Viernes, 10:37 AM:
Caminando por la calle (la cual no está asfaltada), rodeada de pequeñas casas (la mayoría llenas de gente que las alquiló para pasar unas pequeñas vacaciones, con sus coches estacionados a los costados de ellas), veo a mis cuatro amigas, a unos veinte metros delante mío. Decido asustarlas por la espalda ya que no se percatan de mi presencia debido a su alto volumen de voz. Doy unos cinco pasos para llegar a estar cerca de ellas, a lo que salto y hago sonidos raros con la boca cumpliendo mi objetivo.
— ¿Qué mierda? — Fatima dirige su mirada hacia mi, desorientada, mientras estallo en carcajadas — Amelia no me jodas...
— Tendrían que haber visto sus caras. — Digo, sin dejar de reír. Caterine me acompañaba, parecía no haberse asustado tanto como las demás.
— Ja-ja, si, que graciosa. — Agregó Jodie para luego seguir caminando a paso lento, como insitándonos a que la sigamos.
— Uhg, que amargas. — Comenté, poniendo una mueca de desagrado — De todas formas, tu grito fue el mejor.
La rubia me oyó y levantó su dedo medio de la mano derecha, queriendo decirme "vete al infierno". Heather rodó los ojos y pasó su brazo por encima de mis hombros para seguir nuestro camino. Nos adelantamos para alcanzarlas y Jodie hizo lo mismo con la que tenía al lado, reposando su brazo sobre la nuca de Fatima.
Conversábamos mientras Catherine estaba un poco apartada y distraída, a lo que Jodie la integra platicandole sobre el tema del que hablábamos.
— ¿Alguna tiene música buena descargada en su celular? Necesito escuchar algo más que nuestras voces. — Cuestiona Fatima para luego sacar el aparato anteriormente nombrado de su mochila — Yo tengo, pero sé que no les van a gustar así que... — Deja la frase en el aire y la interrumpo. Dice esto debido a que ella es más de escuchar rock y a nosotras nos aburre. Por suerte, también le gusta todo tipo de música.
— ¿Les parece esta? — Pregunto y pongo una canción de mi lista de reproducción. (multimedia)
Comienzan a escucharla y se mueven siguiendo el ritmo. Me uno a ellas y empezamos a "bailar" en el medio de la calle, sin importarnos los alrededores ya que las pocas personas que había en las casas no se fijarían en nosotras.
— Bailemos, pero también aceleremos el paso, no vamos a llegar nunca. — Propone Jodie un poco cansada, pero cuando nos damos la vuelta todas a la vez vemos a tan solo una cuadra de distancia a la pequeña laguna.
Nos miramos entre sí y corremos hasta llegar a la orilla. La más alta deja caer su mochila sobre el pasto a penas húmedo. Yo me siento encima de una piedra, totalmente exhausta, mientras que la pelirroja reposa tomando aire sobre sus rodillas y Jodie se sube arriba de la castaña sin dejarla respirar. La otra rubia da pequeños saltos sobre unas rocas ubicadas en fila dando paso a la laguna, mirando el hermoso paisaje que nos brinda este lugar.
Ninguna trajo cosas debido a que Fatima nos había avisado de que ella se encargaría, y así fue. Es la más organizada de nosotras y se nota.

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La Obra Perfecta
ContoAmelia, una joven de veinticinco años, tiene un pasado oscuro el cual no se lo reveló a nadie. A pesar de eso, procuró ser una persona "normal", igual a los demás. Nunca mostró su verdadera cara hasta el día clave, el día en el que haría "La Obra Pe...