Capítulo 2.

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- ¿me podrías decir donde mierda estabas?

-Lo lamento papá, se me hizo tarde.

- ¿se te hizo tarde? Confío en ti para que me guardes la espalda y llegas tarde, ¿te das cuenta que pude haber muerto?

-Lo sé, pero no pasó, tú estás bien, yo estoy bien... –dije estacionándome frente a la casa de mi padre, lo miré

-Te mudarás a casa otra vez- dijo abriendo la puerta del auto

- ¿qué? Sabes que eso no sucederá

-Si vas a seguir trabajando para mí, harás lo que yo te ordene, no puedes vivir lejos de aquí, mucho menos en esta especie de trabajo.

-No lo haré, quiero mi privacidad, tengo 19 años, yo decido que hacer – encendí el auto

-O te vienes hoy por la noche o mejor ni siquiera vuelvas por aquí. –dicho esto, se bajó del auto, golpeé el volante y arranqué.

Me estacioné en el garaje del departamento y tomé el ascensor hacia el piso 7, mi hogar. Llegué a la puerta y la abrí con mis llaves, entré y cerré con un portazo.

-Vaya, parece que no vienes con buen humor – dijo Mad desde el sofá

-Fue un día del asco. –dije tirándome al sofá – nos vamos

- ¿qué? ¿a dónde?

-A la casa de mi padre

- ¿QUÉ? – gritó

-Llegué tarde hoy al trabajo y ya estaban todos ahí, fui el peor guardaespaldas –reí

-No sentí cuando te fuiste en la mañana

-Lo sé, estabas durmiendo profundamente, por un momento pensé que estabas muerta – reímos – empaca tus cosas Mad

- ¿nos vamos en serio?

-Si no nos mudamos perderemos el empleo, bueno...yo.

-Pero es tu padre, no creo que haga eso

-Oh créeme, lo hará. – me dirigí a mi pequeña habitación y tomé una de mis maletas, comenzando a guardar mi ropa. No puedo creer que en serio me vaya a mudar de nuevo a ese puto infierno, sólo quería irme de allí y ahora tengo que regresar, no sé hacer nada más y mi padre me tiene todas las tarjetas de créditos y el dinero bloqueado ya que cuando me fui de casa no quería ni volver a verme, esto de ganarme todo por mí misma ya me está cansando. Pobre Mad, es imposible que no nos peleemos todo el tiempo con nuestro padre en esa casa, ella siempre termina afectada y cediendo, perdonándole todo a papá, es muy sensible y él se aprovecha de eso.

Cuando los padres de Mad murieron, ella tenía 2 años de edad, la dejaron al cuidado de mi familia y hemos estado juntas desde ahí, no somos una sin la otra y es una hermana para mí y obviamente, como una hija para mis padres, pero eso no evita que también se pelee con ellos, precisamente por eso nos fuimos, no queríamos más estúpidas peleas.

Tomé las maletas y las dejé en la puerta de entrada, donde ya estaban otras tres maletas de Mad, me dirigí a la cocina y ella estaba preparando un sándwich.

-¿estás lista? – pregunté

-¿sinceramente? Nunca estoy lista para volver a casa

-Echaré de menos aquí

-También yo, nuestro pequeño espacio, pagado con nuestro puto esfuerzo

-Y viendo esta casa, fue una mierda de esfuerzo – reímos fuertemente

-Algo es algo, mal agradecida

-Al menos allá volveremos a tener todo el dinero que queramos

-Sí, pero volveremos a lo sucio Chloe – dijo con tristeza

-Siempre hemos estado en lo sucio, desde que nacimos

-Pero volver allá, será como estar aún más cerca de eso, quisiera tener una vida normal, sin tener que matar, sin tener que amenazar, quisiera que dejaran de temerme – la miré con ternura

-Mad, tú sabes que puedes escapar de esto, tú puedes irte, te puedes alejar, hacer lo que te gusta, siempre te lo he dicho

-No puedo hacer eso, no puedo alejarme de ti, de mi familia, me iría, pero sé que volvería de una u otra forma y no puedo negar que a veces me gusta el respeto que me tienen – reí

-Me encanta eso, me encanta el respeto, la adrenalina de hacer esto, no me gusta matar, pero estoy tan acostumbrada que a veces pienso que ya no tengo sentimientos

-Tampoco yo –dijo Mad, abriendo los ojos

-Eres una mentirosa, eres muy sensible, mamá dejó mucho de eso en ti

-También lo eres Chloe

-No, no creo, papá me educó como una mierda sin corazón, supongo que lo logró

-Si no tuvieras corazón ni nada de sensibilidad, me habrías abandonado hace mucho tiempo

-Es diferente Mad, eres mi hermana, mi mejor amiga, mi puto cable a tierra

-Y me decías a mí que soy sensible, ¡JÁ! – reímos a carcajadas

-Eres una maldita loca. ¿estás lista?

-Siempre baby. – Salimos del departamento con las maletas y tomamos el ascensor, caminamos al garaje y acomodamos todo, nos subimos al auto y nos fuimos a casa.

-¿estás nerviosa?

-¿por qué lo estaría? ¿tú lo estás Mad?

-No, bueno...un poco

-Tranquila, todo sigue exactamente igual, o al menos eso creo

-¿mamá estará enojada aún por que nos fuimos?

-Mamá nunca se enojó, quedó un poco dolida, pero siempre ha tenido la esperanza de que íbamos a volver a casa otra vez, supongo que tuvo razón. – detuve el auto por un semáforo en rojo.

-Mira, ¿es el chico del otro día? –observé por la ventana y estaba Mason saliendo de un bar con su amigo

-Sí, es él

-Chloe, ¿qué estás haciendo?

-Me estaciono, quiero ver que está haciendo – detuve el auto y bajé, con el arma siempre en mi abdomen, mientras Mad hacía lo mismo – voy a seguirlos

-¿para qué?

-Tú solo cúbreme – comencé a seguirlos de lejos, me agaché para pasar por debajo de un cartel de metal y seguí caminando despacio y sin hacer ruido, cuando escucho un fuerte golpe, miré detrás asustada y estaba Mad, en el suelo tocándose la cabeza - ¿Qué mierda te pasó?

-No me di cuenta del puto cartel – reí despacio – no te rías estúpida, me dolió y solo vine aquí por tu culpa – dijo enojada

-Lo siento Mad, pero ¿cómo no viste este gigante cartel? – reí más fuerte

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Imagen Alexis Ren/Chloe.

Mason.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora