-¡Tienes que ir! - gritó Jungkook, jalandome del brazo.
-¡No! ¡Dios mio, Jungkook! ¡Sueltame! ¡Te dije que odio los hospitales! - le grité, pataleando, ¿Cómo una niña? Si, posiblemente, pero... servía de algo.- ¡Kookie!
Él se detuvo.
Se giró.
Me vio.
Se acercó, mucho a mi rostro.
Me acorraló a la pared.
Y me susurró encima de los labios.
-Si me amas, irás... - que patán...
Pataleé por última vez y resignado, fuimos al hospital.
Él, Jungkook, kookie, mi amado novio me obligaba a ir al hospital porque según él tenia miedo de que yo pudiera tener cáncer cerebral, romántico, lo sé.