Alexia Pimpper

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Alexia Pimpper era una muchacha de cabellera larga y rubia, de ojos color miel y una sonrisa amplia y contagiosa, que dejaba ver sus característicos brckets trasparentes. No solo era la chica más linda del colegio sino también la que mejor se levaba con todos los varones de su curso y del A, al lado suyo ellos se olvidaban de su política de "las chicas son aburridas" para concentrarse en La Chica que les hablaba animadamente, contaba chistes y se reía de los suyos como ninguna otra. En fin, los tenía a todos a sus pies. Había algo más en ella que todos amaban y era que no lo sabía o se hacía la que no pero, sea como fuere, jamás escucharían salir de sus gruesos labios nada que lo denotara: no alardeaba ni presumía con nadie el hecho de tener a toda la escuela tras ella y, tal vez sea por eso, que tampoco había chicas que quisieran alejarse de ella, todas eran sus amigas y todas la admiraban. Su único defecto (repito, el Único) era que no se veía interesada por ninguno de nosotros. Ni altos ni bajos, ni deportistas ni vagos, ni amigables o más bien tímidos, ni de nadie. No es que ella fuera un premio ni un trofeo, ninguno de nosotros sentía que fuera una competencia por ganar su cariño pero, en el fondo, todos lo buscábamos.

Yo era un año menor que ella por lo cual nunca habíamos cruzado más de un par de palabras en el recreo o por los pasillos pero nada que se pudiera destacar y, sin embargo, ahí estaba yo y ahí estaba ella. Minutos antes la había visto cuchicheando con unas amigas y viéndome todas y volviendo a cuchichear y a verme y así. Supuse que era por mi nuevo buzo gris de HyM que llevaba puesto pero al ver a Alexia acercarse a mí sola entre en duda.

-Holis- me dijo.

-Hola- conteste.

Se hizo un silencio que me sirvió para darme cuenta que este encuentro nada tenía que ver con mi campera. Sentí como si todo el ruido que hacían los demás alumnos se hubiera hecho a un lado para dar paso a algo más importante, mi conversación con la chica más guapa de la escuela, si no de el país o el mundo.

-Vos sos Pedro, no? Soy Alexia. Pimpper, Alexia Pimpper- Se rió, esto último la había hecho sonar un poco como espía secreto.

-Si, si, ya sabía.

Estúpido. Ahora parecía que iba por ahí preguntando su nombre y, aunque lo hacia, eso sonaba tan ridículo ahora que ella lo sabía. Yo no era el único! Todos sabían quien era!

-Pero sos Pedro Preisbich, no? Tu maestra me dijo que eras vos.

-Si, soy yo.

Sentí como el mundo entero frenaba ante tal ideal. La sola mención de que Alexia Pimpper no solo sabía mi nombre sino que había recurrido a la señorita Muñoz para averiguarlo hablaba de un sueño hecho realidad para cualquiera de mis compañeros. En dos segundos deje de sentirme un cachorrito temblando tras la gran amenaza de quedar como un tonto para ser un enorme bulldog capaz de superar cualquier batalla. Todo a mi alrededor parecía haber frenado. Nadie corría. Nadie jugaba al futbol ni a la mancha. Nadie se sentaba en el banco a charlar.Nadie compartía golosinas. Nadie compraba sanguchitos. Nadie, nada. Todos nos miraban.

-Buenísmo porque todos dicen que ademas de ser el mejor jugador de handball de tu curso...

Un alago falso pero alago al fin (puesto que yo no era el mejor en ningún deporte ni el peor tampoco), una chica que me buscaba, cuchicheo con amigas y un chico que no era ni alto ni bajo, ni deportista ni vago, ni amigable ni más bien tímido: cada cosa que ella decía sentía que estaba más y más cerca de eso que todos esperábamos de ella, una muestra de afecto, una confesión de amor hacia algún afortunado que la habría enamorado.

