|Comienzo|

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La joven corría despavorida a través de los grandes bosques de Beacon Hills. De vez en cuando chocaba contra un árbol debido a la velocidad en que avanzaba. No sabía hacia donde ir, pero eso no la detendría.

No se dejaría atrapar otra vez.

Siguió corriendo hasta que encontró una carretera vacia y se detuvo. De pronto, toda la adrenalina que sintió mientras corria se desvaneció y cayó de rodillas al suelo completamente agotada. Dejó que la lluvia la empapara por completo.

Los minutos pasaron y, a unos treinta metros de donde se encontraba, escuchó el motor de un auto. No se movió de su lugar, si era uno de ellos lo acabaría en un segundo.

El vehículo se detuvo a un metro de la chica; era un jeep color azul. Alex observó como un chico delgado, con el cabello casi al rape, bajaba corriendo de el jeep y se acercaba a ella.

- ¡Oh por dios, ¿Te encuentras bien?!- Le preguntó agachandosé mientras se quitaba su chaqueta y la colocaba sobre los hombros de ella. Se dio cuenta que la chica sólo vestía una camiseta gris larga que llegaba hasta sus rodillas.

Alex negó con la respiración agitada.

-¿Quieres que te lleve a un hospital o a la comisaría del pueblo?- Volvió a preguntar.

-No.

-Bien, bien. Tranquilízate, ¿sí? Vamos a mi jeep, morirás de frío aquí.- La ayudó a ponerse de pie y la guió hasta el asiento del copiloto. Una vez adentro el chico se presentó.

-Soy Stiles, por cierto.- Arrancó el jeep y comenzó a conducir.- ¿Tú cómo te llamas?

-Alex.

-No hablas mucho, ¿cierto?

No respondió a su pregunta y se limitó a observar a través de la ventana.

-Cómo sea. ¿Tienes familia o algo?, ¿Recuerdas dónde queda tu casa?

-No tengo.

-¿No tienes qué?

-No tengo familia... y mucho menos una casa.

Alex subió sus pies a el asiento y abrazó sus rodillas.

-Si quieres puedes quedarte hoy en mi casa.

Si la situación fuera otra no aceptaría, por el simple hecho de que no confiaba en él, pero, viendo sus limitadas opciones, movió su cabeza de arriba a abajo dándole a entender a Stiles que aceptaba su propuesta.

-Bien, allá vamos.

Durante el viaje ninguno volvió a hablar. Al llegar a la casa de Stiles, éste se aseguró de que su padre no estuviese, para luego llevar a la chica a su habitación. 

- Dame tu mano.- Le pidió Alex.

Stiles obedeció inseguro.

Cuando sus dedos tocaron la palma de la mano Stiles diferentes imágenes pasaron por su cabeza. La mayoría eran recuerdos en los que el muchacho se encontraba con Scott, otros con su padre y su difunta madre, pero le sorprendieron algunos en que Stiles observaba a una preciosa chica pelirroja. 

Alex |Teen Wolf |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora