Martín llega a su casa agitado, después de apreciar la cruel situación. Sube a su cuarto, no estaban sus padres, ellos acostumbran llegar más tarde. Se sienta en su cama y se dé cuenta que su pecho le molestaba, era la sensación de angustia y miedo, su mente estaba colmada de pensamientos negativos y no podía controlarlos, era como si su cerebro quería se sintiera más angustiado de lo que estaba, pero trató de tranquilizarse volviendo a tomar el control. En su mente comienza a hacerse preguntas.
"¿Por qué paso esto?, ¿Por qué esos niños lo golpearon?, ¿Por qué existe tanta maldad en este mundo?, ¿me puede pasar eso a mí?"
No podía darse respuestas a tantas preguntas, su estado emocional no lo dejaba, parecía que su mente había sido quebrada, nunca en su vida había vivido una situación parecida, le temblaban las manos, sentía como si mil hormigas caminaran desde la punta de sus dedos hasta su brazo y no sabía qué hacer, el miedo lo comenzó a consumir. Se recostó en su cama y coloco su cabeza bajo la almohada en señal de no querer saber del mundo y sus problemas, ya estaba odiando todo su entorno "¿Por qué hay tanta maldad en este mundo?" se preguntaba una y otra vez, pero no llegaba a la respuesta, no podía concebir una explicación lógica, ¿Por qué la gente quiere hacerle daño a los demás?, ¿Qué las motiva?
-Debes calmarte- escucho en su mente, pero no era su voz, perecía la vos de un niño, de unos 8 años. Asustado, inmediatamente miro por toda la habitación, pensando que su mente le estaba jugando malas pasadas, ya era demasiado, sentía que perdería el control de sí mismo. Con temor miro hacia la ventana y luego a su escritorio donde vio a un conejo color castaña mirándolo, movía su nariz rápidamente, estaba parado en dos patas, no se movía de ese lugar. Martín no podía creer lo que estaba viendo, pensó de inmediato que por alguna parte de la casa había entrado ese conejo, era la única respuesta, a menos que sus padres se lo compraron y era una especie de sorpresa que se fugó de su jaula, aun así, se sentía confundido.
-Debes calmarte- escucho nuevamente.
Martín inmediatamente entro en pánico, la voz parecía muy real, pensó que la vos no era del conejo ya que este en ningún momento movió sus labios, solo estaba hay olfateando. Escondió la cabeza en su cabecera, como un avestruz, su angustia era mayor. Miro de reojo el escritorio y noto que el conejo ya no estaba, su corazón comenzó a latir mucho más rápido, sentía las palpitaciones en su estómago. Saco valor y se levantó para ver si el conejo se había metido en otra parte de la habitación, pero no lo encontró.
"Me estoy volviendo loco" pensó, la puerta estaba cerrada y no había forma que se esfumara. Cuando comenzó a pensar en la situación de las voces y en el conejo, miro extrañado a todas partes, pero su cuerpo y su mente sucumbieron, entro en una crisis de pánico, lo único que pudo hacer fue meterse en su cama y comenzar a llorar liberando un poco de tención, hasta quedar dormido.
Mientras dormía, Martín estaba en un sueño lucido, ese tipo de sueño que parecen muy real, sentía que tenía el control total. Estaba soñando que se encontraba en un bosque y él estaba caminado sin saber hacia dónde, el bosque le parecía familiar, era como el parque nacional que había él y su familia habían visitado el verano de ese mismo año. En el camino encuentra al mismo conejo que había visto en su habitación, pero ya no tenía miedo, le parecía muy normal, el conejo estaba detrás de un pequeño cofre café.
- ¡Ábrelo! - dijo la misma voz que había escuchado antes. Martín no sentía miedo, aquel sueño parecía muy real e incluso lógico para él.
- ¿Qué es? - pregunto mirando el pequeño cofre que tenía casi la misma altura del anfitrión de este sueño.
-es un cofre, ¡Ábrelo!
Se acercó al cofre y miro al conejo, parecía que le daba gracia la situación, era extraño ver a un conejo sonreír, aunque no se notaba mucho. Al abrir el cofre, Martín vio muchas monedas de oro blanco, nunca en su vida había visto oro blanco, pero sabía que era eso, a que oro tenia luz propia e irradiaba mucha luz, una que nunca había visto en su vida y menos despierto.
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Un conejo en mi mente
Fiksi RemajaMartín, un joven común y corriente, muy observador y que siempre se preguntaba cosas del mundo, un día una aparición que según se hace llamar "su gardian espiritual" comienza a instruirlo en el camino de la verdad hablándole desde su mente. Martin...