Takahiro era finoli finoli.
Le gustaba mostrar sus apariencias, no se guardaba nada. Se arreglaba el pelo y siempre era el que tenía el uniforme más prolijo. Las manos más elegantes, las expresiones más sofisticadas. Y la sonrisa más blanca.
No le importaba que le dijeran que era más metrosexual que Oikawa, porque al fin y al cabo todos sabían que eso era imposible. Seguiría cambiándose el aro que tenía en la oreja derecha y echándose desinfectante en él todas las mañanas. No dejaría de ponerse el desodorante más caro por eso.
A Matsukawa le fascinaba desde un lugar amistoso. Claro que eso era al principio. Podía ser una tremenda admiración que le tenía por verlo siempre con la cara perfecta a las siete de la mañana, la corbata en su lugar justo y ese aspecto tan cuidado, aunque después fue cambiando esa mirada. Todos los días aparecía en la puerta de su casa con aquella sonrisa genuina y sugerente que le infundía demasiada tranquilidad.
Jugaba volley de manera serena y meditada. Sus movimientos siempre solían ser acertados, aunque no destacara mucho en el equipo pues tampoco empeñaba todo su esfuerzo en ello. Utilizaba la carga justa de dedicación. Ni más, ni menos.
Makki era así.
—Préstame desodorante, Oikawa —pidió Matsukawa desde su locker en el vestuario.
Ni bola. Setter y as hablaban de tácticas de juego. El entrenamiento ya había terminado pero no podían esperar ni un segundo para entablar conversación sobre volley. Ni siquiera si se estaban cambiando la camiseta. Francamente, tanto Mattsun como Makki como Watari como Yahaba como los senpais de tercero pensaban que el volley era la única forma que tenían esos dos de no estarse agarrando a golpes o insultos o quién sabe qué.
Mattsun rodó los ojos.
—Makki...
—Sí, toma —le dijo Takahiro lanzándole el desodorante desde el banco, donde se sacaba las zapatillas. Matsukawa lo atrapó al vuelo—. Deberías traer uno, Issei.
—Se me terminó.
—Porque te pones medio bote cada vez. Así claro.
—Hm... —murmuró—. La cantidad necesaria.
Hanamaki no respondió nada porque miraba con cansancio a Iwaizumi y Oikawa que comenzaban a levantar el tono de voz. Siempre lo hacían.
—Joder. ¿Es que no pueden pasar un minuto sin pelearse? —rió con una pequeña sonrisa torcida.
—Oikawa habrá empezado con sus flirteos de niño de cinco años e Iwaizumi a tomárselos mal.
—Seguramente.
—Sí.
—¿Les hablamos?
—No, que se peguen.
Aunque estuvieran en segundo año ya conocían el tipo de relación que tenían Tooru y Hajime. A veces era mejor no intervenir, a no ser que se estuvieran matando entre ellos.
—Algún día terminarán con esa tensión sexual —comentó Matsukawa, aunque no pensaba que en ese mismo momento todo el vestuario se quedaría en silencio y todas las cabezas se giraran hacia su dirección. No, no contaba con eso.
—¿Qué dices idiota? —preguntó Iwaizumi a la defensiva, del otro lado de la sala. Tooru cruzado de brazos y al parecer también ofendido.
—¡Es la verdad! —se excusó.
Hajime se acercó a él pero Takahiro se colocó en medio de ambos.
—Ya cállate Iwaizumi, y acepta que así van las cosas —dijo en tono neutral, defendiendo a Mattsun.
ESTÁS LEYENDO
Desiderátum [Haikyuu!!].
FanfictionOikawa regresa a su tierra natal, Miyagi, después de haber pasado tres años en el extranjero. Iwaizumi lo espera sin esperarlo realmente. Todo ese tiempo se ha dedicado a hacer su vida, estudiando medicina, aprendiendo algo del inglés que siempre od...