Boyd el beta. Parte 2

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Todo pensamiento malo había escapado de su cabeza al ver a Derek tan enojado. O tal vez fue ver a Jackson llorar como una nenita.
Es qué, el co-capitan era un maldito ególatra, que solía molestar a todos en el colegio. De todas maneras, la facha de chico malo se había ido junto con su dignidad.

-Come-. Ordena Derek, quién estaba sentado en la punta de la mesa, sin llegar a mirarlo. Erica estaba a su lado, ignorando por completo la densidad, Jackson estaba al lado de Erica, aún con algunos lagrimones cayendo por sus mejillas, y sus ojos y nariz hinchados y rojizos. Isaac estaba  en la izquiera, junto a Derek y él.
Aunque el muchacho no había emitido palabra alguna desde que todos se sentaron, exceptuando el leve retraso de Jackson.

Boyd estaba totalmente seguro de que Isaac había escuchado algo de la discusión, específicamente la parte donde lo llamó "Inútil".

-Boyd, no lo volveré a repetir. Come-. Está vez el pelinegro sonó cansado y hastiado hasta la médula, y tenía el la mano hecha un puño sobre la mesa.
-Ya va...-. Murmura bajo, elevando la mirada hacia Isaac, sintiéndose culpable de pronto. Bien, la había cagado. Sabía desde un principio lo que el ruloso tuvo que pasar a manos de su padre, y sin embargo no lo respeto. Estaba demasiado ocupado lamentándose por su estúpida vida y su falta de amigos, que simplemente decidió culpar al que menos se lo merecia.

Y tardó mucho en darse cuenta, pero sus palabras hirieron demasiado a su compañero. No sabía lo que pasaba por la cabeza del muchacho, pero por lo que Erica le había comentado, hace unos minutos atrás era que, estuvo castigado por dos semanas máximo.
Por eso estaba con Derek, y posiblemente no se hablo con ningún amigo suyo.

Sé sentia aún peor cuando se percató de sus pensamientos. ¿Matar a Derek? ¿Su único amigo? ¿Ser un alfa?

¿En serio pensó en eso?

-Yo, yo en serio lo siento-. Dijo por fin, clavando la mirada en su plato de nuevo. Bueno, no lo sentía del todo, realmente hubiera amado golpear a Jackson, como había fantaseado muchas veces. Pero era mejor hacer nuevas migajas.

-Mmm-. Musito el pelinegro, sonando desinteresado, tomando una bocanada de aire-. Isaac, Erica, vayan arriba-. Ordena, totalmente serio, pero sin sonar enojado. Sus facciones estaban rígidas, y sus ojos, ahora negros, se mostraban calculadores.

No tardaron más de cinco segundos en desaparecer por la sala, y de pronto solo se escuchaban sus pisadas por el loft.

-Ustedes dos a la sala, sin chistar-. Dice, levantándose de la silla, para luego rebuscar entre los cajones.
Sé sintió confundido, ya que no sabía porque Jackson no fue a su cuarto, pero decidió hacer caso e irse a la sala. Sé paró al mismo tiempo que el castaño, y salieron de la cocina.
Ahora estaban asustados, y lo sabía por el látido de su compañero.
El suyo estaba igual.
Sé quédaron allí, sin atreverse a sentarse en el sofá que olía a llanto, en un silencio incómodo, a la espera de su alfa.
-Esto es tu culpa...-. Farfullé el castaño, tomándolo por sorpresa. Sonaba enojado, pero lucía preocupado.

-¡Jackson!-. Antes de que abriera la boca para contestar, la voz reprochadora de Derek sé le adelanto.
Frunce el ceño y da media vuelta, viendo al moreno mirándolo con enojo, pero lo qué se le llevo su atención fue lo que llevaba en su mano.
-¿Para qué es eso?-. Preguntó, antes de podet hacerse ideas. Era como una tabla de madera para cortar pizza, solo que era redonda y considerablemente más chica.
-¿Para qué crees?-. Inquiere con burla,  elevando la tabla en el aire, sin sonreír.
-Espera, espera. Derek, vamos. Yo, ya  no volveré a hacer nada. ¿Bien? No volverá a pasar, nunca-. Se apresuró la voz del castaño, y eso lo sorprendió aún más. ¿Derek ya lo había castigado? ¡¿Cuándo que no se enteró?! Podría joderlo con esto por el resto de su vida, pensó, intentando no soltar una risotada.

