Capítulo II

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Capítulo II

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Mi pasado (primera parte)

El siguiente capítulo relata cómo se conocieron Goku y Milk. Espero que lo disfruten.

Habían pasado diez años desde la primera vez que la vio. Goku estaba muy triste porque su padre había considerado adecuado alejar a Raditz de su lado para mandarlo a una clase de colegio, dejándolo a él solo con su abuelito Gohan. El anciano no tenía parentesco alguno con el pequeño, pero era de total confianza de su progenitor y además se había ganado el cariño del niño a pulso; a pesar de ello su hermano le haría verdadera falta. Primero fue su madre, luego su padre y ahora Raditz que se alejaba de su lado, una verdadera injusticia si se consideraba que Goku en ese entonces tenía diez años de edad, un niño que crecía sin su verdadera familia, en un lugar apartado y ahora, sin un compañero de juegos.

Aquella mañana usó como pretexto un asunto importante que su abuelo debía atender para dar un paseo por el bosque. Caminaba lentamente y cabizbajo bajo los verdes árboles de la Montaña Paoz, a su alrededor los pájaros cantaban y un suave viento removía su peculiar cabellera. Pateó una piedra que se interponía en su camino, la cual golpeó un árbol y cayó entre unos arbustos: nada demasiado importante para preocuparse por ello. Detuvo sus pasos de improvisto al aspirar el suave aroma de la primavera, una fragancia que le recordaba a su madre, una memoria que estaba cada vez más borrosa por el paso del tiempo y también por el poco tiempo que pasaron juntos. Si al menos su padre le hubiese dejado un retrato, una fotografía suya, no se esforzaría en recordar cada detalle de su rostro cada mañana. Bardock le decía que había muerto. ¿Cómo? No quería decírselo. El único consuelo que le quedaba era que el día de su muerte se reuniría con ella, pero faltaba tanto todavía. No es que deseara a su edad la muerte, pero cuando se es pequeño el paso de los años era muy lento.

Levantó el rostro hacia el cielo. Las ramas de los árboles impedían que tuviera una vista completa del firmamento, permitiendo tan sólo que unos cuantos rayos de sol se colaran a través de ellas, mas éstos eran lo luminosos suficiente para que no pudiera abrir completamente los párpados, a riesgo de lastimar sus ojos si lo hacía a causa de la intensidad de la luz. Al mantener los ojos entrecerrados y la poca visión que la luminosidad le permitían, creyó ver algo parecido a una figura humana entre el ramaje; tal vez pudo ser producto de su imaginación, pero por la sorpresa que ello le causó abrió los ojos y la luz solar lastimó su vista.

Cerró los ojos, cientos de lucecitas flotaban ante su vista si lo hacía, además de un ligero ardor que en un ellos apareció. Tras unos instantes la molestia se desvaneció y dirigió cuidadosamente su vista hacia el follaje. No había nada. Hubiese pasado por alto lo que creyó ver, pero las ramas se movían demasiado como para ser acción del viento, y también porque los violentos movimientos hacían que las hojas cayeran a su alrededor. Volvió a revisar el espacio aéreo para disipar sus dudas; como no vio nada se relajó un poco, pero antes de darse media vuelta y marcharse, un peculiar ruido lo puso en alerta. Habría atacado al intruso... pero se detuvo a tiempo.

Ahí estaba ella. Una niña de su edad, el cabello negro y lacio caía grácilmente sobre sus hombros, un flequillo ocultaba su frente; los profundos ojos negros, nariz pequeña y labios delgados contrastaban con la blancura de su piel. Llevaba un vestido azul largo hasta la rodilla con algunos detalles en color morado, y completando su atuendo calzaba unos botines también morados.

«Curiosa» pensó Goku, lo único que pudo pensar antes de notar la expresión en su rostro, una mezcla entre confusión y asombro de verlo.

Se observó a sí mismo de pies a cabeza, a su parecer no había nada malo con él, así que ahora el confundido era el pequeño. Miró a la pequeña que ahora estaba a unos metros de él corriendo rápidamente. ¡Entonces era eso! Ella quería jugar, o al menos así lo quiso creer, pareciéndole espléndida la idea echó a correr hacia ella. Aunque cortas, sus piernas eran fuertes, por lo que fue cuestión de segundos en estar casi a la par suya, mas el reto era demasiado fácil. Trepó a un árbol y con agilidad la siguió desde las alturas, aunque la niña miraba ocasionalmente a su persecutor y no parecía muy contenta con el juego. Adelantó el paso y descendió por las ramas cayendo frente a ella sin darle oportunidad de frenar su carrera, por lo que la colisión fue inminente; de un instante a otro, la pequeña yacía sobre él.

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⏰ Última actualización: Feb 27, 2017 ⏰

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Aún vive la esperanza [Goku&Milk]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora