Capitulo 1

83 6 0
                                    

-Noah ¿podrías por favor concentrarte más?- Jess me miraba con ira, hacia más de dos horas que intentábamos el maldito hechizo de restauración y no había dado frutos.

La planta, al igual que nuestra esperanza se había marchitado sin piedad a la luz de la luna invernal. Ya mis pies se habían helado hasta el punto de casi no sentirlos. Y todas queríamos ya ir a nuestras casas.

-Jess, ya hay que irnos. Noah no tiene la culpa, hoy no es el día- Lena me defendía como loba.

Me sentí mal, habíamos estado planeando nuestro encuentro desde hacía mucho, pero con la universidad y los trabajos era muy difícil encontrar un momento.

Ya no éramos como hacía cuatro años, cuando nuestro único problema era la secundaria, y podíamos hacer los hechizos que queríamos. Fuimos nosotras las que restauramos el jardín de nuestras madres. Obviamente, ellas no sabían nada al respecto.

Cuando el "aquelarre del bosque" me encontró en mi primer Sabbat como wicca independiente, y me vieron realizar el conjuro de amor, decidieron incluirme.

Para ese entonces yo era una niña tonta enamorada de mi profesor de música en la escuela, dispuesta a hacer lo que fuera para obtener su respuesta.

Conseguí la vela roja, para la pasión, y dispuesta a mi objetivo, partí hacia el bosque. Limpié mis energías, como había leído que tenía que hacerlo, abrí mi círculo. Prendí mi vela y comencé con mi ritual.

Del norte al sur o del este al oeste,

Haré que él venga, y en mí despierte,

Un amor tan poderoso,

Mi corazón y el suyo, son uno solo.

Si Adam es el indicado, solo dame una señal,

Si no es así, el amor verdadero llegará.

Hago un llamado a la Diosa para elevar el amor divino.

Como yo lo deseo. Que así sea.

Deje que la vela se consumiera, y luego, comencé a limpiar mi circulo.

Al terminar, emprendí mi viaje de nuevo a casa, con mis energías renovadas y mi esperanza a rebosar, en el oscuro bosque.

-¿Quién es Adam?- una voz, que después sabría, era de Jess, me desconcertó en el bosque.

Ella y dos chicas más, Lena y Jazmin, se convertirían, después, en mis maestras y amigas.

-No sé qué nos está pasando, es como si nuestro poder hubiese envejecido.- Jazmín caminaba a mi lado mientras Lena y Jess se encontraban a unos pasos adelante.

-No pienses eso, apuesto que seguimos siendo igual de fuertes, solo que ya no tenemos motivación...solo es eso- aseguré.

-Tienes razón, debemos encontrar un motivo, una fuerza mayor.

-No te preocupes Jazz, lo encontraré.

Las conversaciones terminaron en despedidas, cada una se dirigió a su casa con la promesa de comunicarnos pronto.

Así había sido hacia unos meses. Nos estábamos poniendo nerviosas. Al principio solo creíamos que nos faltaba energía, que estábamos cansadas y que cuando nos acostumbráramos a nuestras nuevas rutinas, volveríamos a ser tan poderosas como antes.

No podíamos estar más equivocadas.

Desde entonces no habíamos logrado hacer un hechizo. Y yo aunque no lo demostrara, ya no tenía ganas de seguir intentando. La niña rebelde ya se había ido, ahora una Noah responsable y dedicada había tomado su lugar. Había dejado de leer libros de ocultismo, de aprender nuevos hechizos y tampoco me comunicaba ya con mis hermanos wicca en otros países.

La llama se estaba apagando, y no había nadie que quisiera encenderla de nuevo.

LA PROTECTORA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora