Capitulo 01

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Capítulo 1

Mordí mi labio nerviosamente mientras miraba la hora en mi reloj. Sara jamás era puntual y sabía cuánto me molestaba eso. La puerta del pequeño café se abrió de golpe y una acelerada muchacha entro por ella corriendo en mi dirección.
-Lo lamento, de verdad. Se me ha pasado el bus y he tenido que caminar hasta el metro.
-¿Qué le ha pasado a tu auto?
-Está en el servicio técnico. El motor ha dejado de funcionar como debería -se encoge de hombros provocando mi risa. Entendía el porqué de su retraso. Era una de las pocas veces que usaba el metro y tuvo que haberse perdido. Le pido que se siente con un gesto y luego me siento yo, abatida.
-Vale, dime ¿qué ha pasado ahora? -pregunta entrelazando sus manos en la barbilla. Solo frunzo mi labio y me recuesto en la silla tirando mi cabeza hacia atrás.
-Ayer he ido con un chico a mi departamento -murmuró y ella enseguida se ve emocionada- no te emociones, no ha pasado nada.
-¿Cómo que nada? ¿Qué has hecho?
-Le di un puñetazo y luego una patada en el rostro cuando intentaba sacar mi ropa interior -susurró apenada y lo más bajo que pueda. Ella se tapa la boca sorprendida y tratando de aguantar una fuerte carcajada- a esté paso, moriré virgen.
-Pero... ¿por qué has actuado así? -dice entrecortado en medio de una risa. Sus ojos se aguaron y su cara se ha puesto roja, lo que me ha producido vergüenza.
-No lo sé, solamente, fue un acto completamente involuntario.
-¿Y luego, qué paso?
-Me miró enojado y me preguntó si era virgen. Y luego, al saberlo se ha ido corriendo, literalmente -ella abre la boca sorprendida.
-Dios, _______, realmente no sé qué decirte.
-Necesito que alguien me dé clases sobre como poder perder la virginidad -propongo y ella frunce el entrecejo notablemente.
-¿Qué? -pregunta sorprendida.
-Necesito a alguien quien tenga experiencia y no salga corriendo apenas sepa de mi "problema".
-Eso no es un problema -dice graciosa- muchas personas son vírgenes.
-Si, pero no a los veinticinco años, Sara -ella abre la boca para responderme, pero la cierra inmediatamente mirando por la ventana, incapaz de decir algo.
-Espera -hace un gesto con su dedo y busca algo en su grande y pesado bolso. Luego de un rato de buscar y buscar, saca de allí su teléfono y deslizando su fino y pequeño dedo, encuentra un número y me mira sonriendo. -Mira -me muestra el teléfono, y lo tomo entre mis manos. Un número seguido de un nombre aparece en la pantalla.
-Justin Bieber -musito leyéndolo- ¿qué hay con él?
-¿Has escuchado alguna vez la palabra "sexólogo"? -asiento mirándola aun expectante- bueno, él es algo como eso. Un psicólogo del sexo, puedes ir donde él y contarle tu problema, quizá te pueda ayudar.
-¿Cómo es qué tienes su número? -ella se aparta avergonzada y mira a otro lado esperando que sus mejillas ruborizadas vuelvan a su color natural.
-Charlie a veces... bueno ya sabes, todas tenemos problemas y he ido un par de veces. Solo eso -explica tartamudeando. Sonrió un poco mirando nuevamente el número y suspiró- él puede ayudarte... deberías considerar la opción de ir.
-¿Crees que iré y le contaré a un completo desconocido que tengo veinticinco años, aun soy virgen y con quién he tenido la oportunidad, se han ido casi noqueados de mi casa?
-Sí, para eso es, a él más que nadie puedes contarle tus problemas. Y te puede ayudar. Yo no puedo hacer más que esto.
Me aparto unos mechones de cabello que han caído a un lado de mi cara y suspiró nuevamente sacando mi teléfono para anotar el número. Sara sonríe satisfecha.
-Vale, iré, pero tú me acompañaras -amenazo y ella asiente acercando más a mí el teléfono. Al terminar de guardarlo, pongo allí. Sexólogo, Justin Bieber. Me apoyo en el respaldo y cierro los ojos, es sorprendente el nivel a cual he llegado. A pedirle consejos a un especialista en sexo.
Mis dedos se mueven nerviosos sobre la pantalla táctil de mi teléfono. He perdido la cuenta del tiempo que he estado en la misma posición, batallándome si llamar o no a la famosa consulta del sexólogo Justin Bieber. Cierro los ojos y cuento hasta tres tocando el botón verde y deslizando el teléfono hacia mi oído. La llamada en espera suena tres veces y contestan. Los nervios vienen a mí y en ese momento solo deseo colgar y lanzar el teléfono a cualquier parte de la habitación.
-Buenos días, consulta del sexólogo Justin Bieber, ¿en qué puedo ayudarla? -dice una suave y robótica voz que me hiela entera.
-Yo... yo... mi nombre es ______ y... y bueno, me gustaría...
-¿Una consulta? -pregunta interrumpiéndome, su tono de voz suena gracioso.
-Si -murmuro con la voz ahogada- ¿cuándo podría ser lo más pronto?
-Hmm... Déjeme ver -musita y la escucho teclear algo en su computadora. Comienzo a morder nerviosamente mi uña- ...lo más pronto y que tenemos libre, seria para el viernes de la próxima semana.
Suspiró y me encojó de hombros, pensando que era lo más óptimo. Tomo un pequeño papel y pluma y acepto, la chica me dicta una dirección y me pide los simples datos. Número de teléfono, mi edad (para la cual me ha dado una inmensa vergüenza seguir diciéndola), mi fecha de nacimiento y nombre completo. Al colgar me lanzó de espaldas a la cama y botó todo el aire retenido. Tomando nuevamente el teléfono, llamó a Sara para decirle que la cita ya está programada. Y me invita a un bar para despejarme, al cual he accedido a duras penas. Allí hay chicos, los cuales se me acercaran y querrán algo más y yo, bueno, no podré decirles que no y luego sucederá lo de siempre... los pateare y al otro día tendrán un nuevo moratón porque casi se acuestan con una chica ninja. Que patético suena eso.
-¿Irás así? -pregunta desconcertada al ver mi atuendo, me miro nuevamente y me encojo de hombros. No le encuentro absolutamente nada malo.
-Sí, ¿qué tiene de malo?
-Que iremos a un bar, no a la iglesia -se acerca a mí y toca mi atuendo con una mirada de desagrado. Estoy usando un jersey color crema y una falta que me llega hasta la rodilla, en los pies, uso unos zapatos de tacón pequeños- ¿por qué te has vestido así?
-Porque, allí habrá chicos y no quiero que se me acerquen y me coqueteen y yo igual que una colegiala caiga rendida a sus pies por el primer toque -ella aguanto un risa y me miro divertida. -Pues tendrás que aprender a controlar tus hormonas -rodé los ojos sentándome en la cama.
-No es divertido ¿sabías?
-Vale, lo lamento, no más bromas con el tema... pero, me hubieras dicho de todas maneras, así habría buscado un lugar más adecuado.
-Te dijera o no habrías querido ir a un bar, pero, hay algo que aquí no calza ¿qué harías tú en uno, si tienes novio? -su mirada cambió a una nerviosa y suspiró sentándose a mi lado.
-Las cosas con Charlie no están bien... y me gustaría salir por allí y no sé, despejarme.
-¿Acostándote con otro?
-Lo haces sonar terrible ¿sabes? Pero mi sexólogo dijo que si Charlie no me satisfacía en la cama, debía buscar nuevos rumbos. ¬
-Eso se llama infidelidad.
-No si no estamos en relación -contesta simplemente. Yo abro los ojos sorprendida y me levanto casi de inmediato.
-¿Han terminado?
-No, no, no, solo estamos en un periodo de tiempo -dice tratando de sonar segura. Ella baja la mirada triste y me vuelvo a sentar a su lado sobando su espalda con compasión. Ella y Charlie están juntos desde bachillerato. Es una de las relaciones más estables que ella ha tenido y entiendo que puede doler un poco, aquella ruptura. Porque aunque ella no lo quiera reconocer, ambos han terminado.
-¿Dónde estás viviendo?
-Allí mismo, Charlie cree que nuestros problemas se arreglaran si estamos juntos pero a la vez separados, está durmiendo en el cuarto de visitas.
-¿Consultaste con el sexólogo su situación? -pregunto temerosa.
-Sí, creí que quizá el problema estaba en la cama, ya sabes, pero me dijo que la relación entre parejas no entraba en su rango y dice que tendríamos que consultar con un especialista en aquello.
-¿Un psicólogo?
-Algo así, pero bueno, él se rehusó y pensó que lo mejor sería hacer lo que el propuso y ahora estamos así. Con caminos separados.
-Pero, ¿tú quieres acostarte con otra persona, él lo ha hecho?
-Eso creo, el otro día cuando lavaba la ropa sucia pude oler perfume de mujer en una de sus camisas. Y no era el mío.
-Pues, esa no es excusa para que tú hagas lo mismo, lo mejor sería que hablaras con él y decidan si quieren o no separarse.
-¿Dónde ha quedado la divertida _____? -pregunta luego de un rato.
Rio un poco pegándole despacio en el hombro.
-Estoy aquí, además, tu sabes que soy malísima en el sexo, no en el amor -ahora ella ríe dándome la razón y asintiendo mientras saca sus zapatos y se recuesta en la cama.
-Pues, hoy no habrá salida al bar, tendremos una pijamada.
Sonrió también sacándome mis zapatos y conforme con su decisión, me levanto para ir a buscar unas botanas y algunas películas románticas para empezar una noche de chicas.

Katiana_Marin�

Katiana_Marin�

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Soy virgen a los 25- Novela de Justin y Tu.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora