Capítulo 1: El arte es ritmo

9.7K 395 66
                                    

Oía a los doce chavales acercándose por la senda que los demás senseis les habían indicado, y me puse a correr sigilosamente por las copas de los árboles para quedarme quieta en el gran claro del bosque, en el cual yo siempre entrenaba a mis nuevos alumnos. Por raro que suene, yo sólo entrenaba un grupo de doce un día, y luego los cuatro equipos de ese enorme grupo de niños entrenaba una semana conmigo por separado. Es decir, si hoy enseñaba un poco a este grupo, mañana entrenaría a un equipo durante una semana, y luego al otro durante otra semana, y así sucesivamente. 

- ¿Por qué tenemos que venir hasta aquí, tan lejos? ¿No puede enseñarnos en la villa?- protestaba la voz de un chico. Sonreí. Ya estaban a unos pocos metros del claro.

- ¡Cállate, vago!- gritó una chica, arreándole un sonoro capón a su compañero-. ¡Si nos han enviado aquí es para un refuerzo!

- Yo no necesito reforzarme- repuso otra voz masculina.

- Eso ya lo decidiré yo- dije en cuanto los vi aparecer. Yo ya me sabía todos sus nombres: el primer grupo era el de Uzumaki Naruto, Haruno Sakura y Uchiha Sasuke, el segundo el de Akimichi Chouji, Yamanaka Ino y Nara Shikamaru, el tercero el de Inuzuka Kiba, Hyuga Hinata y Aburame Shino, y el cuarto y último el de Rock Lee, Tenten y Hyuga Neji. Todos con trece años y listos para entrenar conmigo. 

- ¿Por qué tenemos que venir hasta aquí?- protestó Naruto de nuevo. Todos se habían parado frente a mí, mirándome con curiosidad. Cuando Naruto se fijó bien y sin desdén, la mandíbula se le quedó colgando-. ¡Eh, ¿tú qué clase de bicho eres?!

- ¡Naruto!- chilló Sakura, dándole otro capón. Reí. 

- Nada de que temerme, chicos. No soy tan fiera como parezco. 

De lo que se había asustado Naruto era de mis ojos en concreto: amarillo vibrante, con la pupila en vertical, como un tigre. Mi pelo negro, liso y por los lumbares, como las rayas de los tigres, combinaba a la perfección con mis orejas de tigre naranjas sobre la cabeza, que se movían con caa mínimo sonido. Al sonreír, se veía que mis colmillos eran algo más largos de lo que deberían ser, al igual que mis uñas, duras y afiladas. Además, era rápida y astuta como un tigre.

- Sí, yo soy Yaseichi Akira y soy la que os va a enseñar un par de trucos para vuestros entrenamientos- afirmé-. Antes de asignar a cada grupo de tres un sensei, entrenáis un día todos juntos conmigo y luego un grupo cada semana. Después de mi entrenamiento, os asignarán un sensei fijo. 

- ¿Y qué se supone que haces tú?- preguntó Ino.

- Sólo os diré una cosa: el arte... es ritmo. Y antes de que digáis nada, yo no uso ningún jutsu para lo que estáis a punto de presenciar.

Levanté mis brazos e imité una guitarra eléctrica, rascando con la mano derecha el aire y pulsando las cuerdas con la izquierda. Poco a poco, se empezó a oír una guitarra eléctrica, y ésta se fue formando bajo mis manos. Todos me miraban asombrados. Una vez la guitarra terminó de formarse, toqué con más ímpetu y acabé por hacerla desaparecer con humo, exactamente igual que como había aparecido. 

- ¡Eso es imposible sin usar jutsus!- saltó Rock Lee. 

- Entonces, ¿qué acabas de ver?- dije, sonriendo astuta. Abrió la boca para decir algo, pero la cerró al no encontrar las palabras-. Como ya he dicho, vuelvo y repito que no he usado ningún jutsu oculto ni nada de eso. Tampoco es ninguna técnica hereditaria. Lo he hecho con concentración.

Me di un par de toquecitos en la sien, dando más fuerza a mis palabras. Nadie comprendía nada. Me reí.

- Vais a ver que todos podéis hacerlo. Hinata, ven- llamé. 

Soy la esclava de los AkatsukiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora