Capitulo 3

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    -¿Co-como lo sabes? -pregunté nerviosa y también un poco asustada. Su labio se curvo con diversión y arreglo su cabello pasándose una mano por esté.
-Muchas chicas y hombres vienen aquí porque lo son, pero tú has sido la única que me ha dicho que le tiene miedo a que la toquen.
-¿Muchas personas aún con veinticinco años son virgen?
-Con mucho más -contestó sonriendo-. No le veo completamente el problema al ser virgen. Muchas personas dicen esperar al indicado ¿tú no?
-Pues, hasta que tenía dieciocho, si, pero luego... cuando iba pisando los veintiuno y sabía que nada pasaría y el indicado jamás llegaría, me iba a la casa de cualquiera que conociera en un bar.
-¿Llevas cuatro años haciendo lo mismo, y aún lo eres? -preguntó sorprendido.
Asentí bajando la cabeza y jugando con mis dedos. Era patética. La situación era patética. Yo era patética. Su mano se posó en mi rodilla con delicadeza. Di un pequeño salto apartándome, cayendo al suelo inmediatamente. Escuche su gran carcajada y me ruborice por completo apoyándome en el pequeño sillón en el cual estaba segundo antes, parándome.
-¿Por-qué hicis-te eso? -pregunté tranquilizando mi agitada respiración.
-Es parte del procedimiento -contesto controlando su risa.
-¿Parte del procedimiento es violarme?
-¿Qué? Yo no iba a violarte ______, solo quería ver tu reacción ante las caricias de los hombres.
-Ya lo comprobaste -dije con la barbilla en alto, sentándome nuevamente y arreglando los pequeños cabellos que se habían escapado de mi coleta.
-Pues sí -contesto divertido. Tomo nuevamente su cuadernillo- ya sé que me dijiste que no querías que escribiera, pero no lo haré, solo revisaré una cosa.

