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– Wow, voy a ser la envidia de toda la fiesta, te ves bellísima, corazón.

– Gracias – dije sonriéndole y dándome una vuelta, de pronto la triste historia vino a mi mente y lo abracé con todas mis fuerzas y le acaricié la espalda – gracias por dejarme entrar en tu vida.

– Las gracias debería de dártelas yo a ti, tú fuiste la que me llamó, ¿recuerdas?

– Sí, pero... – me quedé callada, no sabía si era buena idea que él supiera que Jazzy me había contado sobre su primera novia – tú rompiste las reglas... ¿desde cuando Bruno ?, necesito saberlo, por favor.

– Casi desde el principio, ¿recuerdas la noche en que llovió? – asentí con la cabeza – me quedé contigo hasta mucho después que amaneció, era mentira que no traía coche, si te lo dije fue porque no quería ilusionarte, yo mismo no quería ilusionarme, estaba muy confundido Victoria y quizá rompí las reglas antes que tú.

– Te amo Bruno, creo que te amé desde el primer segundo que te vi.

– Creo que yo también, eres la única mujer con la que hecho el amor y, si me lo preguntas, no sabría decirte exactamente cuando sentí esa diferencia, así que como veras, definitivamente el agradecido de que hayas entrado a mi vida soy yo – me beso tiernamente los labios – ahora tengo que cambiarme, nos toca recibir a los invitados.

– ¡Qué nervios!

– Relájate, te ves preciosa, impresionarás a todos, ya verás.

Cuando vi el color de su camisa me quedé sorprendida, era azul, del mismo tono que mi vestido, cuando se lo hice notar me dijo que estábamos en sincronía y me guiñó un ojo. Bajamos y salimos a la terraza, ya había algunos invitados que platicaban con Jaxon y Diana. Más tarde Bruno me presentó a algunos de sus tíos Austin, Mario y Marco, hermanos de Peter, muy serios ellos, por cierto.

A las seis en punto nos colocamos en nuestros respectivos lugares, todos los Hernandez en primera fila, Julieta y su hermano detrás de nosotros y del otro lado los papás de Maiquel. Calculé que serían unos 200 invitados. El sacerdote ya se encontraba en el altar y Maiquel también, visiblemente contento y nervioso. La melodía empezó a sonar y entraron las damas, con vestidos color lila y una cinta rosa en la cintura, cuando llegaron a su lugar Jazzy hizo su aparición, del brazo de Peter, comenzaron a caminar por el pasillo, ambos con una gran sonrisa. Al llegar al altar, Peter entregó la mano de Jazzy a Maiquel que la recibió gustoso y se pararon frente al padre que dio inicio a la ceremonia. Dijeron sus votos emocionados y después Bruno y la madrina les colocaron el lazo. Al terminar, Jazzy y Maiquel se dieron un dulce beso y después caminaron por el pasillo mientras les aventaban pétalos de margaritas.

Pasamos al salón, una pequeña banda de cuatro músicos amenizaba con melodías suaves, todos empezaron a tomar sus lugares, Jazzy y Maiquel en la mesa de honor, uno de los músicos les pidió que pasaran a bailar su primera pieza como casados y todos les aplaudimos, Bruno me tomó la mano por debajo de la mesa y me sonrió, estaba tan feliz por su hermana. Los músicos siguieron tocando, algunos se pararon a bailar y un par de horas después sirvieron la cena. En cuanto terminamos de comer, anunciaron que era momento de las palabras del padrino y Bruno se puso de pie.

– Buenas noches a todos, es para mí un gran honor dirigirme a ustedes, Jazzy y Maiquel, es un poco difícil para mí ver a mi hermanita como toda una mujer casada, todavía la recuerdo brincando por toda la casa usando coletas y calcetas, pero el tiempo pasa y el amor tocó a su puerta y me da muchísimo gusto que haya sido de un chico ejemplar como lo es Maiquel, bienvenido a la familia. Bien, tenía preparado un largo discurso, pero lo olvide en la maleta, así que sólo les diré lo siguiente.

EXTASISDonde viven las historias. Descúbrelo ahora