-Eso dijiste la última vez, y miranos aquí, Jackson-. Refuta Derek, caminando hacia ellos-. No puedo creerlo, pero siendo sincero, me lo esperaba de tí-. Admité, está vez serio-. Pero no de Boyd-. Y esa era para él, vaya-. En serio me decepcionasté, Boyd. Pensé que nunca iba a tener que castigarte. Pero eres mi cachorro, y como su alfa, mi deber  es enseñarles una lección-. Toma asiento en el sofá, dejando la paleta en un cojín. Boyd traga el nudo que sé formo en su bílis, y Jackon se retuerce en su lugar, antes de volver a llorar.

Derek solo tiende a resoplar, arrugando la nariz, sintiendo el olor a miedo y nerviosísmo en el aire.

-Bien. Boyd, ven aquí-. El pelinegro palmea su regazo, una vez que hizo sentir lo suficientemente mal a sus cachorros.
El morocho sé muerde el labio inferior, no queriendo acercarse, pero lo hace. Cuándo esta cerca, el pelinegro lo sujeta del ante-brazo, y lo hace caer en sus piernas-. Pon tus manos en el suelo-. Le dice, sonando comprensivo, al notar que su cachorro no tenía idea alguna de que hacer.

Inseguro, acata la orden. Pero aún así su respiración se descontrola, e intenta zafarse del agarre de su alfa.
Derek, al no querer retrasar más la situación, toma la paleta, mientras que llevaba la mano izquiera hacia la espalda del menor, reteniéndolo allí.

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Deja caer la paleta veinticinco veces, con rápidez, y no queriendo darle muchas, útilizando su fuerza de lobo, en cada golpe.

-Auuuu, yaa. Deeereeek, ya, ya. ¡Perdón, perdón, perdoooón!-. Las picaduras dolían como el infierno, pero aún así no derramo ninguna lágrima-. ¿Por qué te estoy pegando, Boyd?-. Pregunta, con voz calmada, pero sintiendo pena por el muchacho lloroso en su regazo-. Porque uhh, porque te contesté-. Dice, con los dientes apretados, queriendo llorar como un niño-. Perdón-. Repite, soltando un par de lágrimas, pero no por la humillación de estar en su regazo, sino por las ideas que habían estado molestándolo desde hace unos días-. Perdón, perdón. Yoo... Tengo algo que decirte-. Suelta, largándose a llorar como un crío, sintiendo la mano de su alfa acariciando su espalda con dulzura-. Ya, ya. Está bien,¿si? Está todo olvidado, Boyd. Solo espero que no vuelva a pasar, ¿estamos?-. Murmura, pero su cachorro no dejaba de llorar, y eso lo preocupaba-. Yo, yo perdón. Pensé que podía, po-podía tomar tu lugar como alfa, estaba enojado, por- porque siempre estás con Isaac, y pensé que éramos amigos pero me ignorabas, perdón-. Había sonado más infantil de lo que esperaba, y de verdad estaba esperando que el pelinegro pudiera perdónarlo-.

-Ohh, cariño. Está bien, tranquilo, no estoy enojado, ¿si? Ya, ya. No llorés, ¿bien? Yo también solía pensar en eso cuando era beta, no tiene nada de malo, ya, shhu-. Nada que ver con la reacción que había esperado, el pelinegro solo lo acurrucó en su regazo, diciéndole palabras bonitas.

Nunca había visto este lado de Derek, o al menos no con él.
-Está bien, ya. Eres mi beta, ¿bien? Eso no va a cambiar, Boyd. Tranquilo-. El morocho dejó de llorar, sintiendo una vergüenza repentina al acordarse de que Jackson seguía en la habitación-. Ve a tu cuarto, tranquilo-. Le dijo el alfa, sonriendo con dulzura, y ayudando a su cachorro a levantarse-.

Boyd no esperó mucho, y salió corriendo de allí, directo a su cuarto, rezando que nadie haya escuchado nada.

-Tú también ve, Jack. Solo te estaba asustando, ya tuviste mucho por hoy, ¿no?-.

Teen Wolf SpankingDonde viven las historias. Descúbrelo ahora