-Vos decís?- la interrumpí- Yo hubiese dicho que era Nacho, él juega en un club y todo.

-Bueno pero vos también sos muy bueno y en el quemado siempre te queman último.

Eso tampoco era cierto y hasta me resultó algo fastidioso pero me pareció que, si seguía corrigiéndola, se iría y yo me quedaría sin la oportunidad de saber si se me iba a declarar, si me iba a pedir que la ayude en educación física o solo me quería decir que tenía el cierre bajo. Al pensar en esta posibilidad no pude evitar mirar haca abajo y allí estaba mi cierre esperando a ser cerrado, lo hice y noté que mis mejillas se ruborizaban un poco, espero ser el único en haberlo notado. De todas formas, no iba a dejar de gustarle por eso, porque si seguía ahí, seguro que yo le gustaba por lo menos un poco. O un poco mucho.

-Bueno- siguió tras una breve pausa-, igual lo que venía a decirte. Bah, más que decirte, preguntarte es...

¡¿Preguntarte?! La cosa se ponía cada vez mejor no solo venía a decirme que estaba perdidamente enamorada de mí, un chico menor que ella y que, al parecer, era bueno en el quemado, sino que también me iba a preguntar si quería ser su novio. Obvvvio que quería! Todos querrían ser su novio!...Yo también quería? Si, si que quería, tenía que querer. Bueno, no sé, yo creo que sí. Claro: si yo fuera su novio debería aclararle que no era tan bueno en los deportes pero tampoco tan malo. Ah! Y otra cosa: no podía saber nadie. Nadie. Nadie menos mis mejores amigos. Y los suyos, para ser justos. Y mi curso, mi curso merecía saber. Y el suyo, para ser justos. Y el B. Y su A, para ser justos. Pero nadie más.

-...si sos amigo de Ricardo?- Terminó.

Ahora la ruborizada era ella. Tal vez se acobardó. O tal vez solo quería estar segurísimo de que yo era yo, después de todo Ricky era mi mejor amigo.

-Si, claro. Tomo la leche en su casa todos los jueves- respondía aún saliendo de mi sorpresa-, por?

- Es que es lindo, entendés? Ni alto ni bajo, ni deportista ni vago, ni amigable ni más bien tímido. Y él me parece que me gusta.

Hubo un breve intervalo, yo quedé atontado, con mi mente trabajando a toda velocidad para asimilar la información y decidir si salir corriendo a contárselo a todos, solo avisarle a él o si no hablarle nunca más a ese cretino que se atrevía a robarme a mi novia. Aunque, claro, había aún en aquel me parece una mínima posibilidad de que fuera una broma o, simplemente, una equivocación. Alexia se veía pensativa y avergonzada.

-No, no me parece.- Siguió, envolviéndome en intriga con un precioso moño de confusión.-Estoy segura, segurísimo! Él me gusta y te quería preguntar si crees que yo le gusto.

POP! Globo de la euforia reventado. POP! El de la amistad también. POP! Allí va mi amorcito por aquella muchacha que acababa de romper mi corazón. BOOM! Bomba de furia que explota.

-Sí- dije como si nada, sabiendo que Ricky no me perdonaría jamás habérselo dicho-, si yo creo que le encantas.

- En serio?- Exclamó emocionada.

- Si, obvio. Es más! Yo mismo creo que harían una pareja adorable.-Ahora yo estaba gritando y sentí la mirada de todos sobre mí de nuevo, pero esta vez eran reales. No me importo y seguí cada vez más alto - Es decir tú eres odiosa y él es tonto, qué podría salir mal?

Me fui con la cabeza en alto hacia el baño y nunca más supe de esa chica de cabellera larga y rubia, de ojos color miel y una sonrisa amplia y contagiosa, que dejaba ver sus característicos brckets trasparentes, que, ademas de ser mayor que yo,era una tremenda idiota. 

Alexia PimpperDonde viven las historias. Descúbrelo ahora