Capítulo 01

2.2K 127 4
                                    

-Te ruego que te concentres y enfoques en lo que harás, no quiero verme avergonzado cuando los periódicos o la televisión le hagan ver al mundo que el hijo del comandante de policía se enamoró de una asesina, una ladrona- Suspira estresado -De tan solo pensarlo me da vergüenza y rabia.

-No desconfíes, soy tu hijo y además jamás me fijaría en una mujer como ella, menos sabiendo que prácticamente es tu enemigo, se que hacer, ademas es solo vigilar, dudo que sea muy difícil.

-Comenzará a hablarte y a decir cosas para que tomes su atención, etcétera, no la mires cuando te hable, sus ojos son lo que más llaman la atención de ella.

Asiento.

Se acerca a una maquina y pasa la tarjeta dejando que las tres rejas de fierro pesado se abran automáticamente.

No puedo creer que exageren tanto con la seguridad de ella.

Esta apartada al resto de reos por razones obvias, pero esta en un lugar con mucho más espacio, bastante más.

Se podría decir que unieron tres celdas fácilmente, con diferencia de que ella en ves de estar encerrada entre tres paredes y una reja para poder ver hacia dentro, a ella solamente la rodean rejas para observar cada lugar, contar de que si escondió algo se puede ver.

-Ahí esta- Murmura -No me falles.

Palmea mi espalda dos veces y se retira.

Trago saliva.

Ahora si me siento un poco nervioso.

-Hola Ross.

Sobre salto apenas escucho su voz.

¿Cómo sabe mi nombre?

"¿Qué es lo que no sabe?"

Pienso.

-Oficial Lynch- Corrijo serio.

Asiente lentamente.

-¿Por qué estas tan lejos? quiero conocerte de cerca, de paso me presento- Sonríe.

-Se todo sobre ti.

-¿Seguro?

-Si.

-Di lo que sabes.

-No.

Me concentro en ser indiferente y de pocas palabras, no vine hacer amigos

-No seas aburrido, aquí no hay nada que hacer y me aburro- Hace un puchero y se cruza de brazos

-No estoy aquí para hacerte reír, solo hago mi trabajo.

Bufa.

-Púdrete.

Alzo mis cejas.

Una de las reglas más importantes es respetar a un oficial de policía, y no dejaría que ellas la pase a llevar.

Me acerco a la celda y la miro directamente  los ojos, pese a que no debería, mi padre no mentía cuando decía que sus ojos son lo más tentador de ella, son hermosos y penetrantes.

Es intimidante.

-No pases la línea conmigo, no soy como el resto que se dejó llevar por mierdas.

-No ofendes ¿sabes?- Aprieto mis dientes.

-Solo cállate.

Comienza a reír con sarcasmo.

-A sus ordenes capitán.

Pongo mis ojos en blanco y me devuelvo a mi lugar.

Me pongo en posición y dejo mis manos detrás de mi espalda como si estuvieran atadas.

Eres Mi Misión | Ross LynchDonde viven las historias. Descúbrelo ahora