Han pasado dos años desde la expulsión de Naruto, y en Konoha las cosas no iban muy bien... La Hokage estaba al borde de un ataque de ira con el consejo civil, debido a que desde hace medio año decidió quitarles el poder que habían adquirido sobre el control de la aldea, y eso le daba dolores de cabeza. Todo se originó cuando en la reunión con el Señor Feudal decían que Tsunade estaba perdiendo la cabeza con sus decisiones... sobra decir que aquél civil estaba en alguna celda en la prisión de Konoha. El feudal "ordenó" a la Hokage que para su próxima visita el consejo civil fuera solo eso, un consejo, que no tuviera poder ninguno en los asuntos de la aldea. Tendrían voz pero no voto. Y eso le daba dolores de cabeza, ya que el consejo civil no era el problema en sí, pero Danzou, Homura y Hotaru si eran el problema. Ellos habían conseguido mucho poder y no querían soltar el poder sin pelear. Claro que no lo hacían de frente, pero si disimuladamente. Sumarle a eso que últimamente había rumores sobre dos mercenarios que se habían vuelto sumamente poderosos y temibles en el bajo mundo: los Kuroi Shinigamis. Los reportes indicaban que trabajaban al mejor postor, pero solo iban a por ninjas renegados, lo malo de eso es que sus cabezas aparecían clavadas en una estaca en las aldeas de origen; y eso le daba pavor, no porque hicieran el trabajo de sus ninjas cazadores, sino porque el consejo argumentaba que podrían ser una amenaza para Konoha, y debía reconocer que en parte tambien pensaba igual. Dejo ir esas preocupaciones por el momento, para mirar una foto en su escritorio: en ella salían ella, Shizune y Naruto. Echaba de menos a ese truhán molesto, aunque nunca lo reconocería delante de él. Shizune no quería hablar del tema, pero más de una vez la escuchó llorar por su "otouto" como ella lo veía; sumarle el informe de su pervertido compañero de que aún no le había encontrado no la reconfortaba, y eso que dicho informe llego hace año y medio. Mataría a base de golpes a su compañero por tardar tanto en informar.
En otra parte de la aldea, los restantes novatos (que ya eran chunnin muchos ya) estaban en Ichiraku Ramen, como muestra de homenaje a su compañero injustamente desterrado. Incluso la pelirrosa encontraba injusto aquello, él había intentado más que nadie detener a Sasuke pero claro, entendía que como era el último Uchiha, el consejo le perdonaría todo, pero a Naruto no. Todos sabían quien era después del anuncio de la Hokage sobre quienes eran sus padres. Sobra decir que el único clan que siguió como si nada fue el clan Hyuga, a excepción de Neji, el cual veía a Naruto como alguien admirable que le sacó de su egocentrismo y de sus estupideces del destino; siempre le había criticado por no saber lo que era tener una carga que no se pidió, pero con el relato de que era el Jinchuriki del Kyubi, la soledad y el dolor que él vivió era nada comparado con el que vivió Uzumaki Naruto. Todos sabían quienes eran sus padres, la fama que tenían era conocido por todos. Los Inuzuka al saber quien era el padre de Naruto, siempre que podían mandaba rastreadores para traer a Naruto de regreso, idea lanzada por Kiba, ya que "el deber de todo Inuzuka era ser fiel a su manada y su líder al que juraban lealtad", idea que su madre, con una sonrisa, apoyó totalmente, ya que su mejor amiga era la madre de Naruto, la cual tuvo grandes momentos junto a ella. El trio Ino-Shika-Cho tambien pensaban igual. Sus padres eran amigos del Yondaime, y se preguntaban como es que no se habían dado cuenta antes, si tanto el Cuarto como Naruto eran copias de agua, salvo por los bigotes. Lee estaba siempre diciendo que la llama de la juventud de Naruto nunca se apagaría aun a pesar de todo lo que pasó y que lo consideraba un digno rival, aun mayor que Neji. Todos los demás sabían que encontrar a Naruto era su prioridad, se autoimpusieron esa misión de buscar pistas sobre su paradero siempre que salían de la aldea, no que a sus senseis les molestara aquello. Pero los que peor lo llevaron fueron Anko y Ayame: ellas dos conocían a Naruto desde pequeño, pero de dos maneras totalmente distintas. Anko se identificaba con él, odiada por el pueblo por haber sido alumna de Orochimaru; cuando en el examen Chunnin vió su desempeño, incluso barajó la posibilidad de tomarlo como aprendiz, ya que tenía potencial, además de que cuando de pequeño lo cuidaba le parecía divertida la forma de ser que tenía. Ayame sin embargo, desde que se enteró que Naruto fue desterrado, se negó a servir nada a cualquiera de los del consejo civil, igual que su padre. Intentaron cerrarle el negocio por aquello, pero debido a que ellos tenían licencia de admisión de personal, se quedaron con las ganas. Desde luego, la partida de Naruto causó conmoción, y más aun al saber que Hinata se fue con él. Muchos se preguntaron el porqué pero para tres personas, eso estaba más claro que el agua. Shino, Tenten y Neji sabían de los sentimientos de la chica por el rubio, siendo algo admirable por Shino hacer eso, Tenten decía que era lo más romántico que había y Neji solo sonreía: siempre que se enteraba de los planes de su tío para matar a Hinata, se lo comunicaba a la Hokage para que ella frustrara dichos intentos. Claro que sin pruebas claras, no podía acusar a Hiashi, ya que siempre usaba intermediarios y cuando los capturaban, no le reconocían puesto que o usaba o un Henge o eran otras personas. En ese momento, unas explosiones de humo sacaron de sus pensamientos a los chicos, ya que unos ambus solicitaron la presencia de algunos de ellos por la Hokage para una misión.