Asentí viéndolo posar su mirada en el cuaderno y pasar hojas y hojas rápidamente. Nuevamente me dedique a observar la habitación. Y me sentí una tonta. ¿Por qué mierda había actuado así? Cuando él posó su mano sobre mi rodilla, una extraña corriente recorrió todo mi cuerpo asustándome aún más.
-¡Aquí esta! -dijo contento, llamando mi atención.
-¿Qué?
-Esto es aburrido y hace muchísimo que no lo receto, pero tendrás que hacerlo quieras o no.
-No me digas, me harás leer un libro títulado, "sexo para idiotas".
-Justamente -contesto sonriendo. Mi rostro se puso pálido y lo mire incrédula.
-¿Estás bromeando, no es así?
-No, no estoy bromeando, esto solamente será... la primera parte, leerás algunos artículos que vienen allí y luego, me los dirás. Luego, haré un seguimiento.
-¿Un seguimiento?
-Si, saldrás a un club, conocerás a un chico e irás con él a su casa. Practicaras absolutamente todo lo que viene en el libro y te dé por leer.
-¿Practicar con él?
-Por supuesto -contesto irónico- todo lo que yo te diga que hagas con él, lo harás... absolutamente todo.
-Pero, dijiste, seguimiento ¿me estarás espiando toda la jodida noche? -se encogió de hombros cerrando el cuaderno.
-Estar siguiéndote, toda la noche, hum, no, pero algo parecido. No te lo diré, así que no insistas -curve mi espalda y solo asentí, aceptando. Si quería dejar de ser virgen ya, debía hacer cualquier cosa que él quisiera.
-Pero ¿qué pasa si no puedo? ¿Y me asusto cuando él me toque?
-Estaré investigando que hacer al respecto, por eso haremos una pequeña prueba -sonrió y solo asentí. Él se levantó, buscando algo en su pequeña biblioteca. Un libro delgado y de color negro con amarillo cayó en sus manos. Camino hacia mí, poniendo el pequeño libro entre mis manos. Lo miré con disgusto mientras lo movía de un lado a otro examinándolo. Fije mi vista en el estúpido título y tal y como había adivinado, su nombre era: "Sexo para dummies".
-¿No podía llamarse, "Sexo para inexpertos"? ¿Debía ser para "dummies"?
-Yo no escribí el libro. Ni le puse el título ¿no lo habrás leído antes?
-¿Te estas burlando de mí? -pregunté seria.
Él negó sonriendo mientras arrebataba el libro y marcaba una página con sus dedos.
-Leerás desde esta página hasta... sexo oral.
-¡Yo no quiero sexo oral!
-Solo lo leerás. Luego veremos si estarás lista para practicar algo así.
Miró nuevamente su reloj de muñeca y camino hacia la puerta, la cual había sido tocada por su secretaria. Me levante seguida de él y mire como Sara se asomaba por el pequeño espacio que quedaba entre la puerta.
-Debo atender otro paciente. Espero que lo leas, te citaré hasta este próximo viernes, intenta no salir a ninguna parte y por favor, no coquetear con ningún chico en algún café, tienda u otra cosa por el estilo.
-Claro. No saldré a ninguna parte. Hasta pronto.
-Hasta pronto -se despidió y salí a la sala de espera tomando la mano de Sara y saliendo rápidamente de allí. Puse el libro entre sus manos y soltó una gran carcajada apoyándose en la parte delantera del auto para no perder el equilibrio.
Me miro por el rabillo del ojo y rió nuevamente mientras se inclinaba hacia adelante y paraba a un lado de la carretera. Lancé el libro hacia los asientos traseros mientras cruzaba las manos sobre mi pecho y la miraba seriamente tratar de controlar su risa.
-No-puedo, no pue-do creer que te diera a leer un libro sobre sexo -dijo entrecortadamente, pasando una mano por sus ojos y una en su estómago. Mientras se retorcía en su asiento.
-Pues créelo, lo hizo y no puedo creer tampoco realmente que lo hiciera, se supone que me ayudaría a alejar mi miedo a que los hombre me toquen, no a como entra un pene...
-Hey -me interrumpió- todo esto viene dentro de tu "problema", por algo lo hizo, además, tienes que estar realmente preparada para cuando eso suceda.
-Pero... tú no aprendiste a follar, no leíste un estúpido artículo para hacerlo. Solamente sucedió ¿por qué tendría que hacerlo yo?
-Porque, no muchas personas saben y bueno, también estaría bien que te... culturizaras un poco más sobre el tema.
-Se mucho de lo que hay que hacer, Sara.
-¿En serio? -preguntó, irónica-. Entonces ¿por qué aún eres virgen? -incapaz de responder, abrió y cerró la boca rápidamente, apoyándose en el asiento gris del auto. Sara emitió un bufido y una pequeña risa encendiendo el motor nuevamente, para colarse tras los autos de vuelta a la ciudad. Ella había regresado a su casa, para cambiar su ropa y luego, salir a un bar a tomar algunos tragos y quizá, acompañar a un chico a casa. Resignándose a quedarse en casa a comenzar a leer el libro que le había recetado, se preparó una gran taza de café y se sentó en la ventana que daba a la calle para concentrarse con la luz de la luna. Suspiró mientras pasaba las páginas rápidamente sin detenerse y volvía al principio: "Capítulo 1 ¿Qué es el sexo? El sexo es, en realidad, una experiencia en la que participa el cuerpo entero, desde el cerebro hasta los dedos de los pies(...)". Aburrido, cambió la página nuevamente y leyó el título de esta "¿Por que lo hacemos?" . Esa es fácil ¿placer? ¿Por qué es buenísimo? Bufó fuertemente mientras lanzaba el libro a un lugar lejano. Aquello era pura mierda.
Se recostó en la cama mirando al techo mientras suspiraba constantemente procesando en su mente su primera vez, completamente perfecta. Con un chico guapo, que la quisiera. No, que la quisiera no, que solo tuviera experiencia y soportara que ella lo golpeara de vez en cuando. Y nuevamente volvíamos a que la quisiera, porque realmente debía quererla y ser paciente a todo lugar, pero ¿dónde encontraría a un chico así? Todos los gilipollas que conocía solo querían sexo sucio y duro para pasar el rato y nada más. Los hombres que te respetaban y hacían el amor contigo habían quedado atrás convirtiéndose en máquinas sexuales para adictas sexuales. Era triste, pero era cierto. John Cunning fue su novio en bachillerato, ella lo quería pero él solo buscaba un poco de sexo, al enterarse que ella era virgen, había corrido como todos lo hacían. Brian Smith fue un compañero en el trabajo que ella ejercía a tiempo parcial, era un chico lindo, caballeroso y tierno, pero al igual que John, solo quería una noche de sexo. Luego venía Ryan, Nick, Kevin, Martín, Matías y por último Jesse, aquel chico a quien casi le rompía la nariz de una patada. A simple vista, esto era conocido como puta, borrando completamente el hecho de haber pasado más allá de los besos. Dio una vuelta en la gran cama quedando acostada sobre su brazo derecho mirando la pequeña mesita de noche mientras cerraba los ojos para dormir. No tenia nada mas que hacer, solo culparse mil veces el haberle hecho caso al sexólogo y no haber salido con su amiga para ver si esta podría ser su oportunidad. Pero ya había pasado, no podría arrepentirse ahora.
El castaño se paseaba frente a ella con la mirada puesta en el libro.
-¿Entendiste alguna cosa? -pregunto mirándola.
-Un poco... lo que realmente no entendí fue... ¿por qué me hiciste leer este libro?
-Porque eres inexperta -contesto sentándose frente a ella- y antes de ejercer la actividad sexual, tienes que saber un poco sobre el tema.
-Eso no era a lo que yo venía.
-Lo sé, pero necesitaba algo de tiempo para saber que es lo que te afecta. Y tengo algunas ideas acerca de eso, pero aún debo... investigar un poco más.
-¿Aún no lo sabes?
-No -musitó-. Pero, tengo muchísimo tiempo aún, tu problema será un poco extenso -______ bufo con los brazos sobre su pecho, viendo como Justin nuevamente se levantaba y caminaba hacia el escritorio y sacaba del cajón una pequeña caja de terciopelo azul.
-¿Qué es eso?
-Un regalo para ti -dijo sentándose a mi lado y abriendo la caja, mostrando un hermoso collar.
-¿Para mí? -preguntó maravillada tomando el collar entre sus manos admirándolo con cuidado. Tenía una piedra verde parecida a una esmeralda.
-Si -contesto divertido- a todas mis pacientes les obsequio uno de estos. Quiero que lo uses en todo momento, solo te lo saques para bañarte y a la hora de cambiar de atuendo, por favor, no te lo saques ¿me entiendes?
-Pero... ¿para qué es?
-Solo un obsequio -se encogió de hombros tomando el cuadernillo- ahora, segunda fase, interacción con hombres, hoy, irás a un bar, si quieres con tu amiga, acércate a un chico y pon en práctica lo que leíste.
-¿Y si no pasa nada?
-Me lo contaras, pero intenta que de verdad, algo suceda.
-Esta bien ¿cuándo tendría que venir, nuevamente?
-Pasado mañana. 

Katiana_Marin���

Soy virgen a los 25- Novela de Justin y Tu.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora