Dulce hipocresía la que adorna mis palabras con inexistente ligereza. Que vuele lejos la verdad que no es necesario que sea conocida. Y tras contar siete, la prosa aturde nuestros sentidos volviéndonos vulnerables.
¡El espectáculo debe continuar!
El maestro ha vuelto a hablar ante sus horribles marionetas. Sus alentadores discursos se tornan cínicos cuando salir a actuar es su cometido. Y las marionetas vuelven a ser usadas,sin voz ni voto.
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Lápices Rotos
PoesiaCuando tus ojos lloran tinta Y el pergamino se abarrota El fulgor de una prosa extinta Sanará tus manos rotas.