algo, la verdad, no sólo estaba con ella por el sexo, pero después de la faceta que hoy descubrí, no puedo querer a alguien así, alguien que fue capaz de mentir mil veces sólo por salirse con la suya, que ni siquiera le preocupa decir todas esas barbaridades enfrente de su hija.

– Yo sí lo hice al principio por soledad, pero ahora... creo que sí lo amo.

– ¿Y él a ti?

– Creo que también, no estoy muy segura, hace poco que lo conozco.

– Lo que sí quiero aclararte es que nunca hubo otras, ella lo dijo por rabia.

– Eso ya no importa Brandon , si ella fue la primera o la décima, ya da igual.

– ¿Qué nos pasó Victoria?

– Es lo mismo que me pregunto, no sé, quizá la rutina, teníamos trazado un plan casi perfecto, pero no contemplamos otras posibilidades, pensamos que siempre estaríamos juntos y dejamos enfriar la relación, no imaginamos que otras personas se cruzarían en nuestras vidas y cuando sucedió, nos dio miedo que eso sólo fuera una ilusión y lo nuestro era algo real, un puerto seguro, como dicen, creo que sólo seguíamos juntos por costumbre y a veces eso es más fuerte que el amor.

– ¿Eso es lo que tú pensabas cuando lo conociste a él?

– Sí – me quedé callada unos segundos – la soledad es mala consejera y al final siempre le tenemos miedo a que sea la única a nuestro lado.

– ¿Sabes?, no te culpo que hayas caído en los brazos de otro, yo me lo gané a pulso y creo que tienes mucha razón en lo que dices, tú y yo nos conocemos bastante bien, sabíamos que tanto podía aguantar el otro y me confié, sólo espero que me perdones algún día y que podamos seguir siendo amigos.

ZnԽs-h

EXTASISDonde viven las historias. Descúbrelo ahora