Capítulo 3

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Querido diario:

Mi vida es hermosa, sin duda alguna una de las mejores, el patán de mi novio me dejó borracha y conocí a dos nerds que me llevaron a casa, son un caso, pero milagrosamente me caen muy bien, Harold está guapo, creo que me gusta y Sthephany es una niña muy callada, creo que ha tenido un pasado duro, ella es de dinero, mucho dinero, y no es que me interese, simplemente compruebo la teoría que entre más dinero más infelices son.

Creo que ellos son buenos amigos...

Cuando comencé a leer mis ojos se llenaron de lágrimas, lo escribió el día que nos conoció, cuando despertó y estaba en casa de Harold y nos acusó de secuestradores, hasta que le explicamos lo que había pasado. Sin duda alguna fue un día épico para nosotros, nunca dijo que Harold le había gustado desde ese entonces, había muchas cosas que no entendía, ¿Qué tenía que ver eso con su muerte?, había tantas preguntas que quería hacerle, sin embargo ya era tarde, los recuerdos llovían como tormenta en mi cabeza, solo respiraba muy lento, ya no había tiempo, era muy tarde.

Harold llegó y me vio así. Me abrazo y llore con más fuerza

-Tenía tantas cosas que preguntarle-solloce casi gritando- y ya... ya no está Harold, se fue

-shhhh tranquila

-¿Por qué se fue así? Simplemente no lo entiendo

Me derrumbe y caímos al suelo los dos llorando, odiaba estar así, a veces quería odiarla, odiarla por dejarnos de esa manera, sin explicaciones, sin pensar en el daño que nos hacía.

-Prometió que jamás se iría y no cumplió- ya no tenía fuerzas para gritar, simplemente ya no había nada de mí.

Pasaron tres días antes de volver a leer el diario de kristhen. Prácticamente hablaba de cosas sin sentido que ya sabíamos, como de la lista de chicos con los que se había acostado, o de su novio que le doblaba la edad que tuvo en 3 de secundaria y primer año de prepa, no hablaba mucho de él, hasta que algo llamó mi atención.

Yo no quería, me dejé porque creí que así no me dejaría y aun así me dejó.

Me había contado que fue el primero en su vida, pero nunca que fue algo prácticamente obligatorio, no podía seguir leyendo, dolía enterarse de cosas, dolía saber que no había confiado completamente en mí, creí saberlo todo de ella, hasta que se suicidó, solo podía mencionar eso en mi cabeza, nunca podía mencionarlo en voz alta, era como si ella aun siguiera aquí, con nosotros, que en cualquier momento ella aparecería con sus chistes tontos, que, milagrosamente nos hacia reír a carcajadas, al punto que mi abdomen dolía. Pero no... en algún momento tenía que dejar de esperar que ella regresara, porque se había ido, se había ido para siempre y no volvería nunca.

La madre de Kristhen desapareció prácticamente, la llamábamos para saber cómo estaba, pero nunca contestó, la intentamos contactar, pero no había manera, mi psicólogo me dijo en ese entonces que probablemente no quería hablar con nosotros porque le recordábamos a Kristhen y, al igual que nosotros, estaba intentando superarlo, y encontrar una explicación buena para su partida. Estábamos demasiado rotos, Kristhen nos había dejado demasiado rotos. Era mi mejor amiga, o eso creí, egoístamente pensaba en lo cobarde que había sido para dejar este mundo de esa forma, sin decir adiós, sin dejan una buena carta de despedida, solo dejo unos estúpidos diarios que yo leía y que me lastimaba enterarme de cosas que no me confió, se supone que habíamos hecho una promesa de NO SECRETOS ENTRE NOSOTROS, pero ella los tenia, apenas llevaba leyendo un mes de su diario y ya había encontrado de que, prácticamente su ex la violaba, que, aunque no mencionaba violencia, si ella no lo consentía ya se consideraba violación.

Maldita vida. La vida es cruel, y no hay finales felices, solo gente que se conforma.

Harold estaba viendo una nueva chica, iba en su salón y la llevaba mucho al departamento para estudiar, eso me enojaba, y me preguntaba porque la había olvidado tan rápido, hasta que me grito:

-¡SOLO INTENTO SEGUIR CON MI VIDA!, esto es una pesadilla...

Ahí me di cuenta que solo me había enfocado en mi dolor, y no había visto todo lo que había sufrido el, la manera en la que veía al horizonte en las mañanas, probablemente buscando una explicación, o la manera en la que nunca ponía atención a las películas y que por eso le valía que pusiera transformers o bambi, o cuando tardaba una hora en el baño y salía con los ojos llorosos, nunca me había dado cuenta de su dolor y me sentía una pésima amiga por eso.

Mi madre se enojó por mandar todo a la mierda, un día llamo y dijo:

-No puedes mandar todo a la mierda porque la estúpida de tu amiga se suicido

Me dolió tanto, no porque lo dijera ella, porque había dejado de tener importancia en mi vida hace mucho tiempo, sino porque en parte tenía razón y porque ella nunca me había apoyado como lo hizo ella.

-Ella me apoyo más que tú a mí, No me llames más mamá, por favor.

-Tienes una plaza que heredar ¡Vuelve Ya!

Le colgué, mi padre intento convencerme de estudiar derecho, pero simplemente mande todo a la mierda, como ella había dicho.

Empecé a buscar trabajo, no encontraba nada que me gustara, la mayoría de los trabajos era de mesera, y servir comida no es lo mío, no sabía qué hacer, necesitaba ayudar a Harold con los gastos, aunque el dijera que no me preocupara, pero algún día el seria médico, tal vez tendría una familia y no podría mantenerme toda la jodida vida.

Comencé a trabajar en una cafetería, no de mesera, si no de cajera, los números no eran lo mío, pero no se me daban tan mal, mi sueldo era pésimo, así que empecé a ahorrarlo, por cualquier cosa, trabajaba de 6:00 am – 02:00 pm, la mayoría llegaba temprano, antes de comenzar el trabajo o la escuela, había momentos que me estresaba, demasiada gente, pero debo admitir que ayudaba, me distraía y era precisamente lo que yo necesitaba. Dejar de pensar en su muerte, tenía que empezar a mirar más allá, tenía que continuar con mi vida. Aunque en el fondo sabía que eso no sería posible, al menos no en ese momento.

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⏰ Última actualización: Feb 28, 2017 ⏰

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Con amor: Kristhen UnderwoodDonde viven las historias. Descúbrelo ahora