Es el primer fanfic que escribo en la vida, no sean tan crueles con las críticas (en el caso de que alguien lo lea). Una historia simple, si tiene un número considerable de visitas (más de 10 ahhaah) pretendo seguirla, de no ser así, esto será un One-Shoot.
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"I'd rather dance with you" dijo como excusa para no ir a un baile de celebridades hoy , quizás es la mejor excusa con nombre de canción que me han dicho, y sin duda, su mejor excusa en lo que va de esto. Exactas dos semanas y 4 días.
El primer día que lo vi en un tren del subterráneo, jersey azul y pantalones negros, alto, mucho más allá del promedio, sabía perfectamente quién era cuando levanté la mirada del libro y me concentré en lo que él leía, el mismo libro que yo.
Sin levantar sospechas de lo mucho que admiraba su trabajo, seguí el viaje en el subte como si nada. Dos estaciones más y el número de pasajeros aumentó, todos un poco más apretados, no me importó quien era la persona que a pasos lentos se acercó hasta que una voz que conocía a la perfección dijo:
-Sorry to bother you, but I... - díjo algo tímido.
- Shhh... - Lo interrumpí, tengo la costumbre de terminar el párrafo por más que la reina de Inglaterra sea la que interrumpa en mi lectura. Sólo me faltaban tres líneas y el párrafo estaría concluso.
- Sorry, I can't leave the paragraph to half-finished. - Intentado disimilar los nervios. Estar frente a él había sido mi sueño durante muchos años, al entrar a la universidad debí borrar todos fandom's de mi memoria, una productora cinematográfica no se puede permitir fantasear.
- oh, sorry, didn't mean to interrupt, really sorry - dijo arrepentido de haber iniciado la conversación minutos antes.
- No problem, anyway was going to stop reading. I forgot my reading glasses. - mi intención era no hacerlo sentir mal, quería seguir con lo que había comenzado, que siguiéramos hablando mientras moría por dentro.
Un poco más tranquilo siguió con la conversación, lo agradecí, no entendía si estaba dormida, soñando, en el hotel aun o esto realmente está sucediendo.
- Me sorprende que leamos el mismo libro... el autor está algo desvalorado en este siglo - Hablaba mientras una pequeña sonrisa se articulaba en su rostro.
-Ahahaha creo que ahora todo está subvalorado salvo la literatura erótica para madres. - relajando el ambiente y soltando una pequeña carcajada por parte de ambos.
Seguimos hablando un rato sobre literatura, mientras el vagón de subte se iba despejando, de un momento a otro, entre tanto hablar, nos dimos cuenta que nuestras estaciones de destino habían pasado hace unos minutos.
- Creo que me debí dejar del tren hace tres estaciones.
- Yo hace cinco, pero ni modo que la conversación está más entretenida que llegar a casa a beber té mientras hablo solo - Murmuró entre sonrisas, mientras un silencio para nada incómodo nos inundó - Pero pensándolo bien, quizás, si no tienes nada que hacer claro, podrías aceptar una invitación a tomar un café a algún lugar cercano... para seguir con la interesante conversación.
Este es el momento más extraño de toda mi vida, mi segundo día en Londres, mi primer viaje al extranjero sin acompañantes, y me encuentro con uno de los hombres que está en mi lista de admirados, realmente no lo puedo creer. Lo peor de todo es que me está invitando a un café después de siete estaciones de subterráneo en las que hablamos sin parar, autores, libros, frases, de todo un poco, realmente en esos pocos minutos encontramos varios gustos en común. No sé cómo llamarle a esta sensación, no sé si creer en lo que está ocurriendo, me preocupa que mi cara no disimule mi nerviosismo y fascinación.
Lo miro durante unos segundos y creo que sus ojos se ven extremadamente bien en vivo, me cuesta dejar de mirarlos pero al segundo de hacerlo acepto feliz su invitación.
En la siguiente estación bajamos, al subir las escaleras saca sus gafas y oculta los maravillosos ojos verdes, a ratos verdes. Claramente intenta pasar desapercibido por el resto de los transeúntes. Seguimos caminando un par de cuadras luego de salir de la estación y entramos a un café pequeño, elegimos un lugar apartado, pedimos cada uno un café diferente y nos disponemos a seguir con nuestra extensa conversación.
- Algo me dice que no eres de Londres, su acento quizás. ¿Cuánto tiempo llevas en aquí? - pregunta, cambiando completamente el tema de los libros y sus escritores.
- Ehmmm... Contando hoy... Dos días - respondo a su inquietud.
- ¿Sólo dos días? Woow, te manejas con el idioma y la ciudad a la perfección, pensé que eran un par de años. - Dice con un tono de impresión muy gracioso. Largo una leve carcajada.
- La verdad, hoy me perdí, solo dispongo de un mapa que reviso antes de salir del hotel.
- Al parecer te vendría bien un guía turístico. - articula con cierta picardía en la mirada.
Algo nerviosa intentó responder, y seguir su juego.
- Claro, me vendría bien uno, aún no me presentan a nadie con el currículum necesario para obtener el trabajo.
- Interesante, creó conocer alguien con la suficiente experiencia en la ciudad como para ese empleo. - obviamente refiriéndose a el, levantando un poco la ceja y haciendo una media sonrisa.
Claramente me estoy sonrojando un poco, no digo que me molesta su insinuación a ser mi guía en la ciudad, lo que implica volver a verlo, claro, de hecho, me encanta la idea, pero tenerlo frente a mi, con esos ojos irresistibles y que por tantos años desee admirar me ponen un tanto nerviosa. Sé qué estoy de mil colores, siento mis mejillas con la temperatura más alta que lo normal. Al parecer el ya lo notó, no deja de sonreír y mirarme con esos ojos que matan.