Sujeto A1 la Traidora

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Narrador omnisciente 

Era la primera noche en mucho tiempo en la cual Newt no había tenido pesadillas y el sabia que la razón era ______, así que  se levanto de golpe y con una sonrisa en el rostro, tenia que hablar con ella pero lo que vio cuando se levanto se barrio cualquier rastro de alegría que el había sentido la noche anterior... todo era caos.

Miro por una  ventana por la que entraba una luz brillante y cegadora. El vidrio estaba roto y los fragmentos dentados se apoyaban en barrotes de acero entrecruzados. Del otro lado, había un hombre aferrado a las rejas con las manos ensangrentadas. Tenía los ojos muy abiertos e inyectados de sangre. Estaba poseído por la locura. Su rostro delgado y quemado por el sol estaba cubierto de llagas y  cicatrices. No tenía pelo, solo unas manchas verdosas que parecían moho. Una cortada salvaje le atravesaba la mejilla derecha. A través de la herida, que estaba en carne viva y supuraba, se podían ver algunos dientes. De la barbilla del hombre escurrían chorros de saliva rosada que se mecían con sus movimientos.—¡Soy un Crank!— aulló el horroroso monstruo—. ¡Soy un maldito Crank!

Y luego comenzó a repetir lo mismo una y otra vez, mientras la saliva salía volando con cada alarido.

-¡Mátenme! ¡Mátenme! ¡Mátenme!


-Shuck que feo es- dijo el asiático acercándose a Newt el cual ya no estaba de humor para tolerar sus comentarios sarcásticos- tenemos que ver si la puerta esta abierto o si los muy mierteros nos dejaron acá encerrados con esos locos esperando devorarnos.

Newt asintió y ambos empezaron a correr hacia la puerta.

Thomas el cual recién se había levantado miro a su alrededor y vio a los otros habitantes que daban vueltas por la habitación lanzando gritos frenéticos. Unos sonidos espantosos llenaban el aire, como si fueran los aullidos desesperados de animales que estaban siendo torturados. Vio a Sartén con la cara pálida, apuntando hacia afuera por una ventana. Newt y Minho corrían hacia la puerta. Winston, asustado, tenía las manos en el rostro cubierto de acné, como si acabara de ver a un zombi devorar carne humana y los demás se tropezaban unos con otros para mirar por las diferentes ventanas,manteniéndose a cierta distancia del vidrio.

  Desde atrás, una mano le golpeó el hombro. Lanzó un grito y, al darse la vuelta, se encontró con Minho, que miraba atentamente al lunático que lanzaba bramidos a través de la ventana.

—Están por todos lados— exclamó. Su voz tenía un tono de tristeza que concordaba perfectamente con lo que Thomas sentía. Parecía que todo aquello que se habían atrevido a soñar el día anterior se hubiera evaporado

—.Y no hay rastros de los larchos que nos rescataron-agregó.Durante las últimas semanas, Thomas había vivido en medio del miedo y el terror. Peroaquello era demasiado. Otra vez les habían arrebatado esa fugaz sensación de seguridad de que habían gozado. Sin embargo, ante su propio asombro, puso a un lado inmediatamente esa pequeña parte de sí mismo que quería volver a la cama y echarse a llorar como un niño. 

Sabía que alguien tenía que tomar el mando: para sobrevivir a todo eso, necesitaban un plan.

—¿Alguno de ellos ya logró entrar?—preguntó, al tiempo que lo inundaba una extrañacalma —. ¿Todas las ventanas tienen los mismos barrotes?

Minho asintió mientras escrutaba las hileras de ventanas de las paredes de la gran sala rectangular.

—Sí. Estaba muy oscuro anoche como para notarlo, especialmente con esas estúpidas cortinas. Pero en realidad las agradezco.

Newt Y Tu. Prueba De FuegoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora