Dos

5 1 0
                                    

Llevo apenas un mes aquí como voluntaria y ya se hace rutina el llorar. Como todos los días sobre las 10:00h llega un nuevo bote con hombres y mujeres de todas las edades en su interior.
Junto a algunos compañeros ayudamos a bajar a las personas que navegan en su interior y les repartimos algo de alimento y de agua. Me llama la atención una niña de unos ocho años a juzgar por su físico, la cual rechaza la comida que le proporcionamos y a continuación se aleja un poco del grupo para sentarse en el suelo. Decido finalmente acercarme a ella, me siento en frente y acaricio suavemente su pelo.

-¿Cómo te llamas?- pregunta levantando la mirada hacia mi -¿Sabes donde están mis papas?-

-Eh…- Se me ha roto el alma al oírla pronunciar esto último, en su mirada se puede ver reflejada la tristeza; me siento tan impotente ante esta situación. El no poder hacer nada por ella me está matando desde que la he visto - M… Me llamo Kate, ¿Y tú cómo te llamas pequeña? - Respondo intentando evitar la última pregunta.

-Encantada Kate, yo soy Becca - dice volviendo a bajar la mirada

-No hay que estar triste pequeña, ven, te voy a presentar a otros niños que también están aquí.

Me levanto y le ofrezco mi mano a la pequeña, ella la agarra con firmeza y repite el gesto que yo he hecho hace un par de segundos.
Le presento a unos cuantos niños que están también en este campo y enseguida se hacen amigos. La segunda parte de mi turno comienza; este trata de hacer actividades para los niños del campamento, en este turno coincido con Josh.

Normalmente lo que solemos hacer es montar algún pequeño espectáculo o alguna actividad para que se olviden de lo que están viviendo; hoy hemos decidido dejarles hacer un dibujo sobre algo alegre de lo que se acuerden o de algo que les gustaría hacer cuando vuelvan a sus casas con sus familias.
Noah, un niño iraní de cinco años, se acerca a mi mientras me extiende el dibujo que acaba de terminar. Lo observo detenidamente, es increíble como unas personitas que apenas han vivido entre cinco o diez años te pueden enseñar tanto; en el papel se pueden observar cuatro figuras, tres adultos y un niño.

-¿Quienes son las personas que aparecen en tu dibujo?- pregunto intrigada.

-Este es papá, está mamá, está tu y este yo- responde señalando cada uno de los personajes

-Te ha quedado precioso- y es que este niño me ha robado el corazón - Ven, vamos a colgarlo en el tablón principal, ¿te parece?

Dicho y hecho, un par de minutos después ese dibujo ya estaba colgado en el tablón de la entrada y sin darme cuenta, ya formaba parte de mi vida.

[...]

En Otra Piel (RC)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora