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Viernes, 09:13 AM:

Hablé con Jodie, Fatima y Heather, pero me percaté de que Catherine ya estaba sobre las barras metálicas estirando las piernas, así que me alejé de las demás. Me dirijo a saludar a mi amiga, bastante feliz ya que sabía que ella era la mejor. En un rato les voy a decir a mis alumnas que ya habían escogido a la correcta, pero sin saber quien. Realmente, soy yo la que elige a una bailarina, pero es obvio que de eso no se pueden enterar.

Olvidé decir que doy clases de ballet, gimnasia artística, danza y esas cosas. Me gusta tanto la música con la que se baila como el baile en sí. Me transmite tranquilidad, paz y alegría a la vez. Pero para hoy no haría mal un cambio de música...

Me siento muy animada con todo, llegó el día en el que empieza y no puedo dejar de pensar en lo que va a pasar. Se lo diré a todas mis alumnas en un rato, quiero darles la "buena noticia" tan esperada por todas. Aunque yo ya tenía en mente quien es la correcta hace semanas, preferí esperar un tiempo. Si se los decía rápido sería sospechoso.

Dejo que la pelirroja se concentre y me siento al lado de mi cámara, más o menos a mitad de la clase les contaré lo emocionante. No puedo sacar mi vista de encima suyo, sus movimientos son lo que tanto buscaba.

09:27 AM:

Chicas, tengo algo que decirles. – Me mantengo con la cabeza gacha para generarles confusión.

¿Qué pasa Amelia? –Una de las jovenes me pregunta algo preocupada. Levanto mi cabeza y les regalo una sonrisa enorme.

Ya eligieron a una de ustedes. –Al escucharme empiezan a saltar y gritar desesperadamente, contentas. En mi interior, estoy igual que ellas.– Les deseo la mayor suerte a todas.

– Gracias por darnos esta oportunidad. –Jodie me abraza y me sorprende ya que puedo sentir como un par de lágrimas mojan mi hombro. Correspondo su abrazo compartiendo sus mismos sentimientos.

10:02 AM:

La clase terminó y las chicas agarran sus bolsos, preparándose para irse a sus casas. Lo que no sabían es que no llegarían...

Vi a mis cuatro amigas esperándome al lado de la puerta, a lo que me acerco a ellas para decirles que no me esperen ya que tenía que guardar todas mis cosas y también responder alguna duda de las demás chicas. En cuanto pusieron un pie fuera del lugar, mi plan comenzó.

Cierro la puerta del salón y las jóvenes detrás mio con muecas de confusión no se hacen esperar. Les digo que simplemente me esperen un poco, ya que debía decirles algo.

En unas estanterías hay unas copas, de las cuales saco las que hacen falta. Dentro de un congelador pequeño se encuentra un champagne, justo lo que necesitaba para ese momento. Me doy la vuela con la bebida en la mano y una sonrisa en la cara. Las chicas me miran desconcertadas.

Tendremos que celebrar la noticia de alguna forma, ¿no es así?

La Obra PerfectaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora